Opinión

Jose Luis Caballero Leal

Aquí encontrará un análisis crítico y actual sobre los principales acontecimientos políticos y sociales de México y el mundo desde la óptica de un ciudadano

Finanzas Públicas en Terapia Intensiva

2018-08-05 | José Luis Caballero
JOSé LUIS CABALLERO
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Enrique Peña Nieto dejará a México literalmente ahogado con una deuda externa que supera los 200 mil millones de dólares. Para dimensionar su relación con la economía nacional esta cifra suele ser representada como un porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) el cual consiste en el conjunto de los bienes y servicios producidos en un país durante un lapso determinado, casi siempre medido en períodos anuales. A inicios del sexenio de Peña Nieto la deuda externa de México representaba entre un 25% a un 30% del PIB. Sin embargo, en menos de dos años el gobierno Peñista la incrementó a un 54% de ese referente económico. Hace 5 años, la deuda representaba un 46% de los ingresos públicos totales, pero para el cierre del 2017, se había incrementado casi al 80%. El endeudamiento, en si mismo, forma parte de las estrategias macroeconómicas de todas las naciones. El gran problema del nuestro lo ha sido la acelerada velocidad con que se ha producido, pues apenas 10 años atrás, nuestra deuda no alcanzaba los 100 mil millones de dólares. Si bien es cierto que el principal propósito de los préstamos debería corresponder a inversión en infraestructura, en un país en donde los índices de corrupción son escandalosos aunado a la rampante impunidad que aún prevalece, el endeudamiento externo ha servido para enriquecer a la clase política y a los grandes concesionarios de obra pública, la mayor de las veces, beneficiados con contratos multimillonarios sin licitación alguna. Sobra decir que somos el país con la deuda externa más elevada de toda América Latina.

Vale la pena recordar que cuando Peña Nieto arribó al poder, es decir, el 1 de diciembre de 2012, un dólar americano se cotizaba a razón de 12.93 pesos. Ahhh, que días aquellos… Para cuando finalice el mandato peñista, nuestra moneda, en apenas 6 años, se habrá devaluado en más del 45% de su valor.

A pesar de los devastadores pronósticos que anticipaban un caos financiero si López Obrador ganaba las elecciones presidenciales, no hubo fuga de capitales, ni menos aún se devaluó, aún más, la moneda mexicana. De hecho, a lo largo del mes de julio, el peso se logró recuperar de forma muy considerable, cerrando la cotización el pasado viernes en 18.56 por dólar americano. Las encuestas de Banxico y de los principales bancos que operan en este país señalan que la inflación del 2018 será de entre 4% a 4.10%, mientras que en el 2019, podría reducirse alrededor de medio punto. La paridad de la moneda mexicana frente al dólar se calcula que cerrará este año en $19 pesos, sin que se pronostiquen importantes variaciones para el 2019. El crecimiento del PIB sigue siendo preocupante, puesto tanto para el cierre de este año como para el 2019, los números son idénticos: 2.2%, equivalente a crecimiento nulo.

López Obrador recibirá un país con finanzas públicas en terapia intensiva, teniendo como único y real contrapeso a lo largo de su sexenio a las empresas calificadoras del comportamiento de las finanzas públicas, como lo son Standar & Poor’s y Moody’s. Si el manejo de la economía no satisface a estos observadores financieros internacionales, una baja en la calificación podría incrementar el riesgo de fuga de capitales, reducción de la inversión extranjera, descontrol absoluto del mercado cambiario y tener que pagar más por el financiamiento externo. Transparencia y racionalidad en el gasto público que genere crecimiento, empleo y bienestar deberán ser observados escrupulosamente por el nuevo gobierno.

Las mejores noticias de la semana: ya solo mantendremos a ocho partidos políticos, pues Encuentro Social y Nueva Alianza perdieron finalmente su registro, y bastó una sesión de indulgencias en la Casa de los Milagros de la colonia Roma para que José Antonio Meade, otrora calificado como un funcionario desvergonzado y corrupto, se convirtiera en un hombre bueno, decente y honorable. 

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