Opinión

Felipe Morales

Con un estilo fresco y una pluma original, Felipe Morales nos cuenta las mejores historias del futbol desde su perspectiva periodística.

Necaxa y América dejaron de ser hermanos

2018-04-08 | Felipe Morales
FELIPE MORALES
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Necaxa y América dejaron de ser hermanos hace mucho tiempo, pero en el recuerdo de los Rayos aún retumba un viejo adagio, que reza: “Necaxa pierde o empata por el árbitro y pocas veces gana, a pesar de él”. Lo confirmó ayer un penalti dudoso, que materializó el empate a un tanto, con el que las Águilas aplazan su pase a la Liguilla y los rojiblancos la ven diluirse en agua tibia...

En un inicio, en este partido demarcado para los héroes, arribó el incombustible de Marcelo Barovero y su cuerpo de espantapájaros, de brazos largos y sus guantes de todo menos de paja, que siempre están ahí para asustar a los goles.

Lo sabía Cecilio Dominguez, quien desde su condición de rematador hasta cuando se ducha, probó con un envío, que describía red en su trayecto. Pero Barovero siempre está. Como también Agustín Marchesín, quien atajaba hasta en ‘Modo Avión’.

Cuando en los albores del juego, el Necaxa era más, ‘Marche’ ponía el pecho, volaba, rasgaba pelotas en forma de balones aerostáticos y besaba su poste izquierdo, que lo salvaba de un disparo furiosamente colocado de Roberto Alvarado.

Por momentos, las Águilas se descubrían indefensas. Si el que patea mucho, piensa poco, entonces los azulcrema no tenían conectadas los pies con las ideas. En tanto, los Rayos acechaban, como asomados en un callejón, esperando que fructificara el tener tanto el balón.

Pero las ventajas no se esperan. Se va a encontrarlas. Y así, Cecilio Domínguez fue a buscar la falta, ante un Dieter Villalpando, que, mientras lo marcaba, alzaba los brazos para evitar el contacto dentro del área; Domínguez aflojó el cuerpo y se tiró, como quien se tira en la cama, después de una jornada laboral ajetreada.

Desde los once pasos, y con una mirada bifocal, Cecilio observó el balón y la red. Los volvió uno solo en un cobro engañoso, al costado izquierdo de Barovero. La exigencia de la finta y del golpeo, le generó una lesión muscular. Y así, canjeó su gol por no jugar más...

Si la ventaja amarilla no era justa, desde la óptica arbitral, sí lo era, por instantes, desde los pies de un reaparecido Diego Lainez, que exigió a Barovero con unbalón que iba picando como contando una historia de gol y desde un envío de tiro libre, de Renato Ibarra, que vivió en el aire y murió en la madera izquierda.

Entonces, con un disparo en forma de bazuca, Bryan Beckeles estalló la portería azulcrema. El hondureño disparó con la aspiración a Liguilla en el botín izquierdo. Demasiado tarde.

El América, que juega a media semana la Vuelta de la C ante Toronto, vio evaporadas así sus ilusiones de asegurar matemáticamente la clasificación. Necaxa, que juega la Final de Copa ante el Toluca, no sabe perder, pero tampoco ganar y de esa manera se confirma como la esperanza de la fe que espera ser consumada en en los milagros, mientras no se entrometa (otra vez) un árbitro...

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