El Síndrome Maroma

Vaya petardo que le explotó a Claudia Sheinbaum, futura Jefe de Gobierno de esta ciudad, cuando, a los pocos minutos de haber anunciado el innecesario nuevo logotipo con el que pretende identificar a esta ciudad capital durante su gestión, los usuarios de las “benditas redes sociales” le encontraron rasgos de identidad absoluta con el logotipo utilizado desde hace más de una década por una agrupación musical del género metal progresivo denominada Neural Mx, que en su logo a su vez reproducen los mismos elementos gráficos del logotipo de la institución bancaria IXE, que también contiene los mismos elementos incorporados en el Código Mendocino, representando la ciudad dividida en cuatro barrios, y que, para aguarle la fiesta a todos, ese diseño se reproduce en una coladera plástica para desagüe de regadera casera.

En mi pueblo y en muchos otros del mundo a esta conducta se le denomina lisa y llanamente plagio, definido éste como una conducta ilícita a través de la cual una persona se atribuye la autoría de una obra creada por un tercero. Aun y cuando existen supuestos legales que permiten otorgarle la condición de obra primigenia a una creación que se basa en una obra preexistente, en el caso que nos ocupa, entre el supuesto y novedoso logotipo elegido por los convocantes de este innecesario certamen y el logotipo empleado por la banda metalera hace más de una década, no hay argumento alguno que permita concluir de forma distinta a como los sabios usuarios de las redes sociales lo han sentenciado ya: el logotipo ganador del gobierno de la CDMX es una copia pura y simple del empleado por Neural Mx.

El síndrome “maroma” surge de la necesidad imperiosa de encontrarle fundamento, justificación o explicación a todo aquello que no lo tiene. Monreal, Delgado, Sánchez Cordero, Polevnsky, Jiménez Espriú y hasta Riobóo se han doctorado en esta compleja disciplina, teniendo que salir a tirarse maroma y media para intentar darle cuadratura a muchos de los temas que hoy anteceden la llegada al poder del nuevo gobierno. Sheinbaum se contagió de este virulento síndrome, y sin más, cuando fue acosada por las redes sociales, manifestó que ella no fue quien eligió el consabido logotipo sino un jurado calificador, y que para evitar conflictos, recurriría a la sabia opinión del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial. Más allá de la posible condición marcaria que dicho logotipo pudiera llegar a poseer, la consulta, en todo caso, debió de incluir en forma inicial al Instituto Nacional del Derecho de Autor, pues la naturaleza de dicho diseño lo ubica, en primer lugar, en la categoría de una obra de dibujo protegida por el derecho de autor, para posteriormente, y si reúne las condiciones respectivas, beneficiarse del reconocimiento legal que otorga el registro de una marca.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: “...Un soldado en cada hijo te dio...”

Y como lo afirmé en mi colaboración previa, Francisco Taibo será el Director del Fondo de Cultura Económica, pues, con la aplanadora de Morena en el Senado, el dictamen de reformas a la Ley Federal de las Entidades Paraestatales eliminando el requisito de ser mexicano por nacimiento para ocupar la dirección de una empresa paraestatal fue aprobado en Comisiones, esperando turno para ser dictaminado en la sesión ordinaria, lo que sucederá de forma inminente. Reformar una ley para favorecer los intereses de una sola persona, es un pésimo presagio de lo que veremos en los años por venir.

López Obrador señaló el pasado miércoles que “…Desestabiliza (al país) juzgar a corruptos … pues abrir expedientes causaría confrontación y anclaría al país en el conflicto…” Con ello pretende justificar el perdón a los funcionarios de uno de los regímenes mas corruptos de los que se tenga memoria en la historia de México. A mi el perdón me resulta inaceptable, oprobioso e indigno de alguien cuya bandera de honestidad ha sido enarbolada durante los últimos 18 años.

Ejemplo vivo de los que se van en 7 días mas es la frase que se atribuye al expresidente Adolfo López mateos: “La Revolución Mexicana fue la Revolución perfecta, pues al rico lo hizo pobre, al pobre lo hizo pendejo, al pendejo lo hizo político y al político lo hizo rico”.