Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Espadachín

2018-03-09 | LUIS GARCÍA
LUIS GARCÍA
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No soy muy adicto a utilizar los números para expresar mi sentir y pensar sobre la pelota, sé de su medular importancia, pero me gusta que caminen en carreteras paralelas. Ahora, 200 goles en tu carrera es una morrocotuda cifra, un número de locos, una cosa de locos, de un loco lindo como eres tú.

Desde tu llegada a nuestra nación sabes de mi debilidad por tus seductoras maneras de relacionarte con el juego y con el gol.

No solamente admiro ese extraño instinto para encontrar posición de remate desde cualquier ángulo imaginable, lo que más admiro es tu elegancia para jugar y anotar.

Estoy cierto que el uniforme que utilizas en cada combate podría ser colgado en tu camerino cada ocho días sin necesidad incluso de ser lavado ni planchado, presiento que ni sudas.

Tú destierras la confusa creencia de que sin músculo y sin correr es imposible triunfar en el futbol, y con esto no quiero decir que no seas generoso en el esfuerzo, me refiero a que usas tanto el cerebro que las demás partes de tu cuerpo viven en una segunda dimensión. 

Meter goles para ti es natural, resulta prácticamente imposible observarte en tensión, entre más cercano te encuentres de las áreas enemigas creces centímetros en altura y en fuerza, eres como una especie de superhombre que adyacente a su hábitat se vuelve insostenible.

Como la máxima figura del León, se te ha intentado juzgar y responsabilizar de desestabilizar vestidores y entrenadores; como sucede con frecuencia en muchos tópicos en nuestro país lo han hecho sin contundentes pruebas, nada nuevo bajo el sol.

Por obvias razones, al ser el emblema del club cuando las cosas buenas suceden eres el culpable, de igual forma como cuando las cosas son horribles. 

Tus respuestas ante estas acusaciones han sido siempre las mismas, goles, goles y más goles, no sabes ni te gusta responder de otra manera.

Como bien dice el fantástico coach de los Patriotas de Nueva Inglaterra, Bill Belichick, tú haces tu trabajo, punto y final, y lo haces muy bien, con eficiencia, y eso suele incordiar.

Para mí eres el mejor centro delantero que juega en México, incluidos nacionales y foráneos, combinas con suma armonía tu bestialidad de cara a portería con la seducción de un artista para desarrollarte y moverte en el campo. 

Eres un dos caras bien entendido el concepto, eres tosco y sugerente, educado y descortés, eres desquiciante para tus rivales porque no identifican si eres el hombre que pueden invitar a su casa a cenar o eres el ente que deben denunciar ante las autoridades porque les pintas la cara cada segundo.

Es sumamente complejo leerte y detenerte, sigues metiendo goles por racimos cuando tus oponentes hace bastante tiempo saben que eres el más dañino, te han estudiado hasta el cansancio y no encuentran la fórmula para recluirte tras las rejas.

Comandas tu cofradía sin poner mucho empeño o siquiera proponértelo, caminas con el cuello erguido sabedor de tus habilidades, con cada paso que das desparramas clase y contagias de magia a quienes están atentos y abiertos a absorber tus erudiciones.

Ayer me rendí, hoy me rindo, y sin duda mañana me rendiré ante ti, decirte gran futbolista me resulta minimizar lo que le regalas a la pelota. 

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