Opinión

Ignacio Suárez

El Fantasma ha recorrido el mundo del deporte a través de 6 Mundiales, 10 Copas América y 5 JO. Aportará a RÉCORD su conocimiento y exclusivas.

Carlos Ahumada y un partido 'arreglado' (Parte 2)

2019-08-28 | IGNACIO SUÁREZ
IGNACIO SUÁREZ
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En esta reconstrucción de la historia vivida a inicios del siglo, mi pretensión nunca fue que alguno de los actores involucrados reconociera los hechos que los diferentes testigos anónimos y conocidos me relataron. Más que infantil, sería estúpido pensar que así ocurriría; recordemos que hasta la fecha y condenado a cadena perpetua, el 'Chapo' Guzmán sigue jurando que siempre fue un humilde campesino y no un narcotraficante.

Me permito aclarar que estas entregas tienen la intención de poner a la vista de usted, apreciable lector, una recopilación de hechos, testimonios, evidencias y narrativa de diversos hechos, algunos conocidos, otros no tanto, y así tenga mayores elementos posibles para crear su propio juicio. Estas historias se retomaron porque los nombres de Carlos Ahumada y Rosario Robles reaparecieron con fuerza en los medios de comunicación en días pasados, personajes centrales en esta trama de espionaje futbolístico. Es precisamente este el motivo a revivir y reconstruir aquellos hechos.

El fin de semana pasado, Carlos Reinoso, el técnico de León en aquel tiempo y que fue mencionado por Antonio Carlos Santos, Camilo Romero y mi informante como uno de los personajes que supuestamente arregló aquel partido entre León y Lagartos de Tabasco, negó de manera categórica los hechos. “La gente que me conoce, sabe que ni siquiera sé manejar bien el teléfono celular ¿cómo iba a llamar a alguien?”, recalcó, mencionando además que había cenado un montón de veces con Santos, que nunca le había reclamado antes eso y que quería mucho a Camilo Romero, que no entendía por qué revivir aquello, que asegura Reinoso, nunca sucedió. 

De aquel juego aún hay hechos que revelar, algunos conocidos, otros no tanto. En un su canal de YouTube, Antonio Carlos Santos ratificó sus dichos en la charla que tuvo conmigo y que cité en mi en mi columna, y agregó apuntes sobre lo que vivieron en los vestidores cuando llegaron al estadio del Nou Camp, para aquel hoy ya polémico juego.

“El olor a pintura era espantoso, no podía nadie respirar. Nos percatamos que la alfombra del vestidor tenía agua y caca ¡una cosa terrible! Los baños inundados de mierda, ¡todo fue a propósito! Y no fue todo. Había cámaras y micrófonos en el PVC para escuchar lo que yo dijera a mis jugadores…”, relató en este video Antonio Carlos Santos.

Cuando hablé con Camilo Romero sobre este específico tema, él también lo corroboró y abundó: “Yo era el capitán, mi Fantasma. Nos dimos cuenta de que había cámaras y micrófonos. De hecho, varios jugadores nos acercamos a una cámara que estaba escondida, colocada en una esquina y frente a ella todos hicimos un 'corte de manga' mentándoles la madre a los que nos estuvieran viendo en ese momento. Acto seguido, fui al vestidor de los árbitros para que dieran fe de los hechos. Fueron al vestidor, arrancaron una cámara y un micrófono como evidencia y se fueron. Pero, ¿sabes qué? ¡En el vestidor de los árbitros también habían colocado cámaras y micrófonos!".

El hecho de colocar cámaras y micrófonos en el vestidor del rival era para escuchar los parados tácticos, las instrucciones del técnico a su equipo y poder contrarrestarlas de inmediato. Es un espionaje. Lamentablemente, nada nuevo, algo que tuvo sus orígenes en el Calcio italiano y que luego en Sudamérica algunos equipos pusieron en práctica, concretamente en Argentina. El espionaje en el futbol existió antes e incluso existe hoy en día, el último caso relacionado con el Gremio de Porto Alegre en la Copa Libertadores del 2017.

