Opinión

Ignacio Suárez

El Fantasma ha recorrido el mundo del deporte a través de 6 Mundiales, 10 Copas América y 5 JO. Aportará a RÉCORD su conocimiento y exclusivas.

Carlos Ahumada y un partido 'arreglado' (4a parte)

2019-09-11 | IGNACIO SUÁREZ
IGNACIO SUÁREZ
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Antes de iniciar el relato de esta cuarta entrega, quiero reiterar lo que escribí anteriormente. La única intención es la de poner a la vista de usted, apreciable lector, una recopilación de testimonios, evidencias y narrativa de diversos hechos, algunos conocidos, otros no tanto, y así, tenga mayores elementos posibles para crear su propio juicio. Estas historias se retomaron porque los nombres de Carlos Ahumada y Rosario Robles reaparecieron con fuerza en los medios de comunicación en días pasados, personajes centrales en esta trama de espionaje futbolístico, complot e invasiones. Fue eso el motivo a revivir y reconstruir aquellos hechos.

¿Mentiras o verdades de nuestros informantes? No lo sé, usted tendrá la mejor opinión. No soy Ministerio Público, ni pretendo tener la verdad absoluta. Soy un simple periodista que gusta de preguntar y preguntar, que practica la filosofía de dudar, que procura contrastar la información, que disfruta de leer, de investigar. Lo que sí puedo asegurar, es que en esta historia hay enormes coincidencias entre los dichos y los hechos. Usted saque sus propias conclusiones.

La habitación doble de 'La Primavera' en Guadalajara, donde estaba concentrado el Irapuato, era insuficiente. Todo el plantel de la Trinca estaba ahí expectante; unos nerviosos, otros asustados, algunos furiosos. Minutos antes, Carlos Turrubiates les acababa de dar el recado del nuevo dueño del equipo: Carlos Ahumada. ¡Debían perder el partido de Ida y también el de la Vuelta de la Final!  El experimentado Carlos Briones se tocaba con las dos manos el rostro, Ariel 'Apache' González, Sergio Martínez, Oscar Rojas y Víctor Saavedra, estaban al frente en el primer círculo junto al nextel del argentino Mariano Monroy, quien en altavoz esperaba la respuesta del hoy narcotraficante Tirso Martínez a quien tenía registrado como el 'Patrón'.

La respuesta no tardó en llegar. El bip sonó y una voz familiar se escuchó. El silencio era sepulcral, todos acercaron la cabeza hacia donde estaba el teléfono tratando de oír mejor. "¿Qué pasó Mariano?", se escuchó. El argentino, con evidente nerviosismo, carraspeó antes de responder. "Cof, cof, mmm, Patrón, estamos aquí todos los muchachos, y queremos hablar con usted". "¿Qué pasó? ¡qué quieren!", contestó secamente Tirso. "Nos acaban de decir que usted ya vendió al equipo al León ¿Es verdad que ya vendió al Irapuato?". Del otro lado del auricular, se escuchó la voz del Patrón, quien les confirmaba la versión. "Pues sí, estamos en eso". Ahí, le picó el orgullo a Mariano, que de inmediato y con seguridad, replicó. "¿¡Por qué lo va a vender!? ¡Aguante Patrón! ¡Nosotros tenemos mejor equipo que el León! ¡somos mejores! ¡Nosotros le vamos a ganar y vamos a ascender!". El bip del Nextel con la respuesta a tal solicitud no fue inmediata como había sido todas las anteriores hasta ese momento. Esos minutos se volvieron eternos.

