Opinión

Jose Luis Caballero Leal

Aquí encontrará un análisis crítico y actual sobre los principales acontecimientos políticos y sociales de México y el mundo desde la óptica de un ciudadano

El bien portado

2018-08-12 | José Luis Caballero
JOSé LUIS CABALLERO
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Semana para no olvidar la que hoy concluye por diversos motivos. El primero y quizá más importante a destacar, es que por primera vez en la historia moderna de México, la izquierda asumirá el poder presidencial en la persona de Andrés Manuel López Obrador, quien apenas el pasado miércoles recibió la constancia del Tribunal Federal Electoral que lo acredita como Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos, quien se convertirá en Presidente Constitucional, al primer segundo del día 1 de diciembre de 2018, más allá de la simbólica ceremonia de entrega y colocación de la banda presidencial en el salón de plenos de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, convertida en recinto solemne para ese evento político.

El segundo motivo, no menos importante, también por lo inédito, es que la izquierda autodenominada “progresista” encabezada por el propio AMLO, gozará de una mayoría calificada en ambas cámaras del Congreso de la Unión, lo que le garantizará al Presidente en turno, un gobierno en que, toda iniciativa que transite por una u otra cámara legislativa, será aprobada sin miramiento alguno.

El tercero lo es, sin duda alguna, la decisión del Tribunal Unitario en Materia Penal que, minutos antes de la medianoche del martes pasado, le notificó raudo y veloz a Elba Esther Gordillo el sobreseimiento del último de los juicios que fueron instaurados en su contra por el régimen peñista, este último, por lavado de dinero y asociación delictuosa. Muchos medios de comunicación reportaron este evento como la “absolución” de la Maestra de los delitos imputados, cuando en realidad lo que legalmente sucedió es que su juicio fue ‘sobreseído’, lo que significa que el tribunal no entró a analizar el fondo del asunto, resolviéndose el juicio seguido en su contra sin dictarse sentencia alguna, ni condenatoria ni absolutoria. Lo anterior debido a que con motivo de un criterio emitido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación hace un par de años, se estableció que toda investigación realizada por la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP, debía contar con aprobación judicial previa, hecho que en el caso de Gordillo no sucedió así, ya que cuando fue practicada la misma, tal requerimiento era inexistente. Con base en ello, y de manera extraordinariamente conveniente, el Magistrado del Tribunal Unitario determinó aplicar ese criterio, dejando sin valor probatorio las pruebas de lavado de dinero ofrecidas por la PGR para acreditar el ilegal destino de los casi 2 mil millones de pesos (si, leíste bien) que Elba Esther dispuso para su uso personal y privado. Elba Esther no fue declarada inocente. Simplemente se desecharon las únicas pruebas aportadas por la PGR, con lo cual no hubo manera alguna de calificar si la conducta delictiva que se le imputó, efectivamente sucedió como lo denunció el Ministerio Público Federal en su oportunidad.

No olvidemos que Elba Esther Gordillo estuvo formalmente en prisión un par de días solamente de los casi cinco años y medios ‘presa’, pues so pretexto de su delicado estado de salud, abandonó la cárcel de Tepepan un día después de su ingreso para ser alojada en un piso entero de un hospital privado los siguientes cuatro años y medio, hasta que finalmente obtuvo la prisión domiciliaria en su lujoso departamento de Polanco a la espera de la tan ansiada resolución judicial ya comentada. Una presa muy singular, por decirlo de alguna manera.

Dicen que en política nada es coincidencia, como tampoco lo fue el hecho de que el anuncio del sobreseimiento del juicio en contra de Elba Esther se diera el mismo día en que a López Obrador se le nombrara Presidente Electo de México. La lectura de la liberación de Gordillo se ha interpretado como un fracaso más del gobierno peñista en temas de procuración de justicia, como una vendetta personal que acabó convirtiendo a la ex lideresa sindical en una presa política, pero también se ha dicho que la liberación es una concesión al presidente entrante, con quien se le vincula políticamente. Una muestra más de lo bien que se ha portado Peña Nieto con López Obrador en este periodo transicional.

A nadie debe sorprender el sobreseimiento del juicio contra Elba Esther Gordillo. Los tiempos de la política son también los tiempos de la justicia. Termina el sexenio de quien la encarceló e inicia el de quien la liberó.

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