Esa abominable trampa, sin justificarla, la puedo entender porque se trata de descubrir las tácticas y estrategias del rival y anularlas, pero, ¿espiar a los árbitros, qué beneficios les daría? Le pregunté enseguida a mi informante, que fue parte del equipo cercano a Carlos Ahumada y formó parte de esta trampa. Antes de responder, le dio un sorbo a su expreso cargado y con el humo del cigarrillo hizo un aro que observó con atención, con una sonrisa entre sarcástica y melancólica, y justo cuando el aro se desvaneció en el aire, contestó: “Eso que te voy a contar fue un plan inconcluso que ideó Carlos (Ahumada) que se quedó en eso, un simple proyecto, porque nos faltó tiempo, porque se dieron cuenta de las cámaras, porque la cagamos. Hubiera estado de lujo, Fantasmita”, me respondió con una carcajada.

"¿De qué se trataba ese proyecto?", le pregunté. “Simple, ponerles un 'cuatro'  a los árbitros para poder chantajear a Doña Fede como tú le dices", me contestó. "¿A ver, explícame con manzanitas como planeaban ese chantaje?", le repliqué enseguida. “Si un tipo como Ahumada pudo negociar y sacarle dinero hasta al ladrón más astuto de la historia de este país, como lo fue Carlos Salinas de Gortari, bien podía sacarle dinero y negocio a TODOS, ¿ya leíste su libro de cómo negoció con el expresidente 400 millones de pesos a cambio de sus videos en la biblioteca de la casa de Salinas, cuando llevó a Rosario Robles escondida en el asiento?". "Sí, lo leí", afirmé. “Pues si pudo hacer eso con él, pues  Alberto de La Torre y 'Chabela Vargas' (Justino Compeán), que estaban en aquel tiempo en la Federación, hubieran sido pan comido para mi jefe”, afirmó.

 

 

 

Me reí, pero le insistí. "No te me desvíes, ¿cómo pretendían chantajear a Doña Fede?". “Grabando a los árbitros, se había planeado que en un partido íbamos a llevarles un maletín con dinero como fue con Bejarano, con Imaz o con la misma Rosario Robles. Que no ha salido a la luz".  "¿Tanto así?", repliqué. “Bueno, no serían esas cantidades, obviamente, pero se tenían que ver que alguien de nuestro grupo, obviamente no conocido, les llevaba ese maletín con muchos billetes al vestuario de los árbitros, si los tomaban... ¡se chingaban!.

"¿Y si no lo tomaban?", pregunté. “¡También se chingaban! si rechazaban el maletín el plan era hacer tiempo simulando enojo para que las cámaras grabaran, así podríamos editar el video a nuestra conveniencia. Obviamente podíamos anular el audio y hacer pensar con ese video, que nos estaban pidiendo más dinero y no que se estaban negando a recibirlo. Era una cuestión de edición. Tú, siendo gente de televisión, bien sabes que es una cuestión de perspectiva; se puede hacer que lo que es irreal, parezca real o viceversa. Si el cuerpo arbitral se negaba, antes de que ellos nos quisieran acusar, nosotros los íbamos a delatar con la Federación de que nos habían extorsionado, y por eso los habíamos grabado. Sería palabra contra palabra, unos simples árbitros de Segunda División contra el empresario todopoderoso de la política. Era obvio quien lleva las de ganar a ganar en un caso así”, reveló.

“Pasara lo que pasara, mi jefe (Ahumada) iba a tener el video del dinero con los árbitros. Imagínate el escenario, si un video así salía a la luz, el futbol mexicano se moría. La credibilidad quedaba reducida a cero. La afectación para las televisoras, para la Federación, sería inmensa. Te lo pongo así, si fueras Doña Tele ¿cuánto estarías dispuesto a pagar para evitar la filtración de ese video y el mega escándalo? ¿pagarías mucho dinero, pagarías con una franquicia de Primera? Eso pensábamos si no ganábamos la Final, y creo que hasta les sería muy barato, recuerda que con León estábamos en el Ascenso. Ese era el plan, esa era la idea, pero los que instalaron las cámaras eran unos pendejos principiantes que nos trajimos de Quart, nos 'las cacharon' ese día contra Tabasco. Ya estaban advertidos los árbitros, ahí se acabó el proyecto y se abortó la idea”, agregó.

