Temporada de maratones

Estamos a pocas semanas de iniciar la racha de maratones de la segunda mitad del año, así que para algunos, las sesiones de distancias largas ya comenzaron y para otros el ciclo de entrenamiento está arrancando.

El banderazo de maratones aclamados del verano-otoño lo da el de la Ciudad de México, en agosto, y de ahí siguen los grandes como Berlín, Chicago y Nueva York. Y algunos otros con muchísima demanda, pero que no forman parte de este grupo, como el de Toronto, de Querétaro y de Monterrey. 

Ya sea que está por comenzar el descenso para llegar fresco al Maratón CDMX o esté comenzando el plan de entrenamiento para su primero, cuarto o quinceavo, le deseo una temporada con mucho aprendizaje y disfrute, pero sobre todo, libre de lesiones.

Hace unos días me encontré con una fotografía del último maratón que corrí y caí en cuenta que han pasado varios años desde que levanté las manos en la meta de los 42K. He tenido un poco de reserva en volver a correr la distancia porque sé la responsabilidad que se le debe dar al maratón y he reconocido que por ahora, no quiero invertir esos recursos para correr. Entonces, sabiendo el tiempo y ganas que le quiero dedicar a este deporte, disfruto de hacer distancias más cortas.

¿Por qué le cuento todo esto? Porque quiero invitarlo a reflexionar sobre la importancia de realmente darle al maratón la disciplina que se merece para que la carrera sea exitosa.

Y por supuesto que la calificación de éxito en una competencia tiene significados muy diferentes para cada persona. Pero en general, con éxito me refiero a algo fundamental que aplica para todos los corredores sin importar el nivel: correr para mantenernos sanos in impactar de forma negativa en nuestra vida.

Es muy común que en temporada de maratones escuchemos a amigos corredores con algún ‘dolorcito’ que, como no es insoportable, ‘los deja correr’. Hay que saber distinguir las barreras físicas de las mentales y ser responsables con nuestro cuerpo. Si usted está lesionado o le duele algo, atiéndalo con un profesional antes de empezar su plan o incluso, para poder llegar bien al maratón.

También todos tenemos un amigo que cree que el entrenamiento de maratón y la fiesta son una buena combinación, y que, en el afán de mantener el ‘equilibrio’ en su vida social, se desvela, sale de fiesta y brinda más de la cuenta. Pero eso sí, al día siguiente quiere ser responsable y cumplir con su entrenamiento, habiendo dormido mal y con una deshidratación (por no decir cruda) severa. Por favor, si quiere correr un maratón sin perjudicar su salud, comprométase en serio. 

Si queremos seguir corriendo por muchos años, tenemos que dejar de jugar a los súper héroes. El maratón es una competencia que exige respeto y correr crudo o lesionado no es una hazaña, es una falta de conciencia. Si en algún momento nos damos cuenta que una carrera está por encima de nuestra integridad física cuestionarnos el verdadero motivo por el que corremos.