Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Jonathan Orozco y Agustín Marchesín, cancerberos

2018-11-13 | Luis García
LUIS GARCíA
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El domingo en Torreón en la grama del TSM (inmueble que por cierto cumplió nueve años de concebido y en donde se han gestado fabulosas epopeyas y múltiples alegrías para los santistas), fuimos partícipes de un duelo en el que la excesiva cautela ganó la partida.

Fue un duelo sumamente serio entre dos claros aspirantes a ser campeones, me gustó mucho observar la seriedad de ambas organizaciones que desde que rodó la pelota en el terreno de juego, identificaron que enfrente tenían a un oponente de polendas, a un rival con variados argumentos para lastimarlos, y el cual les mereció total respeto.

Fue un cruce rocoso en el que sin duda le dieron más relevancia a defender sin el balón, que hacer magia con el mismo, válido sin duda, pero estos dos equipos cuentan con notables elementos para haber tomado un poco más de riesgos durante el encuentro.

En el palco de TV Azteca tuve a una grandiosa invitada, mi hija mayor Lorenza, hace algunas semanas me dijo que quería acompañarme a un viaje de trabajo y decidimos que fuera éste.

Me hizo sumamente feliz que viniera, es una fantástica niña, prudente, inteligente, la disfruté mucho, tiene una envidiable sonrisa y es un personaje muy fácil de convivir, y con eso de que hace poco abandonó su carrera en Literatura Latinoamericana y decidió estudiar Comunicación, le vino perfecto conocer los recovecos de una transmisión de futbol.

Su filiación deportiva es cambiante e incierta, aunque tiene predilección por mi amado Atlético de Madrid, me dijo -con el desparpajo que la caracterizaque vendría enfundada en una playera del América, cosa que resultó un simple amago, nada más que ello.

Regresando a la cancha, y a la desbordada precaución de Santos y América en la contienda, quisiera destacar a dos esenciales adalides para su consecución, y medulares también del bien andar de ambas entidades, sus porteros, dos jugadores jerárquicos que poseen extraordinaria influencia en su grupo, en su proceder y en su sentir.

Empezaré contigo, Jonathan Orozco, siempre he tenido debilidad de tu contestataria manera de ser, bien entendido el concepto, eres un provocador nato, es decir, que te gusta competir, te gusta incordiar, te gusta exigirle el máximo a tus oponentes y a los tuyos.

Tu voz no es una cualquiera, cuando abres la boca retumbas los recintos, cuando expresas una idea consigues resonancia y profundo eco, eres de esos entes que no pasan desapercibido, no sabes cómo usar camuflaje, lo tuyo es irrumpir sin pedir permiso ni perdón, no entiendes el futbol desde otro sitio.

Atendiendo exclusivamente lo deportivo, eres un delicioso líbero, eres un arquero que hace perfectamente su cardinal chamba, pero aparte podrías jugar con el uniforme del equipo en la cancha, tu manejo con los pies se equipara al mejor de tus compañeros.

Tu lectura de juego es asombrosa, siempre estás un paso por delante de propios y extraños, juegas tu área como si fuera la sala de tu casa, y tu forma de despejar te convierte en el mejor asistente de tu club, eres el que mejor monta los contraataques de los tuyos.

En la otra portería estuviste tú, Agustín Marchesín, otro prócer, también te haces respetar mediante la clara exposición de tus ideas, no te resultan ajenos los medios de comunicación, los sabes utilizar para debatir las ideas, no les rehúyes, al revés, te gustan.

Ninguna de tus palabras tiene desperdicio, y a diferencia de muchos de tu gremio, tienes autocrítica, no te cuesta un ápice reconocer tus fallas y la de tu cofradía, siempre das la cara, no te escondes, te haces responsable de tus buenas y de tus malas acciones.

En lo estrictamente cancha eres un salvador de partidos, no eres el típico portero que para lo parable, tu atajas lo físicamente improbable, y para muestra tu hermoso, plástico y eficaz gesto técnico cuando Oswaldo Martínez te pateó desde fuera del área en el primer tiempo, debido a que por delante de ti había un sinfín de gente, te lanzaste antes de tiempo, pero te pasaste, así que tuviste que izar tu brazo derecho y en el aire recomponer la postura, insisto, un acto físicamente imposible, simplemente eres un genio de la portería con los Guerreros.

Tanto tú, Jonathan, como tú, Agustín, poseen algunas condiciones deportivas y de temperamento similares, siendo en lo que más se parecen que ambos realizan con meridiana pulcritud su trabajo como porteros, pero aparte le ofrecen poderosas soluciones a sus directivos, a sus entrenadores, y a sus compañeros, en otros sensibles escaños de la cancha y fuera de la misma.

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