Opinión

Ignacio Suárez

El Fantasma ha recorrido el mundo del deporte a través de 6 Mundiales, 10 Copas América y 5 JO. Aportará a RÉCORD su conocimiento y exclusivas.

Rusia 2018, el Mundial de los 'Chava Iglesias'

2018-06-20 | Ignacio Suárez
IGNACIO SUáREZ
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Para tratar de comprender mejor el tono de algunos pasajes de esta columna, no estaría de más leerlos utilizando o imaginando el peculiar tono de voz del legendario 'Chava Iglesias', si el de 'Club de Cuervos', o mejor aún, quizás el de 'Javi', 'Bárbara' o 'Charly', los personajes de esa maravillosa película dirigida por Gary Alazraki: 'Nosotros los nobles'. 

Dicho esto, sin el afán de ofender a nadie con algún pasaje de mi escrito porque NO se puede generalizar, pero si para retratar de una forma más clara una fenómeno social que es real, es palpable y se está viviendo con la invasión mexicana aquí en Rusia.

Aun NO hay cifras oficiales, algunos hablan de 30 mil, otros aseguran que pueden ser 40 mil los aficionados que llegaron a este país para apoyar a la Selección Mexicana. Una cifra impresionante para un país como el nuestro, que no se caracteriza por su boyante economía.

Mundomex, la agencia autorizada, vendió el paquete más barato en 220 mil pesos, que incluía transportación aérea en viaje redondo, cinco días de hospedaje y un boleto para el México-Alemania. A eso habría que sumarle las comidas, los souvenirs y las bebidas, sobre todo eso, las bebidas, porque vaya que sí llegan con 'sed de la peligrosa', así que por muy barato póngale otros 30 mil, para llegar a los 250 mil por persona. 

Pero los que vinieron con ese 'austero' plan de cinco días y un juego son los aficionados 'pobres', son una minoría los que gastaron en paquetes baratos de 'apenas' 250 mil pesos. La mayoría vino por dos semanas, al menos para 'ver' entre 8 y 10 juegos y serán los menos los que se quedarán todo el Mundial. Es decir, la cifra fácilmente se duplica.

Supongamos el escenario más austero: que los 30 mil mexicanos se hubieran gastado 'solo' los 250 mil pesos por persona. Estaríamos hablando de 7 mil 500 millones de pesos ¡375 millones de dólares! Con cifras reales y sin ninguna duda serán más de 600 millones de dólares los que se habrán gastado en un mes o menos.

Por eso no son nada descabelladas las cifras que dio a conocer hace unas semanas el viceprimer ministro ruso, Arkady Dvorkovich, en el sentido de que esperan entre dos mil 400 y tres mil 390 millones de dólares de ingresos al final de la justa, que se incrementarán de manera significativa al Producto Interno Bruto (PIB) del país, y luego nos preguntamos por qué organizar un Mundial. 

Poniendo en contexto entonces los costos y gastos mínimos que realizaron los mexicanos que están en Rusia, entremos en materia del fenómeno social que están representando. Aunque hay gente de todo tipo y edades, hoy a diferencia de las otras seis Copas del Mundo que nos había tocado cubrir, aquí en #Rusia2018 abundan los jóvenes. ¡Se ve, se siente los 'millennials' están presentes!.

Jóvenes a los que su trabajo o el trabajo de sus padres pudieron pagar el viaje y así ser testigos presenciales del histórico partido México-Alemania. Ellos son, nos guste o no, el nuevo modelo de aficionado, el que ahora disfruta más de sacarse una selfie en el Estadio Luzhniki, compartirla en ese momento con sus amigos en 'el feis'.

Miles de ellos estaban ahí adentro, en la tribuna, con boletos por los que pagaron dos mil pesos o más pero siempre más atentos a ver los likes que aparecían en la fotos compartidas en sus redes sociales. Que sus amigos se enteraran en dónde y en qué lugar estaban y habían etiquetado, fueron prioridad antes de los planteamientos de Osorio.

¿Quiere imaginarse estar en Rusia por un momento? Imagínese, querido lector, cual sería su cara en el momento que tu hija pequeña te presenta a su primer novio que tiene la vestimenta de un mara salvatrucha. ¿Recuerdan a aquel Ivan Drago, aquel boxeador ruso que peleó contra Rocky Balboa? Pues hagan de cuenta que un Iván Drago en cada hijo le dio a cada ruso, así las caras del guardia de seguridad, del voluntario, del conductor de taxi, de la bella chica de la tienda de souvenirs.

No era un mito que en Rusia, hombres y mujeres, parece que tienen prohibido sonreír; es absolutamente real. Por eso para todos ellos, con el entrecejo fruncido, observaban con incredulidad cómo una inmensa ola verde de mexicanos avanzaba eufórica en las entrañas de la estación Plaza de la Revolución del metro de Moscú. Eran ríos y ríos de aficionados mexicanos que habían decidido llegar ahí para cambiarle el color a la Plaza Roja, el pasado domingo.

