Escudo protector

La premisa de que correr es bueno para la salud es innegable, pero para que sea cierta hay que considerar una variedad de factores que impactan en el estado de bienestar, como son la dieta, el descanso y el sueño, en resumidas cuentas, la recuperación.

La actividad física prolongada es agotadora para nuestro cuerpo y se requiere del uso de nutrientes específicos para poder materializarse. Por eso, es muy importante tener una correcta recuperación después de cada entrenamiento, para que las bondades de correr realmente sean aprovechadas por el organismo.

Uno de los beneficios interesantes de la práctica de ejercicio es que ayuda al sistema inmunológico a combatir infecciones virales y bacterianas simples, ya que cuando hacemos ejercicio las células de defensa de nuestro organismo viajan a través del cuerpo a una velocidad más rápida. A medida que dichos anticuerpos circulan más rápidamente, pueden desencadenar la liberación de hormonas que ‘alertan’ a las células inmunitarias sobre la presencia de virus o bacterias intrusas.

Además, el ejercicio disminuye la liberación de hormonas relacionadas con el estrés que puede hacer de nuestro cuerpo un blanco interesante para virus y bacterias. En realidad, en últimas fechas, al estrés se le culpa de prácticamente todas las enfermedades.

Sin embargo, estos beneficios no aumentan si se incrementa la intensidad o duración del ejercicio, por el contrario, un entrenamiento extenuante, ejercicios pesados y prolongados (como correr un maratón y un entrenamiento intenso en el gimnasio) podrían disminuir la cantidad de células de defensa que circulan a través del cuerpo e incrementar la hormonas relacionadas con el estrés.

Pero, ¿qué podemos hacer para potenciar este ‘escudo protector’? Comer adecuadamente y dormir bien. Y con esto me refiero tanto a la carga de nutrientes previa a un entrenamiento o competencia, como a los alimentos que consumimos posterior al esfuerzo. ¿Qué debemos comer para acelerar la recuperación? Los nutrientes que requiere el cuerpo se dividen en dos: macronutrientes y micronutrientes.

Los macronutrientes son aquellos que aportan la mayor parte de la energía al organismo, están conformados por tres grupos: los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas. Y los micronutrientes son las vitaminas y minerales que el cuerpo requiere en pequeñas cantidades para mantener la salud, pero no para producir energía. Lo ideal es tener una dieta personalizada con la guía de una nutrióloga. Además, la degradación muscular genera compuestos nitrogenados que deben de ser depurados del cuerpo. ¿Cómo? Hidratándonos con agua natural.

Hacer que nuestra práctica deportiva nos de todos los beneficios que promete también depende de la disciplina y voluntad que pongamos para que así sea. Échele ganas a su dieta, verá que cada buena decisión sobre lo que come tendrá un impacto tanto en sus resultados como corredor, como en su bienestar general.