Opinión

Vero Velázquez

Una experta del mundo Running, quien nos dará los mejores tips para correr y llevar un estilo de vida saludable.

No más tina de hielos

2017-11-24 | Verónica Velázquez
VERóNICA VELáZQUEZ
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Si usted ha corrido un maratón, quizás haya escuchado el famoso consejo de meterse en una tina con hielo después de la competencia, con la intención de acelerar la recuperación a través de la disminución de la inflamación y por lo tanto de los dolores musculares.

Hay mucho dilema detrás de esta técnica, algunos entrenadores y corredores aseguran que es eficiente, mientras que científicos que estudian la recuperación en atletas han descartado que realmente esta tortura en forma de congelación funcione.

Lo he hecho un par de veces y es una experiencia peculiar, empezando porque después de un maratón la agilidad de las piernas no está al 100. Entonces, la reacción inmediata del cuerpo al meterse a una tina llena de hielos es querer salir de ella, pero ante la torpeza causada por los 42 kilómetros corridos, las piernas no pueden escapar. Le digo, es una tortura, pero autoinducida, y una vez que comienza es casi imposible salir de ella.

Para ventaja de todos los que no somos aficionados a este tipo de crioterapia, un grupo de investigadores suecos, del Instituto Karlinska y la Universidad del Sur de Dinamarca, realizaron una investigación para determinar el efecto de la temperatura muscular sobre la recuperación de la fuerza y resistencia después de una sesión de ejercicio exhaustivo. El hallazgo es alentador, ya que el estudio sugiere que los músculos se recuperan mejor si los sometemos a calor y no a frío.

Para esta investigación, los científicos analizaron la reacción en los músculos de atletas que realizaron sesiones de ejercicio breves, pero extenuantes, seguidas de 20 minutos de ejercicio más fácil, pero sin parar. Después de cada sesión, los atletas tenían un periodo de dos horas de recuperación.

Esta rutina fue diseñada para fatigar los músculos de los voluntarios. Hay varios factores que promueven esto, pero el principal es agotar el glucógeno almacenado, es decir, vaciar el tanque de combustible, resultando en debilidad y cansancio.

Durante el receso para descanso, los atletas consumieron carbohidratos para recuperar el glucógeno perdido, pero además fueron sometidos a diferentes tratamientos de calentamiento o enfriamiento. Un grupo usó compresas de calor, llevando los músculos a 38 grados centígrados, otro grupo utilizó compresas frías y uno más permaneció a temperatura ambiente.

Se midió su resistencia a la fatiga haciéndolos realizar una sesión más de ejercicio, encontrando que la potencia de arranque fue mejor cuando los músculos se habían calentado en la recuperación, mientras que el enfriamiento tuvo un efecto opuesto. La asimilación de carbohidratos fue más eficiente ante el calentamiento, mientras que fue más débil en los atletas cuyos músculos se habían enfriado.

Si bien la investigación no es concluyente respecto a que el calor o el frío logran disminuir el dolor o inflamación después de hacer ejercicio extenuante, sí logra evidenciar que el calor hace más eficiente la asimilación de carbohidratos después del ejercicio, que a final de cuentas es crucial para la eliminación de la fatiga y la recuperación de fibras musculares.

No me queda más que agradecer a los investigadores suecos por darme un pretexto más para nunca más volver a sufrir en la tina con hielos, sino todo lo contrario. Después de mi próxima carrera, me daré un baño con agua caliente, me envolveré en una cobijita mientras disfruto de un pan con café. Lo invito a que haga lo mismo, qué necesidad de congelarnos.

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