Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Tennessee... ovoide

2018-10-16 | Luis García
LUIS GARCíA
Comparte en:
Contenido Patrocinado

Debido a la obligada pausa de la pelota en el futbol mexicano, decidimos realizar un pintoresco viaje a Nashville para ver el partido de la NFL entre los Titans contra los Ravens, la aventura fue gestada para cuatro, mi enano Mariano 'Bicho Pérez', su gran amigo Iñaki y su papá Pous.

Sin duda, el cruce entre estos dos equipos podría resultar insulso para la mayoría, pero lo que nos empujó a concretarlo es que Iñaki y Pous son fervientes seguidores de los Titans, y mi Mariano y yo lo somos de los Ravens, por ende, el plan pintaba sumamente seductor, terminó siéndolo, y mucho.

Trabajo para, y soy asociado de una empresa llamada Jugo TV, y dada la jerárquica intervención de Joaquín Escoto, jefe de dicha entidad y quien posee profundos vínculos laborales con la NFL y la NFL México, ya que el consorcio al que pertenece Jugo TV es dueño de los Miami Dolphins, tenemos la posibilidad de asistir a ciertos juegos y ser partícipes de fabulosas experiencias que la mejor Liga del planeta tiene para sus fanáticos.

Hace algunas semanas estuve en Denver para observar a los Broncos contra los Raiders, fui sin mi hijo, y ahora que lo pude hacer con él, la odisea fue inmensamente superior en todas las aristas. Llegamos el sábado por la noche, no existe vuelo directo, por lo que tuvimos que hacer escala en Charlotte, arribamos a Nashville con tiempo suficiente para poder dejar nuestras cosas en el hotel e irnos a cenar tranquilamente.

La elección fue Jerry Ruby's Steakhouse, saleroso sitio, que al igual que la casi totalidad de establecimientos de gastronomía y recreación en tan linda ciudad, cuentan con un grupo de música country para animar las veladas, el cuarteto que cantaba covers de los ochentas estaba muy bien distribuido detrás y encima del bar, por lo que todos teníamos posibilidad de ver su calidad.

Cenamos muy bien, un gran filete fue el colofón, mientras Mariano e Iñaki pintaban, hasta que no pudieron más y terminaron dormidos sobre la mesa.

Enfrente de nuestra mesa había cuatro guapas mujeres que nos volteaban a ver con cierta frecuencia, suponíamos estábamos siendo juzgados por estar tomando una copa de vino mientras nuestros vástagos yacían dormidos, pero cuál fue nuestra sorpresa que cuando salimos del inmueble con los hijos a cuestas, nos sonrieron ampliamente reconociendo nuestra labor de padres solteros.

Dormimos largo y bien, nos levantamos y llovía ligeramente, por lo que compramos cuatro pequeñas sombrillas, nos pareció simpático, ya que en la CDMX no solemos caminar tanto y menos cuando llueve, fuimos a desayunar a 'Wild Eggs', en donde obvio la especialidad eran los huevos, el servicio bastante malito y lento, pero el ágape cumplió.

Llegó la hora de irnos al estadio, el cual quedaba a cuatro cuadras de nuestro hotel, ahí conocimos a Rodrigo, quien es camarógrafo de Jugo TV y se encargaría de hacer una pieza digital. Cruzamos el puente rumbo al Nissan Stadium, del otro lado del mismo nos esperaba Andrea, que trabaja para el conjunto de los Titans, nos dio nuestros jerseys, el número 1 para Mariano, el 2 para Iñaki, el 20 para Pous, y a mí me tocó el dorsal 10, junto a los uniformes nos dieron nuestros boletos y tres pases para poder estar en la cancha.

Entramos a ese majestuoso inmueble y nos topamos con las hermosas porristas, ni Mariano ni Iñaki se animaron, así que fuimos los papás quienes pasamos a tomarnos la foto con ellas, posteriormente nos dirigimos al elevador.

En el primer conglomerado bajamos Mariano, Rodrigo y yo, vimos a los jugadores de ambos equipos calentar, a los entrenadores gritar ferozmente, nos tomamos fotos, saludamos a la mascota vivimos el fabuloso ambiente que se genera en la previa, y me sentí sumamente feliz de ver a mi Mariano anonadado por tanta energía y emoción, y me reconocí pleno de vivirlo juntos.

Después bajaron Iñaki, Pous, y con ellos se quedó Mariano, les tocó la colorida salida de los jugadores y el solemne acto del himno de los Estados Unidos.

Iniciaba el partido y fuimos a nuestros lugares, estábamos a tres filas del cielo, pero estábamos cómodos, no se llenó esa parte y pudimos observar el juego con tranquilidad, comimos, bebimos, reímos, gritamos, nos mojamos, y aunque estábamos enfundados en jerseys de los Titans, el color morado nos salía por los poros, por lo que Mariano y yo disfrutamos con total respeto el implacable triunfo de nuestros Ravens.

Se terminó el partido y pasamos a una de las tiendas del estadio por algunos recuerdos, mi enano se decidió por una gorra y un balón de los de Tennessee, balón con el que al otro día en el cuarto de hotel lanzamos no menos de 150 pases, pasando un increíble rato.

De regreso, por cuestiones de la línea área, perdimos el vuelo de conexión, y el regreso a casa sería hasta hoy martes. Me quedo con varios aspectos de este maravilloso viaje, el primero y de mayor relevancia, el haberlo realizado con mi Mariano y pasar esos momentos, está en plena edad en la que todo lo maravilla, máxime cualquier cosa que tenga que ver con deporte, no importa la especialidad, ama el futbol soccer, pero no le rehúye a ninguna otra disciplina.

Ver lo sorprendido que estaba, cómo disfrutó el juego, cómo celebró el triunfo de su equipo, verlo empapado con su poncho para la lluvia, observarlo reír en la grada y jugar al final del partido con su amigo Iñaki, lanzándose el ovoide y gritando "¡touchdown!" fue excelso.

Otro punto medular fue la compañía, sencillamente insuperable, nunca resulta sencillo viajar con más personas, pero los Pous son una delicia, adaptables, buena entraña, sanos, siempre dispuestos y con la misma capacidad de disfrutar cualquier pequeñez.

Por último, lo que hace la NFL, el vínculo que desarrollan con todos sus seguidores, no importa la filiación, las activaciones y experiencias que le hacen vivir a sus fanáticos, detonan los sentidos de su gente sin reparo alguno, la resonancia que le generan a sus patrocinadores, la medular importancia que le otorgan a los protagonistas del juego, el descomunal nivel de atletas que son, la parte nacionalista de la cual se sienten orgullosos y presumen a cada momento.

Es un perfecto circo de miles de pistas en donde todos son partícipes del mismo, sales del espectáculo agotado, como si hubieras jugado, caminando de regreso al hotel me reconocí con una tenue sonrisa, una extraña combinación de satisfacción y cansancio.

Con la pijama puesta y viendo por la televisión cómo Tom Brady corría desaforado a estrecharle la mano a Patrick Mahomes II, figura en ciernes, atiné a pensar que el domingo viví uno de esos días que te marcan por y para siempre. 

Contenido Patrocinado