Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Cincuenta años, Madrid

2019-06-05 | Luis García
LUIS GARCíA
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De manera inesperada regresé a Madrid, entrañable ciudad con la que tengo un poderoso vínculo que me cuesta mucho trabajo explicar y mucho más entender. Hace algunos meses, exactamente febrero, estuve por allá, y de la nada, sin comprender cómo, estaba de regreso, el pretexto, la final de la Champions League, el día, 1 de junio, mi cumpleaños, vaya paradoja, cumplir 50 años en una metrópoli de la cual recibí coloridas lecciones cuando fui futbolista profesional y en donde las cosas caminaron a una brutal velocidad que me resultó imposible asimilar mis emociones, mis sentimientos, mis angustias, mis escasos triunfos y mis frecuentes tropiezos.

Pues bien, sin darme cuenta estaba otra vez en las gráciles calles de Madrid, mi Madrid, obvio no es mi Madrid, pero me gusta saberme suyo, me gusta saberme aplastado y a la vez abrazado por ella. La cofradía de tan pintoresco viaje estaba conformada por el amor de mi vida, mi esposa Rocío Lara, Claire Chevalier, esposa del puñetas de Christian Martinoli, el mentado nalgón, y Rodrigo Macías.

Llegamos el jueves al mediodía, nos instalamos en el hotel y salimos a caminar rumbo a un restaurante que una amiga suiza le ha había recomendado a Claire, el Street XO en el Corte Inglés de la calle Serrano, restaurante urbano de comida fusión, nos tocó una mesera de nombre Ivette, chaparrita, una fiera, nos describía cada platillo y coctel como si los conociera desde recién nacida, simpática y contundente al mismo tiempo.

Al final del ágape mi señora se levantó al baño, regresando con una media sonrisa diciendo que la iba a regañar, nos confió que se topó con Emilio Azcárraga y se presentó como Rocío Lara la esposa de Luis García, nos reímos mucho de la escena, fuimos a pagar y Emilio seguía en el lugar con su familia, así que Christian y yo fuimos a saludarlo, nos abrazamos, y le pedimos una foto, la cual fue excelsa, la risa de los tres fue natural, amplia, sin ningún tipo de compromiso y menos maldad, foto que subí a mis redes sociales y generó turbulencias.

Después de inmortalizarnos, tuvimos la oportunidad y el honor de saludar a su esposa Sharon Fastlicht, distinguida y educada mujer, fue un agradable momento en donde confirmamos la enorme calidad humana y sencillez tanto de Sharon como de Emilio.

Salimos y caminamos rumbo a la Puerta de Alcalá, hicimos un pitero enlace para Protagonistas, y mi 'Roska' y yo nos separamos, ya que fuimos a cenar al 'Ten Con Ten' con Maripili y Miguel, buenos amigos que conocimos en la escuela de nuestros hijos, divertidos, sensibles, inteligentes, y él muy pedo, aparte nos une el que son papás de Pau, quien es novia de nuestro hijo menor Luisito.

El lugar estaba a reventar de mexicanos y se empezaba a mencionar el fraude de los boletos de la Final, salimos a las 2 de la mañana rumbo al hotel. El viernes nos despertamos tarde, eso de no tener hijos es una gozada, almorzamos en una terraza de la Castellana, atravesamos por un pintoresco mercado de artesanías y tomamos camino a la Plaza Mayor, la horda de ingleses, en su mayoría del Liverpool, se empezaba a sentir, deambulamos haciendo tiempo para ir a cenar y celebrar mi cumpleaños.

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El festejo fue en la 'Ferretería', restaurante que mi nalgón propuso, éxito rotundo, el añejo sitio fue la primera ferretería de Madrid, y desde hace ocho meses funge como restaurante, el primer piso se mantiene como el ayer, y en la parte de abajo, que era un convento, fue habilitado el comedor, manteniendo los tabiques, estructura y arquitectura del mentado convento.

Conocimos a un maestro cortador de jamón que era de Canarias, el cual nos dio una cátedra de cómo se debía comer, también le pegamos a unos judiones que estaban para enmarcarlos en casa, fue un íntimo y muy lindo festejo, me sentí muy feliz y a gusto.

Llegó el sábado, el día del juego, desde la noche anterior, Macías nos venía insinuando que las cosas con los boletos se estaban enturbiando y no era seguro que fuéramos al juego, cosa que se confirmó el sábado por la mañana, caminamos largos kilómetros, comimos en el Mercado de San Gabriel, sensacional sitio en el que existen diversos puestos, muy bien presentados, de comida y bebida, comes en la barra y te topas con todo tipo de personajes, había muchas brasileñas y brasileños, lo que nos sorprendió.

De ahí fuimos a un hotel a platicar con el grupo de 'PokTaPok' con quienes establecimos una relación comercial y también salieron lastimados con el tema de los boletos, tratamos de ser empáticos con la gente que al igual que nosotros se quedó sin asistir al estadio. Como tenemos una gran facilidad de reírnos de nosotros mismos, fuimos al Estadio Vicente Calderón a grabar un video mofándonos al pensar que ahí sería la Final, la cual terminamos de ver en un bar asturiano, no antes de hacer una toma en donde Christian y yo estamos asomados como arrimados a la ventana de un grotesco bar, intentando ver algo del partido.

El domingo fuimos de compras y cerramos el día cenando en el 'Numa Pompilio', vanguardista restaurante, al cual nos invitaron Jorge Valdano y su maravillosa y elegante esposa Marta, charlamos, reímos y disfrutamos una gran velada, perfecto cerrojo a tan fantástico viaje.

En estos momentos vengo escribiendo en el avión de regreso a casa, mi esposa y Macías vienen roncando de grotesca manera, aun así vengo con el corazón pleno y el alma rebosante por unos maravillosos días. Desde esta ínfima trinchera no tengo más que palabras de agradecimiento para ti 'Roska', eres lo mejor de mi vida, enorme cómplice en todos los sentidos, te amo en ésta y la siguiente vida, me encanta viajar contigo.

Ustedes, Claire y Christian, gracias en verdad por haber estado ahí, por su adaptación, por ser tan fáciles para viajar, cosa que no es común, platicamos mucho, de todo, reímos a carcajadas, a cada uno los disfruté enormemente, gracias por estar en un momento medular en mi vida, fue una gozada el viaje a su lado. Y tú, Rodrigo Macías, gracias por animarnos a realizar tan salerosa odisea, dos Finales fallidas, pero eso vale madre cuando se viaja con gente tan bondadosa, tan pura, tan buena y tan dispuesta como tú lo eres, sin duda, nos faltó Liz, la cual no puede faltar a ningún otro viaje.

Cumplí 50 años, y no puedo estar más que agradecido con la vida porque ha sido sumamente generosa conmigo, ha sido una extraordinaria aventura, y lo mejor es que soy plenamente consciente de la misma.

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