Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Descomunal

2018-09-22 | Luis García
LUIS GARCíA
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Hace escasos días firmaste tu renovación de contrato con el poderoso Manchester City, el cual te unirá a tan honorable sociedad hasta el 2021, es decir si no pasa nada extraño cuando concluya tu nuevo arreglo habrás cumplido 10 años jugando para los Citizens, siendo lo extraordinario no la enorme cantidad de años, sino la gran calidad y el brutal nivel que has venido exhibiendo en una entidad y en una competición de mayúsculas obligaciones.

Radicas en una organización de abolengo, nada más fue fundada hace 138 años como St. Mark's (West Gordon), y desde el 13 de abril de 1894 es conocida como Manchester City.

Hace varios ayeres, uno de tus entrenadores en el City, me refiero al genial Roberto Mancini, mencionó que eras una fotocopia de Romario, futbolistas pequeños, pero monumentales en poder, inteligencia, técnica, picardía y obvio contundencia.

Ser el máximo goleador de tu actual equipo en la historia no se consigue por casualidad, se deben unir muchos factores, uno de los más es permanencia, en un futbol tan global y seductor en donde son pocos los futbolistas que se ligan con sus clubes por largos años, tú eres uno de esos ejemplos de extraña, pero valiosa fidelidad.

Tuviste un par de épocas gloriosas en tus anteriores instituciones, en Independiente debutaste a los 15 años y meses, rompiendo el récord del debut más joven en la historia del futbol argentino que le pertenecía nada más que a Diego Armando Maradona. Después fuiste una deidad en el saleroso Atlético de Madrid en donde metiste más de una centena de pirulos. Pero en Inglaterra encontraste tu nido, tu hogar, te mueves por los recovecos del club como si fuera tuyo, vives cómodo sin que esto te convierta en un burgués, eres piedra angular del revolucionario proyecto del mesías Pep Guardiola.

Tienes 30 años, es decir llevas la mitad de tu vida vinculado a una pelota, y todo ese tiempo lo has vivido a una velocidad frenética, a un nivel superlativo, y con resultados de otra galaxia.

Porque no sólo en organizaciones locales has sido un todopoderoso, en la selección argentina en distintas categorías has triunfado, ganaste los Juegos Olímpicos en Pekín 2008, ganaste dos veces el Mundial Sub 20, 2005 en Holanda y 2007 en Canadá, y tienes en tu haber tres subcampeonatos con la mayor, Copa América en Chile en el 2015, Copa América Centenario en Estados Unidos en 2016 y la Copa del Mundo en Brasil en el 2014. Casi 40 goles en poco más del doble de actuaciones con tu selección te colocan en un inalcanzable pedestal por más que la actualidad de tu cofradía nacional sea un desastre dirigencial, y algunos rimbombantes futbolistas argentinos como tú y tu amigo Leo Messi salgan raspados y salpicados, máxime por el pasado Mundial en Rusia.

Eres la antítesis del delantero centro moderno, esos entes grandes, toscos, que acaban imponiéndose por su talante físico más que por su juego. Tú te rebuscas la vida desde la inteligencia, eres un prodigio entre líneas y mucho más en reductos pequeños, tus 'patitas' cortas son tu mejor arma, mientras tus defensores pretenden localizarte, tú ya los vacunaste, ya estás adelante un par de peldaños. Y no sólo el área enemiga te resulta terreno fértil, sabes jugar por fuera de la misma con suma atingencia y brillantez, no eres un delantero dependiente, todo lo contrario, tu provocas jugadas y rutas de escape para los tuyos.

Es obvio que hablando de centros delanteros nominales los nombres y apellidos de Luis Suárez y Robert Lewandowski seducen y opacan el horizonte, pero que no quepa duda, tú vives en el mismo escaño que ellos, con condiciones y habilidades diametralmente opuestas a los dos arriba mencionados, pero desayunas, comes y cenas en la misma mesa que ellos y no desentonas un ápice.

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