Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

Salto de calidad

2018-11-23 | DAVID FAITELSON
DAVID FAITELSON
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Algunos tienen como objetivo terminar el día, otros la siguiente semana, algunos más el torneo, el año o el ciclo mundialista. La mirada del futbol mexicano está enfocada en el 2026. Y el objetivo es tan simple como complejo: dar el salto de calidad…

Yon de Luisa parece colocar sus esfuerzos y sus sueños en el sitio adecuado: un entrenador argentino para buscar el anhelado paso que tanto se le ha negado al futbol mexicano en los últimos Mundiales; el regreso a la Copa América para la Selección y la vuelta de los clubes a la Copa Libertadores de América. Si logra un esfuerzo más, como el de hacer entender a los dueños de clubes que hay que reducir el número de jugadores extranjeros de las nóminas y en la Liga MX, fomentar más el trabajo de Fuerzas Básicas y tomar riesgos con el futbolista mexicano, que incluye ponerlos a jugar y facilitarles la exportación hacia Ligas de mayor nivel futbolístico, estará cerca del gran cometido. Una decisión tiene que ver con la otra. Al final, el futbol mexicano busca el o un 'círculo virtuoso' que nunca ha encontrado.

Un dirigente joven con una mentalidad diferente. Un presidente de Federación que, aunque procede del mismo 'árbol genealógico' -Televisa- de sus antecesores -Justino Compeán y Decio de María-, es un hombre más avocado a temas futbolísticos que comerciales. De Luisa sabe que debe perseguir el balón y que sólo el balón le dará un cambio de dirección a este futbol.

El trabajo de De Luisa; sin embargo, no será nada sencillo en un futbol cada vez más polarizado, alejado del poder absoluto -monopólico, que por mucho tiempo dominó y avasalló- y con la participación de 'nuevos jugadores' que ven siempre al futbol como una industria más que como un deporte. Convencerles de que los cambios son necesarios y urgentes implicará un enorme trabajo 'político-futbolístico', pero no hay otro remedio ni camino: el futbol mexicano sólo será distinto el día en que los personajes de 'pantalón largo' tomen decisiones inteligentes y coherentes, y entiendan que, al final del día, el futbol no se mide en una calculadora o en una caja registradora. Las ganancias llegarán en mayor cantidad si el nivel de futbol y de tus futbolistas es mejor.

El primer paso -el de nombrar a Gerardo Martino- pudo haber sido sencillo para De Luisa porque él -y el grupo de donde procede- sigue teniendo el control total de la Selección, pero no lo fue. El proceso se ha atormentado en una desesperación provocada en gran parte por los medios. Está claro que, ante la decisión de Juan Carlos Osorio de no renovar, los planes se complicaron. De Luisa quería a Ricardo Ferretti como definitivo y tampoco se logró.

Entonces apareció 'El Tata' Martino. Creo que la decisión es buena. No sólo es un entrenador con un currículum envidiable -Barcelona, selección de Argentina, de Paraguay- también es un hombre al que le gusta formar futbolistas, creer en los jóvenes y darle un estilo de juego propio a sus equipos. Martino puede ser el hombre que le otorgue, finalmente, el paso de calidad a la Selección que tanto anhelan los aficionados mexicanos al futbol.

Buscar el fogueo y la competitividad de los torneos sudamericanos es necesario para el futbol mexicano. No alcanza con lo que tienes en Concacaf. Basta con la Copa Oro y la Eliminatoria Mundialista. Los clubes pueden crecer en la Libertadores y la Selección aprovechar del nivel futbolístico de una Copa América y de sus históricos participantes. De Luisa debe conciliar primero temas comerciales y televisivos y luego de calendario con el torneo mexicano y la tutela de la Concacaf. Hay que hacer lo que haya que hacer para volver a Sudamérica. Reducir los clubes en Primera División, hacer fechas dobles, o hasta pagarle una indemnización a la Concacaf y a la Conmebol. La única forma en que el futbol mexicano puede crecer es acercándose a la clase más competitiva que tiene a su alcance: Sudamérica, Argentina, Brasil, Uruguay, Chile…

La 'batalla' más dura y peligrosa de De Luisa se sostendrá en casa. Convencer a los dueños de equipos que hay que empezar a confiar más en el futbolista mexicano. Que, si tienen paciencia e invierten en el jugador nativo, podrán tener muy buenos resultados. Para ello hace falta una gran voluntad de los directivos, un pensamiento común y unificado en beneficio directo del futbol mexicano, algo que nunca ha existido en nuestra 'querida familia futbolística'. Hay que revisar las estructuras de los clubes, invertir en la producción de jugadores, tener paciencia y alimentarles de confianza, utilizarlos, darles responsabilidad en el campo y luego, cuando llegue el momento exacto, venderlos -en precios justos- a los equipos de las Ligas europeas donde ese futbolista pueda continuar con su desarrollo y crecimiento en favor también de la Selección Mexicana. De Luisa deberá 'pelear' ante 18 voluntades diferentes -que además aumentarán en los próximos años, hasta 20- y ante empresas y empresarios que ven al futbol como un negocio antes de un espectáculo deportivo competitivo.

Nadie dijo que sería sencillo. El propio De Luisa fue uno de los grandes precursores del Mundial del 2026 en sede conjunta con Estados Unidos y Canadá, y él sabe que será una maravillosa oportunidad de mostrar, dentro de 8 años -que son muchos y no son nada- si el futbol mexicano puede dar el salto de calidad que tanto añoran y sueñan los aficionados de este deporte.

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