Opinión

Alejandro Molina Bortoni

Experto en psicología y desarrollo humano que trabajó con la Selección Mexicana durante el proceso de Ricardo La Volpe. Molina llevará los lectores todo lo relacionado a la psicología y el deporte.

Perspectiva psicológica de la goleada

2019-10-10 | Alejandro Molina
ALEJANDRO MOLINA
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Imaginemos que el Piojo Herrera hubiera declarado en la primera oportunidad: “Felicidades, Cruz Azul, fueron mucho mejores que nosotros esta noche. Disfruten de este merecido éxito. Esperamos verlos en la Ligilla”. ¿Cómo hubiera quedado su liderazgo e imagen pública? ¿Por qué no podemos aceptar la derrota y reconocer al rival?

Necesitamos ampliar la perspectiva psicológica de cuando somos rebasados claramente por el oponente. Esa mezcla de orgullo y humildad que todos tenemos se ve sacudida drásticamente y a veces no sabemos cómo reaccionar. Dice el dicho: “Humildad en la victoria y grandeza en la derrota”. Es importante saber ganar, disfrutar y festejar, pero también saber perder, como lo hacen los grandes, reconocer al oponente y aprender.

Esto no pasó con el Piojo del lado del América, no lo tuvimos para la conferencia de prensa como ya es sabido. Sin embargo, Álvaro Galindo lo hizo correctamente: se centró en lo técnico, habló de cómo los rivales aprovecharon la superioridad numérica y que fueron acertados en la pelota detenida. No quiso comentar sobre la expulsión de Herrera. Aceptó que el Cruz Azul lo había hecho muy bien, le da el mérito total: “El gran futbol que desplegaron, fueron intensos en todas las zonas, son un gran plantel”, comentó.

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El Cruz Azul tiene una victoria histórica, sin embargo no está aún para Liguilla. Son tan sólo tres puntos más. Algunos aficionados festejaron como si fuera la Final. Está bien de primer momento celebrar con todo, pero sin perder la perspectiva que es un paso más. Por su parte, Robert Dante Siboldi, del Cruz Azul, habló bien de sus muchachos, se merecían esto, se vuelan los fantasmas. Lo dijo con humildad: “Hoy ganamos un partido, no hemos ganado nada, tenemos tres puntos más”.

Algunos comentaristas en un programa de televisión sacaron “la bolsa de la vergüenza” (la que se ponen los aficionados en la cabeza para esconderse) para su compañero americanista el Ruso Brailovsky, quien demostró gran categoría, nunca perdió el estilo, rompió serenamente la bolsa y se puso el escudo del América en el pecho. Demostró orgullo frente a la derrota y aceptó la situación.

Aprender a ganar y perder, estar listo para manejarse con orgullo o con humildad es algo que se aprende y se practica. Ser un mal perdedor significa no asumir que se tiene que mejorar, buscar culpables en los demás no es la manera de fortalecerse y seguir creciendo. En los deportes y en la vida cotidianamente se experimentan el triunfo y la derrota. Mantengamos la perspectiva psicológica, de ambas surgen cosas buenas.

“Revitalízate, vuelve a la esencia de lo que te da el éxito”.

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