Se miraban unos a otros, algunos se frotaban las manos. Mariano con el Nextel en su mano derecha, volteó a ver a todos con los ojos muy abiertos. "¡Estábamos que nos cagábamos, Fantasma!". me dijo uno de los que estuvo en esa reunión. De pronto, vino el bip con la respuesta y la voz categórica y enérgica del 'Patrón' se escuchó: "A ver si muchos huevos, cabrones. ¿Ustedes me prometen que van a ganar al León, que van a ser Campeones y van a ascender?". Cuando Mariano pulso el botón de respuesta, TODO el equipo le respondió a coro de inmediato a Tirso: "¡A huevo! ¡Vamos a ascender patrón!". Luego de un silencio, llegó entonces la respuesta esperada, fuerte y contundente del 'Patrón'. "¡Ya quedamos cabrones! ¡a ganar! ¡Qué chingue a su madre Ahumada!".

El 'Patrón' NO pudo oírlos, pero en esa pequeña habitación en 'La Primavera', todos aplaudieron la respuesta, algunos se abrazaron, chocaban las palmas ¡a huevo cabrones!, ¡el León nos la va a pelar! En ese momento sin saberlo, el equipo, esos 25 o 26, se había hecho uno solo. No hace falta hacer mención que Irapuato y León tienen una rivalidad extrema, no podían soportar ser de un mismo dueño.

Mientras tanto, en ese momento en el otro frente, los del 'Cartel de Ahumada' estaban lejos de sospechar lo que había sucedido. Estaban confiados y felices. Mi informante así nos lo confía: “Mira, no recuerdo bien las fechas, pero el anticipo se dio antes de que llegáramos (León) a jugar la Final contra el Tapatío. De hecho, teníamos que hacer otro pago al día siguiente de esa Final. Carlos (Ahumada) así lo planeó, le incumplimos, pero mi jefe negoció otra fecha para pagarle a Tirso. Pensábamos que todo estaba bien y en orden, como lo habíamos planeado. "¿Cuándo supieron que el 'Patrón' había roto el acuerdo?", pregunté de inmediato. "Creo que hasta el mismo día que jugábamos la Final de Ida de locales, unas horas antes. Nos mandaron decir, que como habíamos incumplido con la fecha del segundo pago, ya no había trato. Que se quedaban con Irapuato. Carlos marcó y marcó buscándolo, pero jamás respondió".

"Ahumada estaba furioso", me dijo. “Le reclamaron a Turrubiates porque no les había anticipado la noticia. Los jugadores le habían ocultado todo. Y en esa Final, esos cabrones (Irapuato) salieron a jugar como si fueran el Real Madrid. Nos pasaron por encima, si no es por el árbitro (Jorge Gasso) que les anula dos goles y no marca un penal, nos hubieran goleado en nuestra casa”. "¿Qué paso entonces?, pregunté. “En la noche, hubo reunión de emergencia. Carlos y Rosario Robles, quienes siempre se quedaban en la suite presidencial del hotel Fiesta Americana, convocaron ahí a un alto funcionario de seguridad del departamento del Distrito Federal”.

Y sin mediar pregunta mi informante continuó: “Nosotros esperábamos instrucciones en un bar que estaba cruzando la calle del hotel que se llamaba 'Lalo's & Charly's', que era como nuestra oficina de sano esparcimiento. Por cierto, ahí vimos por primera vez a Tirso Martínez con sus güeras exuberantes que tanto le gustaban llevar, porque le encantaban las mujeres y los gallos, creo que más las viejas", y se carcajeó al recordarlo. "Bueno, pues hasta ahí llegó un 'caca grande' de seguridad pública del departamento Distrito Federal, este llevó a un gordito que nos dijo era uno de los directores de la policía industrial bancaria. Venían de la ciudad de México, en Guanajuato NO existía o no existe esa corporación”. 

"¿Y cuál era el plan con estos funcionarios?", le pregunté. “Nos dijeron que habían traicionado y le habían hecho un fraude a Carlos (Ahumada), ya que la gente de Irapuato le había robado su dinero, que no había respetado la compra y que tenían órdenes superiores de ayudar a solucionarlo por las buenas o las malas. Le dijimos que el tema iba a ser complicado, les preguntamos si sabían de quién en realidad era el Irapuato, con quien nos íbamos a meter era de los malos y varios de los que estábamos ahí, la verdad, teníamos miedo. Nos dijeron que sí, el plan inicial era ganar tiempo, que NO se jugara el partido de la Final en Irapuato. Haremos todo para que se cambie de plaza la Final y ahí chingarnos a esos ojetes traidores”.