Y con un brillo especial en los ojos, continuó: “Hubiéramos tenido de los huevitos (sic) a Doña Fede. Su poder y aliados eran muy grandes. Tú debes saber del día que un alto ejecutivo de TV Azteca, a través del regio Memo Martínez que era funcionario de la televisora, obligó al mismo José Ramón Fernández a irle a ofrecer una disculpa pública a mi jefe (Carlos Ahumada) porque un día lo criticó muy fuerte en Deportv. Eso no es choro, está en su libro. El mismo José Ramón lo reconoció públicamente en un programa de radio hace mucho tiempo ¡Yo no te cuento mentiras! Dices que tienes buena relación con José Ramón ¿o no?, pues pregúntale sobre lo que le obligaron a hacer en TV Azteca, a ver qué te dice. Hoy, yo puedo finalmente hablar de esto y eso de manera anónima, antes hubiera sido hombre muerto. Bueno, a Carlos Loret de Mola también lo obligaron sus jefes a que le bajara sus criticas a mi jefe y dejara de decirle 'El señor de los sobornos', tal cual pasó durante mucho tiempo hasta que detonó todo. El poder político que tuvo fue inmenso. INMENSO, y ponlo así, con mayúsculas”, señaló.

 

 

¿Mentiras o verdades de nuestro informante? No lo sé, usted tendrá la mejor opinión. No soy Ministerio Público, ni pretendo tener la verdad absoluta. Soy un simple periodista que gusta de preguntar, que practica la filosofía de dudar, que procura contrastar la información, que disfruta de leer, de investigar, y lo que sí puedo asegurar es que en esta historia hay muchas coincidencias, tanto así que teníamos que seguir y buscar ese hilo conductor.

Un año después de aquel juego León contra Tabasco, el 5 de marzo del 2003, nuestro diario RÉCORD a través de una espléndida investigación que realizaron Rafael Ocampo y Alejandro Mayorga, documentó con evidencia y a detalle la manera en cómo se colocaron cámaras y micrófonos en los vestidores del Nou Camp, en aquel tiempo.

 

 

Quien dio 'santo y seña' dando su nombre, detalles y hasta el croquis de instalación, fue uno de los encargados de hacerlo, su nombre: Alberto Olvera, un empleado de la empresa Quart, con estudios truncos de la carrera de ingeniero mecánico convertido en técnico en refrigeración y mantenimiento de la empresa filial Pagosa, S.A., ambas de Carlos Ahumada.

Él le relató a Ocampo y Mayorga todos los detalles y logística de la colocación de cámaras y micrófonos, pero además, detalló la instalación de un sofisticado equipo de aire acondicionado para literalmente 'ahogar' de calor al equipo visitante al subir la temperatura a 50 grados. Sí, así como lo leyó ¡50 grados! Y eso por instrucción directa, según sus dichos, de Carlos Ahumada que iba en el Mercedes Negro de Carlos Reinoso: “A 50 grados, lo quiero a 50 grados”. Así comienza esta espléndida joya periodística de RÉCORD de aquel día, y que hoy aquí puede volver a leer y bien valdrá la pena porque NO tiene desperdicio. Contra Tabasco los descubrieron, pero ya se había activado antes en la Final contra el Tapatío.  

Los cabos comienzan a atarse, las versiones empiezan a cuadrar, pero esta historia NO termina aquí… aún hay que contar sobre cómo se fabricó una amenaza de bomba en el hotel de concentración, cómo se consiguieron gases lacrimógenos para el juego de Semifinales ante Correcaminos, y también, la pugna en Silao con la gente del narco, hoy convicto 'El Tío' Tirso Martínez previo a la Final y los pormenores desconocidos de cómo se gestó en las entrañas de ambos bandos la invasión y el rescate del Estadio Sergio León Chávez de Irapuato. El helicóptero de Rosario Robles y la hazaña de 'Los hijos de la mermelada'.

Pero eso será en otra entrega, por hoy se acabó el espacio.

 

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Anónimo

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