Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Manuel Neuer: Deidad

2020-08-25 | LUIS GARCÍA
LUIS GARCÍA
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Los porteros, por la naturaleza de su posición dentro del campo, son personajes extraños, entes que disfrutan ser disímiles, de enmarañado pensar, en conclusión son tipos diferentes, que gustan ser tratados de manera atípica. El utilizar un uniforme que no va alineado con el de sus compañeros, usar guantes, y estar a cargo de la protección o salvaguarda de los suyos, los coloca en un pedestal aparte, no sé si mejor, o más destacado, pero distante a los demás.

El cuidado de su portería es como si defendieran su casa, su propiedad, algo tangible sólo para ellos, que no le pertenece a nadie más, y sobre todo, es su fortín que nadie más conoce ni entiende.

Tú eres uno de esos colosos representantes de esta abstracta y poderosa cofradía. Tu colorida, luminosa e impecable carrera te sitúa entre los arqueros más importantes de la historia de la pelota.

Tu exhibición en Lisboa es para guardar por y para siempre, fuiste por mucho el héroe de la película. Ya venías siendo mayúsculo en las eliminatorias anteriores para el Bayern de Munich, pero faltaba la Final, el máximo escenario para que nos confirmaras que tú transitas en otra dimensión.

El PSG, y sus sublimes futbolistas, te pusieron a trabajar de manera copiosa, gestaron varias oportunidades manifiestas de gol, que tú cercenaste sin el menor rubor. En ocasiones coartaste los ataques franceses con tus brazos, en otras tantas con los pies, usas con tal gracia y eficacia tus piernas para atajar, que daría la impresión que tienes cuatro tentáculos prácticamente imposibles de sortear.

Y para complementar tu felina habilidad bajo los tres postes, manejas con absurda facilidad la demarcación de líbero. En cada ocasión que a tus defensores centrales, a tus medios de contención, y a tus laterales los aprietan, te avientan el balón descargando en ti la responsabilidad de darle un debido salvoconducto al mismo.

Es tal tu empática relación con la pelota que podrías jugar de número diez sin el menor problema. Haces que tu equipo juegue sumamente adelantado; con tu posición varios metros fuera del área grande logras que la presión alta de tus compañeros de campo sea una letal arma en la correcta estrategia de asfixiar a los oponentes desde su salida.

Eres un natural líder, de esos que se impone por lo civil o por lo rijoso, no sueles guardarte nada ni dentro ni fuera de la grama. Si debes enfrentarte y debatir las ideas con tus cuates de vestidor, dirigentes, entendedores, medios de comunicación, y rivales, lo haces con desparpajo y contundencia.

Durante el Mundial de Rusia 2018 se cuestionó el porqué te metían de titular en detrimento de Marc-André ter Stegen, que la estaba bordando en el Barça; es cierto que venías de una grosera lesión y llegaste justo a la contienda, y si bien no tuviste tu mejor Copa del Mundo, se respetó tu jerarquía.

Y después de disfrutar tu fabulosa noche en Lisboa, uno entiende porqué nadie se atrevió, ni se atreve, ni se atreverá nunca, a atentar contra tu efigie.

Eres un fino representativo de la genética alemana, eres competitivo, eres exigente, eres dúctil, eres lapidario, eres incluyente, eres global, eres un ganador de cepa, y un Campeón en todas las aristas analizables.

Nos quedan algunos años para gozarte, habrá que aprovecharlos, ya que cancerberos de tu honorable envergadura no surgen ni se ven con frecuencia.

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