El Populismo

El mismo día que en la Cámara de Diputados fue aprobada la iniciativa de reformas a la Constitución eliminando el fuero constitucional al Presidente de la República, lo mismo que a senadores y diputados, Ernesto Cordero, líder del senado, otrora panista y hoy al servicio del mejor postor, anticipó que la suerte de esa reforma aún no estaba echada. Y cuánta razón tuvo el legislador federal, pues el pasado jueves, una mayoría priista impidió la dictaminacion de tal iniciativa en Comisiones del Senado. El propio Cordero salió ya a defender esa decisión, bajo el absurdo y servil argumento de que se pondría en riesgo la gobernabilidad de este país. La realidad es muy distinta. Ante la creciente posibilidad de que el Mesías Tropical se convierta en el próximo presidente de México, y más allá de su discurso de amor, paz y amnistía a los criminales, priistas, panistas, perredistas, verdes y hasta morenos, prefieren gozar del manto protector del fuero constitucional, no vaya a ser la de malas que el cambiante humor de “ya sabes quién” lo hiciere repensar sobre el perdón a los que han delinquido. La mal llamada iniciativa “Meade” de eliminación del fuero ha pasado a mejor vida, con lo que se ha demostrado, una vez más, que toda propuesta legislativa que pudiere siquiera rozar los intereses de quienes real y verdaderamente ejercen el poder en el PRI y en el gobierno, jamás tendrá éxito alguno, a pesar de que en este caso en particular, tal aprobación hubiere significado un espaldarazo al alicaído candidato priista a quien se le adjudicó su paternidad. Así pues, a seguir soportando la rampante impunidad de nuestros legisladores federales durante el nuevo sexenio, y en muchos casos seguramente durante uno adicional, a raíz del nuevo sistema que permitirá la reelección de dichos servidores públicos.

López Obrador ha anticipado muchas decisiones que adoptará en caso de que sea el próximo presidente de la república. Los disparates del nuevo aeropuerto y de la venta del avión presidencial ya ocuparon muchas planas, lo mismo que el tema de la amnistía, respecto de la cual, Olga Sánchez Cordero intentó, fallidamente, enmendarle la plana al tabasqueño tratando de explicar el verdadero alcance y objetivo de la misma. Pero lo que hoy es verdaderamente preocupante y absolutamente inadmisible lo es el injustificable intento de censura que López Obrador y su equipo de colaboradores han desplegado para impedir la transmisión de una serie de televisión denominada “El Populismo”, en donde uno de los seis capítulos de que se conforma, se refiere, precisamente, al propio Andrés Manuel, uno de los más distinguidos exponentes de dicha corriente. Habiendo acusado a los productores de servir a la consabida Mafia del Poder y que su costo de producción había superado los 100 millones de pesos (jajajajaja), ha hecho todo lo que ha estado a su alcance para vetar a todos los medios interesados en su divulgación. El día de ayer, National Geographic anunció la transmisión de la misma por su canal, anticipando que el episodio del Mesías Tropical será transmitido el domingo 6 de mayo. López Obrador podrá no estar de acuerdo con su contenido, e inclusive, tendrá a su alcance toda una serie de remedios legales si a través de dicho documental se afectan sus derechos, pero bajo ninguna circunstancia es permisible el intento de censura, vulnerando el derecho al ejercicio de la libertad de expresión de quienes la hayan producido. Un pésimo precedente que anticipa la intolerancia con que podría conducirse el mesías contra todo aquel que exprese un punto de vista diferente o crítico a su visión de gobierno.

Pero más preocupante aún lo ha sido la ridícula e irresponsable declaración del escritor Paco Ignacio Taibo II, quien sugirió la expropiación de todas aquellas empresas que sean críticas de las posturas de López Obrador, al punto que el carnal Marcelo tuvo que salir a desmentir tan grotesca declaración. Aún recuerdo el video del demagógico y populista dictador venezolano Hugo Chávez expropiando empresas por designio del pueblo en una asamblea pública. ¿Será que cada vez nos acercamos más y más al indeseable eje bolivariano? Ojalá no sea así. ¡Al tiempo!