Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Brasil y Argentina, benditas

2019-06-29 | Luis García
LUIS GARCíA
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Dos colosos están en la siguiente ronda, dos selecciones que en ocasiones damos por sentado, que a pesar de sus dolores son esenciales animadores. Vienen transitando caminos disímiles, empiezo por el anfitrión, Brasil; por una cuestión natural esperamos que se parezcan al pasado, con ilusión de que jueguen como lo hacían antaño, que sean esa máquina de embelesar mediante un balón, que desborden arte y goleen y aplasten rivales.

Pues bien, esas comparaciones no ayudan ni a la selección brasileña ni a nadie, pues da la impresión que siempre quedamos insatisfechos con lo que nos ofrece. Esta jovial Brasil es un roble, no son tan rígidos como se cree, pero poseen estructura, hacerles gol es una titánica tarea.

No han recibido anotación en cuatro partidos, no es un tema a demeritar, pocos se atreven a atacarlos, y si alguno por azares del destino pasa el fortín se encuentran contigo, Alisson Becker, que en la actualidad eres el mejor portero del orbe, eres un portento dentro y fuera del área, y tu manejo con los pies es sencillamente magistral, podrías ser un jugador de campo y nadie notaría la diferencia.

Existen rubros a mejorar, sin duda, uno de ellos es la extraña cábala de que contigo, Casemiro, son imbatibles. Ya mandaron al carajo ese absurdo mito, ganándole en penaltis a Paraguay, al que debieron ganarle en tiempo reglamentario y con holgura, de este partido no existe nada que reprocharles, remataron a portería más de 20 ocasiones y tuvieron un porcentaje de posesión por encima del 80 por ciento, fueron justos vencedores en toda la regla.

Tú, Arthur, has logrado flexibilizar el mediocampo, eres la batuta que gusta vivir cercano a lo plástico mucho más que a lo eficaz, te has encargado de aprobar los exámenes que tu compadre Philippe Coutinho ha reprobado.

Arriba cuentan con lindas armas, un tridente que se ensambló en el último partido de la Fase de Grupos ante Perú. Tú, Everton, con la insolencia que provee tu corta edad, no entiendes de cadenas, eres un alma libre, un provocador y fuiste quien inició la violenta revuelta brasileña en los últimos minutos ante Paraguay.

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Tú, Roberto Firmino, eres un fino bailarín, a veces parece que vas levitando, eres un facilitador del engranaje, no eres ese centro delantero destroza porterías, pero tu aporte en ofensiva es imprescindible para que los demás luzcan. Y tú, Gabriel Jesus, eres una especie entre maquiavélico y camaleónico, eres perverso y te adaptas, una fusión brava, fuiste el más activo del partido en ataque y concluiste la obra con un delicioso cobro del penalti para sellar el pase.

Brasil luce como una sólida y seria roca, sería ideal que fuera colorida, pero no siempre se puede todo. Por su parte, Argentina sigue incolora, descafeinada, ganó, incluso sin mayor sufrimiento, pero no rueda, no anda con fluidez, se estanca groseramente en unos vados que duran múltiples minutos en los partido.

Se entienden las dudas, los miedos, la ansiedad que abraza a esta selección, pero de forma extraña, cuando mejor jugaba, consiguió el gol y en lugar de insistir, en cuestión de segundos se convirtió de protagonista en simple espectador, desquiciante situación que los paraliza. Del fango surgieron un par de héroes desconocidos, Franco Armani y Lautaro Martínez, los dos mejores de la cancha por mucho.

Tú, Franco, ya te habías puesto la capa de semidiós ante Paraguay, pues bien, te volviste a enfundar en tu disfraz de salvador, cortaste un buen número de centros y resolviste dos remates en tus narices.

Tú, Lautaro, por tu raza, tu estirpe, tu generosidad en la recuperación, por hacer buenos los malos balones que te enviaban y por supuesto por tu intuición y amplio recurso en el primer gol, tu salida no la entendió nadie, nadie, ni los rivales, que casi aplauden cuando te sacaron.

No puedo dejar de escribir sobre ti Lionel Messi, soy un grandísimo admirador de tus florituras y grandeza, lo seré por siempre y se agradece tu sinceridad al señalar que no está siendo tu mejor Copa América. Tuviste una tercia de arrancones, iniciando la segunda mitad, luego volviste a palidecer. Nos has mal acostumbrado y eso es toda culpa tuya, queremos que resuelvas todo, a todas horas, siempre y sin sudar, que cómodo lo nuestro y que jodido lo tuyo; celebro que sigas en competencia, si alguien lo merece eres tú.

Se te viene, se les viene un lindísimo cruce contra Brasil, que está más organizado, mejor confeccionado, están más limpios de ideas, pero colocar a tu Argentina como víctima segura me resulta un sacrilegio, máxime si estás tú, Leo.

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