Muertes de su padre y Antonio Peña le han dado a La Parka dolores de cabeza

La Parka posa sobre una tumba
La Parka posa sobre una tumba | RICARDO FLORES
La partida de su progenitor y del fundador de la Triple A fueron los golpes más fuertes que ha recibido el gladiador en su carrera
2017-11-02 | CARLOS ZULBARÁN
f.salazar
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La Parka no muestra miedo ni le tiemblan sus ‘huesitos’ cuando habla de La Muerte; sin embargo, ésta le ha causado uno de los dolores más grandes fuera de los encordados: la partida de su padre.

“Cuando mi papá murió yo estaba luchando, así que nadie me dijo nada. Hasta que llegué en Año Nuevo a la casa de mi madre, cantando y gritando, ella me dijo que él se había muerto. Le pregunté a mi hermano qué había sido lo último que él había dicho y contestó: que no me quería ver.

El luchador observa una lápida

“Su muerte ha sido muy dolorosa, porque mi papá siempre fue un ejemplo para mí. Hasta la fecha no he ido a visitarlo al panteón y no es por ningún resentimiento, simplemente si no me quería ver en su momento, no tengo a qué ir”, explicó el columnista de RÉCORD, quien sabe que el descontento de su padre surgió porque él no quiso quedarse en Hermosillo a seguir con los negocios de su familia y decidió buscar éxito en la Ciudad de México como luchador.

“A pesar de las diferencias, lo quiero mucho, porque nos parecemos. Él salió del pueblo a hacer negocios y buscar una mejor vida y así lo hice yo.

“Mi padre no vio mis logros, pero sé que desde allá arriba está orgulloso de mí. Lo único que tengo hacia él es amor y agradecimiento”, mencionó el gladiador.

La Parka posa en una reja

Otra de las muertes que han marcado la vida del gladiador fue el fallecimiento del fundador de AAA, Antonio Peña, de quien aseguró fue como un segundo padre, ya que gracias a él llegó a colocarse en sitios estelares.

“Un grupo de compañeros íbamos a una función cuando nos avisaron que el licenciado había muerto, fue como si el tiempo se detuviera, todo permaneció en silencio y comenzamos a llorar”, destacó La Parka.

“Recuerdo que me enojé mucho porque algunos de mis compañeros estaban preocupados porque se preguntaban quién les iba a dar trabajo. Les dije que no era momento de eso, sino de estar dolidos por un hombre que nos ayudó siempre”, finalizó.