Firme

Sigue el presidente de Atlético de San Luis, Alberto Marrero, con la intención de darle continuidad al proyecto que encabeza José Francisco Molina en la dirección técnica del equipo potosino, pese a que los resultados no son nada halagadores en el Clausura 2018 de la Liga de Ascenso.

El equipo no encuentra una identidad futbolística y está hundido en el último lugar de la clasificación.

Pese al apoyo incondicional que tiene el director técnico Molina, Marrero no puede jugar contra los intereses de la institución, porque estaría poniendo en riesgo en algún momento la inversión que hizo el Atlético de Madrid de España en nuestro país.

El descenso está a la vuelta de la esquina; en caso de que comprometan el resultado de este día frente a Murciélagos de Los Mochis, la escuadra de San Luis Potosí entraría en una situación que podría comprometer su permanencia.

El juego de este viernes también es todo un reto para la afición que se ha ilusionado y registra las mejores entradas de la Liga de Ascenso. En este momento los seguidores potosinos deben de respaldar desde la tribuna al equipo para que la escuadra responda en la cancha.

Un paso en falso del entrenador hispano y el proyecto puede irse al bote de la basura.

Presión
Por la falta de resultados en el conjunto de Correcaminos.

Primero el experimentado entrenador Ricardo Rayas emitió unas declaraciones antes de la jornada doble en el sentido de que él pagaría las entradas para que la afición vaya al Estadio Marte R. Gómez.

El técnico entró en una dinámica hablando del equipo en otras latitudes para poner como ejemplo que algunos clubes históricos han descendido.

Es cierto que Rayas no tiene responsabilidad del problema porcentual que tiene Correcaminos, pero es momento que saque toda el bagaje que tiene acumulado, es un hombre que sabe sortear este tipo de situaciones.

Lo importante es que Rayas no se deje contaminar por gente inexperta y sin autocrítica que tiene a su alrededor. No es el momento de que la directiva y afición se enfrenten, pues tienen que cerrar filas, si no será la misma historia que en las últimas dos décadas.