Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

Campeones del mundo

2018-03-23 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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A Javier ‘Chicharito’ Hernández yo le creo: “México tiene todo para ser campeón del mundo”.

Pero creo que hay una cuestión de significado o de contexto en la frase de un futbolista mexicano que ha logrado más de 100 goles en las muy competitivas Ligas europeas. Creo que entre el ‘tener’ y el ‘ser’ hay una sensible diferencia. Más que ‘ser’ campeón del mundo, el futbol mexicano cree y puede ‘tener’ el potencial para ser campeón del mundo.

Chicharito no ha dicho ninguna mentira, mucho menos proviniendo de un futbolista que ha superado cualquier tipo de obstáculo y de condición adversa para llevar su talento al mejor nivel posible del futbol internacional. Él es una muestra fehaciente de que cuando se quieren hacer las cosas, se hacen.

Y yo agregaría a lo que dijo el futbolista del West Ham inglés -e incluso a lo que han señalado en los últimos días directivos como Gerardo Torrado y Denise te Klose- que el futbol mexicano realmente se ha tardado en dar ese paso hacia una consagración que lo coloque en el mismo nivel que las grandes potencias del mundo.

¿Por qué? Por algo simple: el tamaño de su futbol, primero de su pasión, luego de su industria. México tiene escenarios mucho más favorables para el desarrollo de su futbol que muchos otros países que han logrado una distinción como campeones del mundo.

La verdadera pregunta que me gustaría hacerle al Chicharito es por qué se ha detenido tanto el proceso para que México se incorpore a ese exclusivo circulo de países futbolísticos que conforman Brasil, Alemania, Francia, España, Italia, Argentina e Inglaterra.

¿Por qué? Si te sobran argumentos en una nación grande, que tiene una historia y una tradición apegada a este deporte, que tiene una pasión desenfrenada y a prueba de todo -incluso en dos países diferentes- y que tiene clubes, estadios, campos de entrenamiento, una posición geográfica envidiable, clima, dos Mundiales realizados en casa con mucho éxito y un sinfín de ventajas sobre el futbol de otros países que ha avanzado sobre el nuestro. ¿Por qué? Esa es mi pregunta.

La única respuesta cercana que tendría es que la administración del futbol mexicano -que ha estado siempre, prácticamente, en las mismas manos- ha sido la culpable directa de la imposibilidad de dar ese paso.

Y que mientras no se propongan y ejecuten cambios en quienes y cómo dirigen el futbol, las grandes potencias seguirán estando a la misma distancia inalcanzable de siempre.

Cada cuatro años, México busca básicamente lo mismo: mejorar para acercarse a las mejores selecciones del mundo.

En algún momento han dado visos muy serios y trascendentes de aproximarse a ese nivel. En otras ocasiones, se han visto detenidos abruptamente.

Hasta ahora, la selección de Osorio ha alcanzado, en ciertos parajes, un nivel que le permitiría alcanzar un nivel competitivo para enfrentar a los mejores equipos del mundo. Hay, sin embargo, dos ‘lagunas’ que representaron las caídas en la Copa América del Centenario -en el mismo estadio donde hoy juega ante Islandia- y el choque ante Alemania de la Copa Confederaciones de Rusia del año pasado.

“Yo me ilusiono al igual que mis jugadores y pienso, primero, en pasar la ronda de grupos y después en seguir avanzando lo más que se pueda…”, dice Osorio.

Para mí queda claro que una cosa es ser campeón del mundo y la otra es ‘tener’ el potencial de ser campeón del mundo. México tiene el potencial. Algún día lo será. Espero que sea pronto, tal y como lo pretende el Chicharito.

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