Opinión

Luis Castillo

Jefe y coordinador de contenidos en la Octava Sports | Radio Centro, que pone al alcance información detallada del futbol mexicano.

¿Momento de renunciar?

2020-05-02 | Luis Castillo
LUIS CASTILLO
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En los últimos meses un personaje en el futbol mexicano ha estado envuelto en la polémica por las decisiones que se han dado. Enrique Bonilla Barrutia, quien desde 2015 está al frente de la Liga y Ascenso MX, llegó al futbol organizado de la mano de Decio Eugenio de María Serrano, a inicios de este siglo. Ambos coincidieron en la década de los 90 en la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (Secofi), en la cual Decio fue subsecretario de Promoción de la industria y del Comercio exterior.

Decio llegó, en 2002, como secretario general de la FMF, que presidía Alberto de la Torre. Dos años después, empezó el ascenso meteórico de Decio y con él también Bonilla ganaba terreno en el organigrama de la Federación. En 2004, a la par de ser secretario general de la FMF, también fue nombrado director general de Primera División. Se fue 'Manobeto' de la Torre de la presidencia y llegó Justino Compeán.

En 2012 se cumplió el sueño de ambos personajes: separar el torneo de Liga de la FMF, así surgió la Liga MX con su segunda categoría, Ascenso MX. Decio fue 'entronizado' como presidente de este nuevo ente y Enrique Bonilla, director general. Tres años después Decio fue nombrado presidente de la Federación y Bonilla promovido como presidente de la Liga MX.

Así, cuentan sus allegados, que aquellas pláticas, sueños y planes de controlar el futbol mexicano se cumplían. Tras jugar en el Deportivo Llanes de la prestigiosa Liga Española de Futbol, A.C., tanto Decio como Enrique conversaban de su ilusión de en algún momento jugar un rol protagónico en el futbol profesional y su momento había llegado: tener los puestos más altos al que cualquier ejecutivo podría aspirar dentro de la industria del futbol.

Tras Rusia 2018, Decio se jubiló y Bonilla ha continuado con su gestión como máximo responsable de la Liga, que ha tenido una característica: el escándalo y polémica. Pocas veces la Liga MX ha tenido estabilidad. Bajo la gestión de Bonilla Barrutia vive constantes turbulencias.

La imagen de Bonilla ante la opinión pública está desgastada, es posible que también ante cierto grupo de propietarios. Pareciera que, con la división que hay en el futbol mexicano, su continuidad no sea lo mejor. Debe llegar un tipo con el perfil de conciliar intereses, más que dividir; de lograr que todos caminen en un mismo rumbo, pero la decisión final sobre el último escándalo en el futbol mexicano la tienen Emilio Fernando Azcárraga Jean y Ricardo Benjamín Salinas Pliego, ellos y nadie más definirán el futuro de Bonilla, si continúa al frente u optan por relevarlo del cargo.

LOS PECADOS DE BONILLA
Durante su gestión en el futbol profesional el actual presidente de la Liga MX ha tenido pasajes que pueden jugar en su contra y aquí los enumeramos.

El caso Fidel Kuri es, tal vez, la piedra en el zapato más grande e incómoda en la gestión de Bonilla. El empresario irrumpió en el futbol con Orizaba, en 2008. Estuvo ahí hasta 2011, cuando le retiraron la franquicia entre la FMF y el gobierno del estado. Kuri compró a Salamanca, a 15 minutos de que se terminara el Draft en Playa del Carmen, la llevó a la Piedad, ascendió y luego recaló en Veracruz para revivir a los Tiburones. Todo era una auténtica luna de miel, hasta que Kuri perdió el control: agredió a funcionarios de la FMF, hacía caso omiso a los castigos impuestos, pero el detonante fue el retraso de los pagos a los futbolistas y como consecuencia el descenso.

Ahí estuvo Bonilla, respaldando a un socio del futbol hasta que la situación se hizo insostenible y vino la desafiliación, que hoy tiene demandado al futbol.

La venta de Lobos BUAP a Bravos de Juárez es otro episodio incómodo del actual presidente de la Liga MX. El empresario poblano Mario Mendívil vendió la franquicia a Alejandra de la Vega para llevar al equipo a la ciudad fronteriza; vino entonces una disputa legal entre Mendívil y la BUAP y su rector Alfonso Esparza, hasta llegar a los juzgados.

La violencia relacionada con el futbol creció y se salió de control, pero desde las oficinas de Colima 373 y luego desde Toluca, nunca quisieron reconocer que esta situación los rebasó, simplemente no se hablaba del tema y punto, era considerada como información 'amarillista'.

Siendo Bonilla director general del Ascenso falleció, el 15 de septiembre de 2012, un velador que cuidaba una construcción en la parte de afuera del Estadio Sergio León Chávez. Murió tras el enfrentamiento entre las barras de Irapuato y Celaya. Su jefe en ese entonces, Decio de María, declaró que Efrén Sánchez Gutiérrez había fallecido a causa de una caída al estar alcoholizado y no de la gresca protagonizada por las barras. Esta versión fue desmentida por el entonces subprocurador de Justicia de Guanajuato, Joel Romo, y no les quedó otra que ofrecer una disculpa y señalar al comisario de ese partido de haberles dado mal el informe.

Ya como presidente de la Liga MX se vio un momento vergonzoso: previo al Clásico 117 entre Tigres y Rayados se vivieron momentos de terror, un aficionado felino fue apuñalado, las imágenes retrataban la violencia que había secuestrado al futbol ante la displicencia de directivos. Lo peor de todo se dio cuando el juego de disputó.

En 2017 se dio el parón de árbitros del futbol mexicano, siendo Bonilla ya presidente, y aunque pregone que son entes diferentes, es una realidad que no hubo capacidad de negociación de parte de los directivos con los árbitros.

Nunca se entiende la benevolencia y sobreprotección que Enrique Bonilla brindó a los empresarios Miguel y Elías Favela con el equipo Murciélagos FC. Con deudas por todos lados y controversias, estos empresarios siempre contaron con el beneplácito del mandatario. No se atrevió a desafiliarlos. ¿El motivo? Sólo ellos lo saben. Quedará grabado el momento en que los partidos del ascenso pararon un minuto como parte de las protestas por falta de pago.

Otro personaje que también contó con un reglamento flexible fue el otrora dueño de Irapuato, José de Jesús Martínez, luego de la época de Bonanza, vino la época de vacas flacas para el propietario del equipo e inundó de deudas con el plantel. Siempre contó con el apoyo del entonces encargado del ascenso, incluso algunos exdirectivos señalan a Bonilla de abogar por este dueño para que pudiera ingresar a las reuniones.

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Es cierto que en los últimos días Enrique Bonilla responsabilizó a muchos de la muerte del ascenso para convertirlo en una Liga de Expansión, la realidad es que el directivo tiene también gran responsabilidad, siempre soslayó esta categoría e incluso llegó a llamar de manera despectiva 'pueblos' a plazas de nuestro país, que legítimamente aspiraban a estar en el Ascenso MX; un claro ejemplo, La Piedad, en Michoacán.

Cerca de tres lustros dentro de posiciones importantes del balompié nacional hacen que en el recuento de los daños Enrique Bonilla termine como el gran villano y responsable de todos los males en la presente década del futbol mexicano.

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