Opinión

Ignacio Suárez

El Fantasma ha recorrido el mundo del deporte a través de 6 Mundiales, 10 Copas América y 5 JO. Aportará a RÉCORD su conocimiento y exclusivas.

Chanchullos y epilepsia

2018-05-23 | Ignacio Suárez
IGNACIO SUáREZ
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De pronto Platini apareció en el programa “France Bleu” afirmando que en el Mundial del 98, el Comité Organizador hizo algunas “travesuras” durante el sorteo. Enseguida muchos pusieron el grito en el cielo. ¡Amaño! Titularon algunos. Otros más se dieron golpes de pecho. Los menos ni nos inmutamos con la declaración.

Noticia hubiera sido comprobar que en un sorteo del Mundial NO se hubiera hecho trampa, que no se hubiera manipulado para darle una “mano” al país anfitrión. ¿Se habrá realizado alguna vez, en la época moderna, algún sorteo mundialista libre de pecado? Yo, francamente, lo dudo mucho.

El mismo Joseph Blatter, en junio de 2016, para joder a Platini, reconoció públicamente que fue testigo de sorteos amañados donde se utilizaba la técnica de las pelotas frías y calientes, incluso explicó la técnica: “Se ponen algunas bolas antes en la heladera y la mera comparación entre unas y otras, al tocarlas, determina las bolas frías o calientes”. Eso sí, aseguró que esta trampa sucedió sólo en los torneos de la UEFA, el organismo que presidía el exjugador francés, que los sorteos de la FIFA que él organizó eran puros, castos, inmaculados y virginales. 

Aquella declaración fue como si escucháramos un día al ‘Chapo’ Guzmán acusar de narcotraficante al ‘Señor de los cielos’ Amado Carrillo, como si Madona acusara a ‘Mata Hari’ de casquivana, o como si Doña Fede acusara a Doña FIFA de mañosa. “El burro hablando de orejas”, dirían en mi pueblo.

Lo que dijo Platini, lo justifican en aras de mantener el negocio vivo durante el más tiempo posible en el país donde se desarrolla la justa. Cuando se juega el Mundial en una sede o dos, en el momento que el equipo local es eliminado, la efervescencia se diluye, por eso se le da una “mano” amiga, para que, en la teoría, tenga algunos partidos de garantía, al menos para pasar la primera fase, un cuarto partido es más que suficiente, si no se trata de una potencia.

En el Mundial del 86, México fue colocado en el bombo 1. Cuando apareció su nombre había que escoger tres bolas frías. Así surgieron “mágicamente” tres superpotencias como rivales; Irak, del bombo 3, Paraguay del 2 y Bélgica del 4. Luego venían los cruces. El primer lugar del grupo de México, enfrentaría al tercer lugar de grupo ‘A’, integrado por Argentina, Italia, Bulgaria y Corea del Sur. Hubiera tenido que suceder una tragedia futbolística para que los de Maradona o los de Paolo Rossi, no terminaran como 1 y 2. ¿Así o lo ponemos más simple? Lo que sucediera después era ya ganancia. La “mano santa” había hecho su parte con el país anfitrión. ¡Vaya suerte que tuvo México! Titularon algunos diarios de la época. 

Y así podemos irnos repasando Mundial a Mundial y podremos ver que aparecen esas “travesuras” de las que habló Platini, si la iglesia es un negocio, el futbol lo es más y pecadores hay en todas partes, y como nadie esta peleado con su propio dinero, así ha sido, así es y así seguirá siendo. Lo criticaremos, pero lo seguiremos consumiendo. Lo que no mencionó el francés fue un parteaguas brutal del marketing que sucedió en aquel Mundial de 1998 y que pudo terminar en tragedia y la muerte del mejor jugador del mundo de ese tiempo: Ronaldo Nazario de Lima.

Ubiquémonos en este momento. Después del Mundial de Estados Unidos 1994, la mercadotecnia sobre este deporte detonó como nunca antes. Las marcas americanas decidieron hacer dioses a los jugadores del futbol mundial para poder vender sus productos. Nike era el amo, dominaba el mercado americano con una fórmula simple, asociaba su marca con los dioses de la NBA que tenía en Michael Jordan su santo patrono. 

Si funcionó en el basquetbol, copiarían el modelo en el futbol aprovechando la Eurocopa de 1996, ahí estreno su mítico comercial de “el bien contra el mal”, donde un equipo comandado por Cantona, Figo, Kluivert, Maldini y compañía vencían al equipo del infierno ¿lo recuerdan? 

 

 

Fue tanto el éxito que tuvo Nike en su ingreso al futbol, que al año siguiente en 1997, decidieron contratar en exclusiva al mejor jugador del mundo del soccer de ese momento y brindarle un privilegio que sólo le habían otorgado a Michael Jordan; un contrato publicitario de POR VIDA. El elegido: Ronaldo Nazario de Lima, ese jugador fascinante del Barcelona.

 

Por los primeros 10 años, recibiría más de 25 millones de dólares, con una serie de incentivos brutales que lo podrían llevar a más de 100 en ese mismo periodo. Para armar el paquete sin contratiempos Nike firmó a la selección brasileña en exclusiva por una década en una cifra jamás antes pagada, casi 400 millones de dólares.  

Ya tenían el producto, habían pagado fortunas, había que explotarlo al máximo. Comerciales de la firma con la selección brasileña y Ronaldo inundaron el mundo. Para el Mundial francés, esta selección partía como la gran favorita; Tafarel, Cafú, Roberto Carlos, Dunga, Rivaldo, Denilson, Leonardo y Bebeto, comandados por Ronaldo, ‘El Fenómeno’.

