Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

México, escalafón

2019-07-02 | Luis García
LUIS GARCíA
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Cuando los procesos inician todo suele ser lindo, todos se caen bien, se es más condescendiente, incluso permisivo, todos están en disposición a respetar cualquier regla por más estricta o guanga que ésta sea, y todos exhiben su mejor versión.

Por cuestiones naturales, durante el rodaje se van desgastando las buenas maneras, surgen conflictos y se empiezan conocer las oscuras caras de cada individuo.

Es por ello la medular importancia de ir consiguiendo triunfos que solidifiquen los proyectos, esas conquistas que son mucho más esenciales por cómo se consiguieron, que la victoria en sí.

Batallas ganadas con forma y fondo, incuestionables, que hacen que el corazón de las cofradía se ensanche y lata mejor.

Para mí, el triunfo ante Costa Rica es un laurel como los arriba mencionados, no fue un simple partido ganado, no fue un simple acceso a las Semifinales de un bizarro torneo, fue una piedra angular en la construcción de una nueva y esperanzadora edificación.

Fue un manotazo en la mesa en pos de la necesaria purificación de una sociedad que en algunos lapsos se había contaminado y había perdido rumbo.

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Hace mucho tiempo no disfrutaba tanto con la actuación de la Selección Azteca, fueron un grupo de futbolistas monolíticos que nunca se extraviaron, que supieron sufrir, que supieron agruparse y darle vuelta a un panorama que se ensombreció.

Incluso, fueron víctimas de una brutal injusticia, un inexistente penalti, pero a diferencia de antaño, no se abrazaron a esa equivocación arbitral como justificante de posibles miserias, la usaron como estandarte para rebelarse con plausible fiereza, fue tal la voracidad del representativo nacional que emocionaron sin reparo.

Fue una adulta actuación, hombres que en lo individual asumieron su obligación de cumplir su rol para que el colectivo se elevara como un insostenible titán, fue tal el agobio que los ticos, honorables ticos sin duda, no sabían cómo salir del estado de sitio que propusieron los futbolistas mexicanos.

Como suele suceder, siempre son necesarios los héroes, esos personajes que señalan la dirección por la cual el batallón debe transitar, para mí existieron dos que estuvieron por encima de la media: Tú, Guillermo Ochoa, has conseguido ser un portero de alcurnia, un arquero que vive en una dimensión paralela, un salvador de partidos, en las dos pasadas Copas del Mundo fuiste el mejor hombre nacional por mucho; nunca será bueno que tu mejor jugador sea el cancerbero, pero eso no fue culpa tuya.

Desde hace largo tiempo te has dedicado a socorrer a los tuyos, ya no sólo paras lo parable, tú salvas partidos y eliminatorias, ni más ni menos, estás convertido en un coloso. Con tu par de sensacionales atajadas, la primera en los últimos segundos de los tiempos extra y el definitivo penalti que le adivinaste a Fuller, se volvió a poner en la mesa el debate sobre quién es el mejor portero de la Selección Nacional en la historia.

En lo personal me cuesta entender; estoy senil, así que mi estabilidad emocional tiene altas y bajas sumamente pronunciadas, la facilidad con la que usamos las palabras 'el mejor', se utilizan con una irresponsabilidad que asusta, somos tan dados a demeritar el pasado, porque algo en la actualidad nos seduce.

Tengo una gran debilidad por un pintoresco tipo que no sólo atajaba como un dios, sino que también revolucionó la portería nacional, y aparte es mi colega y amigo, mi querido Jorge Campos, para mí él es el uno, ayer, hoy y siempre, mi voto puede estar sesgado, me importa un comino.

Ahora, lo tuyo, Guillermo Ochoa, es una cosa de locos y tu historia aún no concluye, incluso puedes empatar a otra deidad en el arco, a Antonio 'Tota' Carbajal con cinco mundiales, no sólo estás entre los mejores porteros de la historia de nuestra nación, ya estás en el grupo de los mejores futbolistas del país, sin importar la demarcación en el campo.

Eres una indiscutida figura del futbol nacional, y lo has conseguido con enorme temple, cada loa, cada apapacho, cada aplauso, cada reconocimiento, cada premio lo tienes bien merecido.

El otro superhéroe de la jornada en Houston fuiste tú, Raúl Jiménez, tu anotación me encantó, fue una fusión de inteligencia para encontrar posición de remate, madurez al perder un tiempo para que la jugada se alargara, y poderío al revolverte y definir de media vuelta, fue un gol de raza, de esos que dan ganas de gritarlo como propio.

Pero lo mejor no fue esto, lo mejor fue tu estirpe para vociferar en el peor momento de juego nacional que te dieran la pelota, que serías tú quien comandaría el barco a buen puerto, que se pusieran detrás de ti ya que les abrirías paso entre filas enemigas, fuiste un líder visible que en plena tormenta dio un paso al frente cuando tus compañeros rezaban por encontrar a su cabecilla.

Pues bien, lo encontraron en ti, estás mejor que nunca, el penalti fallado es anecdótico, eres un maldito genio en el cobro de los penaltis, incluso qué bueno que te pasó, es una pequeña llamada de atención en una de los rubros en donde eres el mejor de la Selección.

Fue una noche redonda el duelo ante Costa Rica, con la jerárquica conquista, tu proceso y proyecto Gerardo Martino ascendió seriamente un escalafón en su consolidación. 

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