Opinión

Christian Martinoli

Uno de los mejores cronistas deportivos en México, trabaja para TV Azteca y ha colaborado con RÉCORD desde 2010.

Pluma corriente

2018-04-23 | Christian Martinoli
CHRISTIAN MARTINOLI
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Bochornosa fue la presentación del América en el Cuauhtémoc el viernes pasado. Si la eliminación de la Concachampions fue un anuncio de que las cosas vienen a la baja desde hace rato, lo visto ante el Puebla fue de pena ajena, de una escuadra alejada a sus pergaminos, sin un rumbo claro y mucho menos trabajado.

Este América no habilita a su delantero principal jamás de frente a portería, depende única y exclusivamente de arranques individuales heroicos como los que hizo Renato Ibarra en tres oportunidades o como los que intentaron sin suerte Ibargüen, Lainez y cualquier otro que tenga el balón en los pies sin una idea de conjunto.

Porque las Águilas juegan sin triangulaciones ni consecución de pases en amplitud y profundidad, sólo usan latigazos que puedan desestabilizar en el mano a mano y hasta ahí.

Para colmo, el cuadro de Coapa es fiel reflejo de su dirección técnica y sus maneras, ya que pegan en todas las divididas, reclaman hasta los saques de banda y pierden la estabilidad mental en cualquier jugada que no les cede el árbitro, a quien, dicho sea de paso, buscan engañar constantemente cuando se sienten perdidos en jugadas clave que se acercan al área, viven dentro de ella.

Puebla les llegó cuatro veces y les clavó tres goles y por momentos hasta los sobró con toque incesante en el segundo tiempo.

Una Franja que tenía ocho juegos sin victoria con dos puntos ganados durante ese lapso de tiempo, un equipo de Meza que desde la motivación encontró una vez más el rumbo que lo hizo ser revelación del torneo hasta la jornada siete.

Ese Puebla de endeble y humilde plantel borró al ostentoso y sobrevalorado América, un equipo que actualmente es más corriente que elegante, sólo basta con verlos ‘jugar’.  

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