Los muros del metro retumbaban al estruendo del grito de guerra de aquel domingo. ¡El día del padre, les pusimos en la madre!, en un inmenso coro, se repetía una y otra vez. La turba verde avanzaba feliz, gritaba, cantaba, saltaba, se abrazaban unos a otros, en una felicidad que contagiaba.

¿De dónde aparecieron tantas botellas de tequila en la Plaza Roja? No lo sé, pero aparecía una tras otras cual conejo en sombrero de mago. Brotaron entonces las mil y una historias de 'Chava Iglesias' (pausa para que usted amable lector se coma sus papas fritas, y practique el tono de 'Javi Noble'): “No mames wey, pinche partido de 'webos'. Estuvo de ¡no mames! No me la creo, ese pinche 'Chucky' debe jugar en Europa, ¡es una pistola ese wey!.

-Ya juega en Europa, en el PSV de Holanda -escuchamos que respondió su interlocutor con voz aguardentosa – No mames we, yo digo de que juegue en 'mero mero' Europa, ahí en España o Francia”, fue la plática que escuchaba a mis espaldas que mantenían dos jóvenes mexicanos que habían pedido dos hamburguesas y 12 cervezas en el McDonalds ubicado frente a la Plaza Roja.

A doscientos metros de ahí, estaba Rodrigo, un joven de unos 20 años, evidentemente alcoholizado, que con el torso desnudo y un penacho en la cabeza escalaba el poste de luz de unos 3 metros de alto, para una vez arriba de ahí soltarse totalmente de espaldas en caída libre hacia los aficionados que lo 'cachaban' con los brazos una y otra vez entre aplausos al estilo de un rockstar en concierto. Olía a cerveza, se traspiraba tragedia.

Más adelante, un aficionado me reconoció y tambaleante y balbuceante me dijo: “Mira Fantasma, soy Gonzalo, estudio en de la Anáhuac. Mira, hoy le estamos demostrando al mundo que los mexicanos y México 'Is the shit', por eso le debemos decir no al populismo. Debemos de estar orgullosos de lo que somos cómo país, cabrón”. Lo incongruente del caso era escucharlo decir eso, cuando sus pantalones de mezclilla lucían orinados. Aún así me ofreció un trago de tequila a pico de botella, a la vez que se jactaba de haber pasado junto a sus amigos tequila de contrabando al estadio en carcasas de Iphone huecas que se rellenaban y le habían comprado a otros paisanos. ¡Los mexicanos nos chingamos a Alemania y a la pinche KGB wey!, nos contó orgulloso.

El hijo del expresidente Felipe Calderón también estuvo por ahí, sacándose fotos y posando con una bandera con la leyenda de que si ganaba AMLO se quedaba en Rusia. Algo pasó que ese grupo casi se enfrenta con otro aficionado, que dijo llamarse Felipe y que en el estadio vimos cómo pedía a nacionales y extranjeros que repitieran frente a su teléfono la frase: ¡Yo con Pepe!, material que más tarde fue utilizado para hacer una promoción de José Antonio Meade en redes sociales. 

 

De pronto el festejo en la Plaza Roja y la calles aledañas se distorsionó de forma grotesca. El peor momento fue cuando en la concurrida calle de Petrovka, un ex millitar de origen polaco amputado que estaba en silla de ruedas ayudado por su hijo, muy divertido observando el festejo, pidió a un paisano que le prestara una máscara de López Obrador que traía puesta para poder sacarse una foto. Cuando lo hizo y se la colocó, en el colmo de la miseria humana, un abominable mexicano 'millennial' alcoholizado se fue sobre la silla, la levantó y lo tiró al piso y se echó a correr.

Sí, el festejo de aquella tarde gloriosa en el Luzhniki se degradó de manera infame. La política mexicana terminó prostituyendo el festejo del Mundial. Otra vez los políticos de todos los colores tratando de utilizar el futbol como patrimonio electoral, sucedió aquí en Moscú, sucedió allá en México.

No sé por quién vaya a votar usted, pero hágalo, es su derecho y su deber. Respete el derecho de que otros NO piensen como usted, como los otros deben respetar el suyo. Vote por el color que prefiera, por el que usted quiera ya sea por razón o simpatía.

Yo en lo personal NO le tengo miedo a ninguno de los candidatos. No le temo al mito de que alguien NOS convertirá en otra Venezuela, tampoco les temo a quienes nos prometen ser igualitos a Suecia. Todos son juegos, una política retorcida. A eso NO le tengo miedo, le tengo PAVOR en lo que hemos convertido a algunos de nuestros jóvenes y eso es real, no el futuro, es lamentablemente el presente.

Si esta minoría es el futuro de México, vaya que SÍ le debemos tener miedo.

Queremos a México, demostrémoslo con respeto. Ya le ganamos a Alemania en la cancha, magnífico. Espero ser testigo también algún día y poder contarles que como país pudimos al menos empatarles en respeto y educación, tanto en el triunfo como en la derrota. Eso sería mejor que ganar la Copa del Mundo.

No es la apariencia, es la esencia. No es el dinero, es la educación”

Coco Chanel 

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