Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Ilusión

2018-07-04 | Luis García
LUIS GARCíA
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Se terminó la odisea de la Selección Nacional en los parajes rusos, los brasileños se encargaron de darles una severa lección, desarmarlos y recordarles que están muy lejos de la élite mundial, muy lejos. Como bien mencionaste Neymar Jr., hablaron mucho y se fueron a casa, ni más ni menos.

Esta frase del extraterrestre y número 10 de Brasil define en muchos sentidos a este grupo de futbolistas mexicanos que durante su larga estadía en Rusia, en el representativo mexicano se caracterizaron mucho más por fijar posiciones mediáticas que por hacerlo en la cancha. La mayoría de las ocasiones su larga lengua liquidó sus insinuaciones en el campo de juego.

Brasil los paseó, Brasil los peloteó, Brasil los exhibió, Brasil les recordó que no tenían la mínima posibilidad de sentarse a la mesa del Rey Arturo, Brasil los desnudó, Brasil hizo lo que quiso con ellos, cuando quiso, Brasil no los goleó porque tú, Guillermo Ochoa, te convertiste en Superman en tu portería, Brasil los colocó en su sitio, incluso sin despeinarse en la cancha.

Los grandes combates en la historia no se ganan con huevos, no se ganan con músculo, no se ganan con vehemencia, se ganan con calidad, y es en este rubro donde esta asociación está rezagada. El cúmulo de virtudes que poseen los brasileños en comparación con las habilidades que poseen los mexicanos resulta en una grotesca comparación en favor de los sudamericanos. A los nacionales no les sobra calidad, les sobran ganas, pero cuando no vienen acompañadas de habilidades terminan siendo insulsas.

Algunos extraviados, incluyéndote a ti, Juan Carlos Osorio, señalaron que el partido estuvo en vilo hasta el segundo gol de Firmino casi al concluir el encuentro. Cruel y torpe mentira, el partido se terminó cuando quisieron los brasileños, al inicio del segundo tiempo, la bestia amarilla aplastó al equipo verde, el vendaval que desataron encabezados por ti, Willian, fue algo grosero, fue rudo, fue soez, tanto que parecían dos selecciones que jugaban en distintas categorías.

Esa rebelión que algunos futbolistas mexicanos expusieron mediáticamente por sentirse agraviados cuando se dijo que Corea del Sur los había ayudado a pasar a la siguiente fase, se extinguió después de los primeros minutos disputados en Samara.

Esta generación mexicana no tuvo los arrestos para confirmar el autoproclamarse como la mejor de la historia al momento; cosa que ni remotamente son, tuvieron tres ciclos mundialistas para conseguirlo y en la tercia de los intentos sólo fracasaron.

Ninguna Selección Nacional en la historia había permanecido en su mayoría tanto tiempo en tan privilegiado sitio sin ningún resultado que aplaudir, ningún grupo tuvo tantas oportunida des para evolucionar, ninguna cofradía fue tan longeva y tan ineficaz.

Es cuestión de dar un ligero repaso por los deleznables episodios de esta generación 'dorada', la horrorosa goleada de Chile en la Copa América Centenario, el regalo de la Concacaf al otorgarles la Copa Oro de 2015 cuando tuvieron que haber quedado eliminados ante Panamá en Semifinales, la goleada ante una Alemania B en la pasada Copa Confederaciones, el repaso de Suecia en el último partido de la Fase de Grupos, aspecto que no se daba desde la Copa del Mundo de Argentina 78, y cómo olvidar su obra más macabra cuando estuvieron a nada de perderse el Mundial de Brasil 2014 si no es por nuestro amado vecino, Estados Unidos, de la mano de nuestro mejor amigo Zusi, quien los salvó de la quema, es decir, varias historias dignas de los mejores guiones de películas de terror.

A este grupo le reconozco un medular aporte en su largo paso por la Selección Nacional, la confección de la Asociación de Futbolistas Mexicanos, en este tópico sí merecen total admiración sin duda alguna. No suelo generalizar, y no voy a empezar hoy, existen algunos casos individuales en que se pueden ir a casa con el pecho inflado y sintiéndose sumamente satisfechos de su aporte y rendimiento, a bote pronto se me ocurren casos como los de ustedes Rafael Márquez, Guillermo Ochoa y Andrés Guardado, este último con una amarga actuación en Rusia, por mencionar los notables, y si le rebuscamos seguramente por ahí surgirán un par de nombres más, pero no muchos más.

Tú, Oribe Peralta, anunciaste tu exilio de la Selección Nacional, honorable gesto y fabuloso viaje, estamos en espera que varios, varios más hagan lo propio, y si no lo hacen, espero que quien se quede como cabecilla tenga la integridad y dureza para purificar un vestidor que vivió dantescos momentos por ciertos líderes artificiales que condicionaron las reglas y las flexibilizaron a su envidiosa conveniencia.

No existió evolución, existió involución, iniciaron como seductores guerreros el Mundial de Rusia y terminaron como timoratos personajes incapaces de modificar la descendente tendencia. En la fase de matar y morir, los buenos se vuelven buenos, y los malos se vuelven malos, así lo dicta la historia y México cumplió esta máxima a carta cabal en la Copa del Mundo.

Si bien selecciones como Argentina, Alemania, España y Portugal se fueron de la competición por el túnel del desagüe, eso no minimiza en lo absoluto la rácana presentación mexicana en los dos últimos partidos. No se acercaron siquiera a ese despreciable refugio socorrido para suavizar las caídas, las afamadas derrotas dignas. Se fue México del Mundial, y tristemente nadie lo va a extrañar.

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