Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Ricardo Ferretti: Don

2018-09-05 | Luis García
LUIS GARCíA
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Estuve rumiando bastante tiempo sobre el tema de mi columna, estoy claro que la pasada publicación escribí sobre ti, la verdad fue poco, lo hice sobre tu sobrada capacidad de reingeniería, pero después de verte y escucharte en la conferencia de prensa, en la que vuelves a tomar posesión del puesto de entrenador nacional, decidí escribir más a detalle mi pensar y sentir sobre tu retorno a la tierra prometida.

Reconozco que podría parecer tu vocero o jefe de campaña, pero me detengo un poco, reviso tu andar, tu grandeza, tu éxito, tu historia y me convenzo que no necesitas que nadie hable o abogue por ti, eso lo hace tu excelsa chamba.

Otro de los aspectos que me convenció a reincidir en mi debilidad y amor por ti Ricardo, fue un tuit que leí tuyo Aline Arnot, amiga y fantástica compañera de trabajo, ácida y brillante a la vez. Tu publicación decía así: ¨Y ya regresamos a los tiempos de todos felices y todos contentos, los Tuca times¨. No puedo más que coincidir contigo, Arnot, en cada palabra de la frase.

En la actualidad conseguir consenso en cualquier elección resulta altamente complejo, tenemos el reciente ejemplo de nuestro presidente electo, el cual arrasó en la votación, y aun así cuenta con feroces y varios detractores. Quien no entienda que así va la vida pública va perdiendo el partido por goleada.

A ti, Ricardo, en su mayoría el medio te respeta, y con medio me refiero a dueños, directivos, entrenadores, jugadores, afición y medios de comunicación y me atrevo a decir que algunos personajes dentro de estos gremios hasta te temen.

Tu conferencia de presentación con la Selección Nacional fue una delicia, cada uno de tus conceptos vino provisto de argumentos sólidos, de suprema inteligencia y de la perfecta dosis de sarcasmo, como cuando reviraste sobre que tú no habías confeccionado la lista y que no te gusta trabajar con jóvenes, un artista de la palabra, no hay que hablar mucho, hay que saber hablar.

El otro destacable fue sobre tu continuidad terminado el interinato, esencial punto, ya que te define, no como entrenador, te define como hombre, por ello el absoluto respeto que se te profesa. Eres un hombre de una sola pieza, un hombre de palabra, un hombre que cumple, tienes contrato con Tigres y no serás tú quien lo rompa, tu lealtad para con tu gente es digna de todo loa y es digna de emular.

Tu discurso no cambió, sencillamente dejaste claro que cumples con tus obligaciones y responsabilidades, tu largo andar y tu enorme sabiduría hace que no te deslumbres con espejitos y no porque la Selección Mexicana sea un sitio para desdeñar, sin duda que no lo es, pero incluso así, tus compromisos los tienes sumamente claros y no te apena presumirlos.

Eres un ser pragmático, que vive sumamente cercano a la sensatez, el equilibrio es uno de tus dogmas, así como la necedad en búsqueda de la perfección. No sé si esto último haya tenido que ver con aquella anécdota que me confiaste hace múltiples años cuando entrenabas en el Botafogo con el genio de Gérson.

En un entrenamiento le diste la pelota ligeramente adelante, y cuentas que se paró, te miró fijamente y te dijo: ¨Garoto, si no me das la pelota al dedo gordo de mi pie izquierdo no juegas más¨. Reí mucho con tu relato y, conociéndote, creo que tu necedad de pugnar por la excelencia tuvo mucho que ver con ese pasaje.

Tengo claro que cualquier expresión verbal o escrita que manifieste sobre ti y tus formas de trabajar se puede pensar viene sesgada, sin duda soy un adorador de tus maneras. Pero en descarga también me precio de conocerte en variadas facetas como para decir lo que me venga en gana.

Nos conocimos como compañeros de equipo, en aquel Pumas campeón en el que venías como auxiliar, y en Hyde Park en Londres tuviste que aventar al piso el cigarro y ponerte a entrenar con nosotros, me diste consejos sobre el juego que fueron esenciales para que pudiera subsistir los 15 años que fui futbolista profesional.

Colgaste los botines y fui parte de tu primera experiencia como entrenador, también en los Pumas, éramos una horda de inexpertos jóvenes que tuvimos la enorme fortuna de toparnos con tu exigente docencia. Después nos reunimos en el Mundial de EU en 1994 cuando fuiste auxiliar de nuestro amado doctor Miguel Mejía Barón, y fuiste mi entrenador particular, aleccionándome cómo jugar como extremo derecho, demarcación que ejercí en esa Copa.

Posteriormente volvimos a toparnos en Chivas, tú como entrenador otra vez, trabuco que construiste con tiento y cacumen, fabulosa entidad en la cual me crucé con futbolistas de prosapia. Aquí tuvimos varios desencuentros, fuertes desencuentros en relación con temas deportivos, administrativos y financieros, y fue en el debate de las ideas en donde confirmé que eres un hombre a carta cabal.

Y nuestro último trabajo juntos fue en Monarcas, yo como vicepresidente deportivo y tú como director técnico, vaya paradoja, fui tu jefe un rato y volví a aprender un sinfín de conceptos sobre la vida y la pelota.

Con esto quiero decir que me asiste cierta autoridad para hablar y escribir sobre ti, tu metodología, tus ideas, tus maneras, tus locuras y demás. Y concluyo con lo que siempre he sabido, eres lo mejor que le puede pasar a cualquier club, y por ende a la Selección Nacional. Se acaba de ir un sabio caballero como lo fuiste tú Juan Carlos Osorio, qué maravilla que llega otro sabio caballero como tú Ricardo Ferretti. 

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