 

 

La palomita aparecía en la playera, en el short y en una peculiar franja vertical a la mitad de las calcetas de la selección. Era todo un plan con maña. Por primera vez en la historia una cámara de televisión de la señal internacional, por contrato, seguiría en exclusiva y en acercamientos de la cintura para abajo a Ronaldo, eran tomas de acercamiento espectaculares en ese momento. La cámara lenta te permitía ver cada amague, cada recepción del astro brasileño, cada golpe. Bueno, y de paso podrías ver la marca de la palomita sobre el short, las medias y podías ver los espectaculares zapatos Mercurial Nike R9, lanzados de exprofeso para ese evento y que rompieron récord de venta. 

 

 

Nike había pagado una fortuna a la FIFA para poder tener esas tomas en exclusiva para la señal internacional. Incluso con televisoras de algunos países firmó contratos individuales para que utilizaran durante la transmisión tantas o cuantas repeticiones de jugadas de ‘El Fenómeno’, que inducían de manera subliminal la marca.

En el mundo todas las televisoras jugaron sus cartas por tratar de estar más cerca de Brasil, el gran favorito. En aquel entonces en Televisa, apostamos por contratar a Milton Queiroz, el gran ‘Tita’, que tenía gran amistad con Zagallo, y muchos jugadores con los que había compartido el vestidor. Y nos funcionó, el buen Gerardo Liceaga, pudo hacer varías entrevistas exclusivas gracias al ídolo del León e información privilegiada.

Se dio la Final soñada para muchos: Brasil vs Francia. Pero esa misma noche, para los brasileños no fue de sueño, fue una pesadilla. El búnker del hotel Lesigny, donde se hospedaba la selección brasileña, estaba en silenció, estaba amaneciendo, de pronto los gritos de Roberto Carlos despertaron a todos; ¡Se muere Ronaldo! ¡Se muere Ronaldo! 

Todos corrían hacia el cuarto, el doctor Lidio Toledo llegó de manera apresurada. Algunos jugadores veían a Ronaldo contorsionarse con frenesí, tirado en el suelo. Sus ojos estaban en blanco, echaba espuma por la boca, producto de la salivación excesiva. César Sampaio había vencido su propio miedo para meterte el dedo en la boca para evitar que el delantero se ahogara con su propia lengua. Fueron minutos de drama, incredulidad, miedo terror. Muchos salían de la habitación con lágrimas en los ojos susurrando: “está muerto, está muerto”.

Milagrosamente, el doctor Toledo, QEPD, logró estabilizarlo, faltaban horas para disputar la gran Final. Todo era un caos, rumores, muchas historias de pasillo; “que Ronaldo tenía epilepsia y que se le había ocultado a todos porque había firmado contratos publicitarios millonarios”, se dijo en un inicio en los pasillos. Dada la idiosincracia de los brasileños, no faltó quien dentro del grupo hablara de que al jugador le habían hecho algún tipo de vudú, alguna brujería para que perdieran el partido. Se buscaban razones para explicar lo inexplicable del momento.

Se le suministró el antiepiléptico más nuevo de la época, que se me dice se llamaba Topiramato (topamax), cuyas reacciones secundarias señalan fatiga, mareo, debilidad muscular, perdida de la coordinación, nauseas, entre muchas otras.

Este medicamento estaba prohibido por la FIFA, porque algunos de sus activos provocan que dé positivo como doping. Pero era Ronaldo, había cientos de millones de publicidad en juego de cara a la Final. Los dirigentes brasileños entraban en dilema; Zagallo, NO quería dejarlo jugar. Otros dirigentes, NO opinaron lo mismo y dejaron la decisión en los doctores y los resultados de los exámenes sanguíneos.

El propio jugador, en entrevista exclusiva con FourTwoFour relató aquel infierno. Declara que estuvo a punto de morir, que su compañero Leonardo le pidió que NO jugara, que él mismo fue quien decidió jugar y se lo pidió al técnico. El resto de la historia ustedes lo conocen.

 

 

Lo cierto es que se asegura que Ronaldo no fue “sorteado” para hacer el antidoping, que la FIFA no lo incluyó para protegerlo y protegerse en caso que hubiera sucedido una tragedia. Brasil perdió, ‘El Fenómeno’ tuvo su peor juego del Mundial, además de tener un choque muy fuerte con Bartez que asustó a todos, pero las repeticiones en TV de sus escasas jugadas salvaron los contratos publicitarios firmados, que de haberse incumplido significaban pérdidas multimillonarias.

El tiempo pasó, Ronaldo NO tuvo el contrato de por vida que le habían prometido, surgieron diversas versiones de aquel momento en donde se jugó la vida. El doctor del Inter manifestó que fue un problema cardíaco severo provocado por una mala posición a la hora de estar recostado. Otras más descartaron la epilepsia, nadie bien a bien sabrá exactamente lo que sucedió aquel día. La única evidencia de la inmensa gravedad es aquel electrocardiograma que muestra que el ritmo cardíaco en ese momento era de apenas 18 latidos por minuto. 

La muerte lo había tomado de la mano, milagrosamente lo soltó para que pudiera jugar la Final ante Francia, nadie sabe hasta el momento si Doña Muerte también tenía contrato de publicidad firmado para que ‘El Fenómeno’ pudiera jugar la Final, cuando NUNCA debieron permitirlo.

Quiero pensar que a estas “travesuras” para monetizar la Final y que son poco conocidas son a las que se refería Michel Platini.

“La muerte es algo que NO debemos temer porque, mientras somos, la muerte NO es y cuando la muerte es, nosotros ya no somos” Antonio Machado.

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