Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

París: League Of Legends

2019-11-12 | Luis García
LUIS GARCíA
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Hace algunas semanas, mi jefe de Azteca Deportes, Rodolfo Ramírez, conocido en el bajo mundo como el 'Pollo', me llamó diciéndome que me invitaba a París a la Final del Campeonato Mundial de League Of Legends, su llamada la recibí en un pequeño jardín de mi casa, me sorprendí y a la vez me encantó la idea, más allá de que no sabía bien de qué trataba la odisea.

Días antes de nuestra partida fui a su oficina y me hizo una corta, pero poderosa presentación sobre lo que representaba económicamente y en cuanto a audiencia dicha competición, y los Esports en general. Los números que me enseñó me erizaron la piel, sencillamente descomunales, y me confió la necesidad de buscar nuevas audiencias y mercados para seguir siendo referentes en Azteca Deportes.

Llegó el día, la expedición estaba conformada por el 'Pollo', Paulina Capetillo, de ventas, Quique Castañeda, camarógrafo y editor, apodado el 'TJ', por ser de Tijuana, Raúl Fernández, director general de Latinoamérica de Riot Games, y Rafa Ojeda, director de mercadotecnia, también de Riot Games, que es la empresa dueña del concepto de League Of Legends.

Llegamos el viernes por la tarde y fuimos a cenar a un típico bistro francés. Al otro día por ahí de las once de la mañana nos trasladamos a la Villa de Esports que la alcaldía de París creó para los fanáticos, el sitio no era tan grande, pero tenía un par de simuladores en donde múltiples jugadores mostraron sus habilidades al amparo de los gritos de otros tantos aficionados.

De ahí nos trasladamos al AccorHotels Arena, en la entrada tuve el gusto, placer y honor de conocer a Fabricio Oberto, excelso basquetbolista argentino, un tipazo, con envidiable categoría y cordialidad, me tomé la foto abrazado de él haciendo patente la abismal diferencia de estatura.

Comenzó el tour por la Arena, fue un recorrido tecnológico, pero fue sensacional, el guía, un ingeniero, se regodeó charlando de cuestiones de tecnología de alta escala, nos contó que después de la caída del juego en 2012, construyeron un servidor en el cual el juego se desarrolla fuera de línea, no necesitan estar conectados, una cosa de locos.

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Terminamos la visita en los vestidores de los jugadores, lugar en el que me sentí fuertemente sacudido, nunca jugué una Final Mundial, pero estuve en miles de vestidores, y al estar adentro del mismo, sentí nostalgia y emoción. De ahí fuimos a la Torre Eiffel a ver el juego de luces, hacía un frío severo, así que nos metimos a un restaurante a echar unas cubas, chelas, tequilas y whiskies.

Sostuvimos una sabrosa charla en donde le pregunté a Raúl y Rafa el porqué un evento, y sobre todo un movimiento con tal resonancia como el de League Of Legends, debía ser validado, debatimos sobre la comunidad y su necesidad de ser aceptados y respetados, máxime como deporte, rubro que me queda claro que son, son un deporte, y quien piense lo contrario no entiende nada de nada, realmente disfruté mucho esa exposición de ideas.

Y llegó el gran día, la Final, llegamos al recinto temprano y ya había hordas entrando, menos disfrazados de lo que esperé. Nos sentamos en nuestros lugares y ya era un hervidero, porras, gritos, aplaudidores, un hermoso caos expectantes por el inicio, un estadio abarrotado en espera del duelo máximo.

El show previo fue una oda a la vanguardia, artistas que aparecían y desaparecían, realidad virtual interactuando con artistas de verdad, los dos equipos en los costados, una locura descontrolada y ordenada a la vez.

Y empezó la contienda, bendito se sentó a mi lado Rafa, y con peras y manzanas me fue explicando cómo se desarrollaba el juego, la gente gritaba desaforadamente a cada minuto, lo que elevaba mi angustia al no entender, pero observar que el fervor aumentaba cada segundo.

La primera partida, sumamente reñida fue para mis nuevos mejores amigos de FXP, los chinos implacables daban un golpe de autoridad, nadie lo supo en el momento, pero fue lapidario. Al inicio de la segunda partida salimos a echarnos un hot dog y una cerveza, y apenas estábamos en la segunda mordida cuando concluyó, otra vez en favor de los asiáticos, prácticamente estaba todo resuelto.

Aun así había la ligera esperanza que G2, el equipo europeo, consiguiera el milagro, la grada no paraba de corear el nombre del equipo de Europa. Se dio la tercera partida, reñida como la primera, pero en momentos claves los chinos expusieron habilidades fuera de la media para terminar con cualquier posibilidad.

Observé a un grupo de escuincles festejar sin pudor alguno, niños ganando un Campeonato Mundial, incluso cuando el MVP fue nombrado, Tian, volteó varias veces sin comprender que había sido el mejor jugador.

Ya en la noche, en mi cuarto intentando bajar los decibeles de la jornada, reflexioné sobre lo privilegiado de haber conocido una pizca de este universo. Universo que mueve masas en todas partes del planeta, que maneja números de audiencia fuera de proporción, que genera miles de millones de dólares, que es lo de hoy, guste o no.

Hartas gracias, 'Pollo' por la invitación a tan mayúsculo espectáculo y acontecimiento, gracias Raúl y Rafa por la paciencia y las repetidas explicaciones de su ecosistema, gracias Paulina por tu buena vibra y tu ligereza, y gracias 'TJ' por tu generosidad para la chamba. Neta, soy sumamente afortunado, y no dejo de reconocerlo cada minuto.

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