Opinión

Christian Martinoli

Uno de los mejores cronistas deportivos en México, trabaja para TV Azteca y ha colaborado con RÉCORD desde 2010.

De la penumbra a la gloria

2020-12-10 | CHRISTIAN MARTINOLI
CHRISTIAN MARTINOLI
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Mientras seguimos esperando que alguna ciencia oculta un día de estos sea capaz de explicar el porqué de los malestares azules sin caducidad, la humilde plantilla de los Pumas sigue soñando con trascender desde la penumbra de un proyecto que parecía trunco y que desde un rincón de las divisiones inferiores del club, un tal Lillini tendría que hacer frente a un compromiso rechazado de último minuto por el otrora entrenador universitario, Míchel González.

Y decimos humilde plantel, porque varios portales que se dedican única y exclusivamente al estudio seco y plano de los valores económicos de los futbolistas en el mercado internacional, sin la tan subjetiva burbuja económica a nivel global, que sobrevaloran comercialmente las fichas de los futbolistas de la Liga MX, dictaminan que el valor real de los elementos que visten el puma en el pecho es menor a equipos como Atlas y San Luis, ubicándose en el sitio 12 de 18 equipos.

Pumas avanzó a la Final porque nunca dejó de creer y al creer se dio cuenta que, de paso, quebrantaban a un conjunto cementero inmerso primero en exceso de confianza, situación que después se convirtió en pánico y que concluyó con una hecatombe sin antecedentes.

Versiones de complots y teorías de conspiración salieron por todos lados; sin embargo, el futbol mexicano volvió a dar una muestra clara que lejos de ser competitivo, es terriblemente irregular y que este tipo de accidentes, en este caso el más grande de la historia, son posibles dentro de un certamen mediano.

Pumas no es culpable que Cruz Azul no se canse de patear su historia y dilapidar ocasiones inmejorables de trascendencia positiva, al contrario, el cuadro del Pedregal dio otra sorpresa más como lo ha realizado prácticamente durante gran parte de los encuentros que ha disputado.

Y lo ha hecho sin Talavera de por medio, la gran figura de un club que le debe mucho al otrora portero de Chivas y Toluca, porque, como mínimo, a lo largo de la temporada regular les salvó las papas del fuego claramente en la mitad de los partidos que jugó. Y más allá de que los románticos hablan y hablarán siempre de que se juega en equipo y demás retórica, en estos Pumas, como en cualquier cuadro del mundo, cuando tu guardameta es la gran figura tapando varias ocasiones manifiestas de gol por jornada, nos habla sin tapujos que la defensa universitaria es de cristal, esa misma zaga que La Máquina, en la Ida, se cansó de destrozar y que en la Vuelta no fue ni siquiera capaz de animarse a atacarla. Terrible error de Siboldi y sus dirigidos, dicho sea de paso.

Ahora, Pumas está a dos juegos de tener la posibilidad de ser nuevamente campeón del futbol mexicano y, en dado caso de ganarle al favorito León, habrá generado otra conmoción más a los libros de récords y a la memoria de los mismos fanáticos del cuadro auriazul, porque habría ganado un título con uno de las plantillas más discretas que jamás hayan vestido la gloriosa e impactante camiseta de la UNAM.

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