Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Obligaciones

2017-11-17 | Luis García
LUIS GARCíA
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Monterrey hace tiempo viene haciendo al futbol mexicano mucho mejor, junto con su acérrimo rival, Tigres, se han encargado, mediante boyantes presupuestos, de regalar espectáculo, de brindar alegrías, de generar locura y de hacer que todos volteemos al Norte.

Los equipos regiomontanos empiezan a marcar la brecha entre los nobles y los plebeyos, aun así uno debe agradecerles su preocupación por el contar en sus huestes con lo mejor y lo más glamouroso posible en función de generar gozo a los suyos y vincularse con el triunfo.

Tu Monterrey, Antonio Mohamed, se instala en otra Final, tu gestión vuelve a ser impoluta, desde el pragmatismo y la sensatez los tuyos vuelan en la Liga y en la Copa. Sin esfuerzos artificiales vuelves a exponer tus fabulosas maneras como entrenador y las reiteras con distinción cada que puedes.

Cuando iniciaste la depuración de un club anquilosado por victorias pasadas se te tildó de inconsciente, la actualidad le da la razón a tu futurista visión y a tu valentía para implementar tan necesaria purificación en el vestidor de los Rayados.

Me fascina tu estilo, no sólo de vestir, parece que vas a un desfile de modas en Milán cada vez que elijes tu vestimenta para salir al banquillo, me refiero a tu sobriedad. Resulta imposible que manejes un perfil bajo dado tu carisma y tu natura, aun así los éxitos y las derrotas no alteran tu biorritmo o por lo menos no se nota, le das la debida valía a cada uno de los dos escenarios, sabedor que ambos son engañosos y eternos acompañantes. 

Has recibido con elegancia las críticas, eres un brillante contestatario, tus respuestas las realizas haciendo que la pelota ruede en favor de los tuyos y no mediante desaforados gritos. Tu voz la usas con tiento, con cordura, con suma precisión,
tú no gastas palabras, las utilizas como perfectas espadas, incluso como certeras dagas cuando resulta necesario.

El partido ante América ni cerca fue uno de los más brillantes del Monterrey, durante los primeros minutos fueron un insostenible vendaval que terminó por atascarse en un pantano. Después del brillante comienzo acompañaron un denso duelo que se fue descomponiendo a cada minuto; sin duda, fueron mejores que el América, pero no fueron lo dominadores que normalmente son, sobre todo en su terruño y fortaleza. 

El observar la propuesta tan lineal y vertical que expusieron el miércoles me hizo recordar con meridiana claridad aquella charla que tuvimos en la grama de tu estadio, en donde me confiaste la necesidad de contar con un futbolista capaz de matizar las velocidades del juego.

Ese salubre personaje eres tú, Avilés Hurtado, tu habilidad para incrementar y amainar el ritmo de los partidos se extrañó y mucho, la plantilla rayada es para espantar a cualquiera, pero existen imprescindibles entes que indican el camino, el tiempo, las formas y los porqués, ese eres tú, el Monterrey palidece un poco si tú no estás cerca.

Del otro lado, el América decidió abrazarse una timorata propuesta,  muchos, demasiados, elementos de características defensivas, pocos hombres por delante de la línea de la pelota lo que nubló la posibilidad de relacionarse mejor con ella. Por  ende, el partido se diluyó y se fue haciendo amargo sin remedio; mientras Monterrey se estrellaba porque pretendió ser más rápido y frontal de lo que requería la contienda, el América se obsesionó en establecer múltiples barricadas. 

Ambos equipos centraron su mente y alma en el resultado, en el ganar como fuera, tanto que se olvidaron de jugar, cosa que ambos hacen bastante mejor de lo que vimos. El partido fue opaco, pero la tanda de penaltis se encargó de darle color, los estresantes penaltis fueron una monserga para todos, más para ti, Óscar Macías, que decidiste mandar al carajo el sentido común.

El manchón penal que se convirtió en un desgarrador montículo de beisbol fue parte activa de un grotesco aquelarre, ahora, jugó en contra de todos los tiradores, siendo los jugadores del Monterrey quienes encontraron mejores soluciones a un sitio minado, así que la justicia, tan ambigua ella, prevaleció. Ganó el mejor, quitando filiaciones, cuando eso sucede la pelota duerme más tranquila, triunfó la propuesta más osada, más aventurada, en un tosco enfrentamiento con turbulento Final.

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