"¿Por eso se planeó la invasión?", le cuestioné. “Así es, el de la policía industrial bancaria nos dijo que al día siguiente que era lunes, llegarían elementos de su corporación encubiertos vestidos de civil. Que habría un comando de entre 20 o 15 elementos armados que tomarían el control del estadio y que este se debía hacer antes del amanecer del martes. En la madrugada NO habrá resistencia, sabíamos que solo había un velador". "¿Y las autoridades de Irapuato, qué?", le cuestioné. "Lo mismo preguntamos. Nos dijeron que eso era asunto de ellos, que lo acordarían con los mandos superiores.

“Al día siguiente a las oficinas del Nou Camp no llegaron tantos. Cuando mucho unos 15 o 17 elementos todos de civiles. Todos a la orden de un comandante o así por lo menos le decían de nombre Alberto, un tipo gordo y robusto. Llegaron en una camioneta Van verde, de esas que usan los mariachis y que parecía que estaba blindada y con vidrios polarizados.

“Ahí se dijo a qué hora habría que salir a Irapuato a tomar el Sergio León Chávez. Nadie se hablaría por grado, solo por nombres. NO iban armados todos, solo 4 o 5, el resto solo llevaba toletes, algunos traían chacos que yo hubiera visto. Ya habían mandado a alguien de avanzada a checar, sabían que solo tenían que cortar cadenas y candados de las puertas para entrar al estadio de Irapuato. Nos encargaron comprar sleeping, tiendas de campaña, cobijas, agua, refrescos y comida de lata. El plan era entrar y no salir, no negociar, no dar declaraciones, quedarse adentro hasta que Carlos o Rosario (Robles) les dieran la instrucción. La policía de Irapuato, se nos dijo, NO ingresará por la fuerza a sacarlos; eso ya estaba arreglado. Se diría que era un tema entre particulares. Si no había estadio NO habría juego, lo teníamos claro. La Final, por causas de fuerza mayor, debía de irse a otra plaza, había que quitarle esa ventaja de jugar de local a como diera lugar.

“En la madrugada de aquel martes, el comando salió de León rumbo a Irapuato poco antes de las 5 de la mañana. Una hora después, a las seis, con una facilidad extrema y sin contratiempos, se nos informó por radio que el Sergio León Chávez era nuestro y todos estaban adentro. Se habían cortado cadenas, candados y se habían puesto otros. Todos los ingresos estaban cubiertos”.

La toma del estadio acaparó los titulares de la prensa nacional. López Dóriga abrió el noticiero estelar de Televisa diciendo: “Este martes a las 6 de la mañana, un comando armado entró por la fuerza a este estadio. Violaron y cambiaron cerraduras y chapas. Se dijo que Carlos Ahumada, propietario de León, había ordenado esta invasión, pero no lo pudieron comprobar. Hace un mes, la directiva del Irapuato ofreció en venta el equipo en caso de que llegara a Primera División y surgió un primer comprador identificado como Carlos Ahumada. Anoche, se informó que incluso había dado un adelanto de 300 mil dólares, lo que fue desmentido por el propio Ahumada…”

 

 

"¿Por qué desmintió el pago Ahumada?", le pregunté a mi informante. “Me extraña la pregunta, Fantasma. ¿Tu hubieras confesado que le pagaste a un narco dinero como anticipo por su equipo? ¡no verdad! Pues un empresario exitoso y 'decente' como mi jefe mucho menos, cómo se iba a quemar. Y por cierto, ¿por qué NO investigaron a Diego Fernández de Cevallos y a Salinas de Gortari por los millones que le dieron como pago por darle las grabaciones de los video escándalos? Eso no fue con sus ahorros, ni hipotecaron su casa de Infonavit para pagarle. Eso fue lavado de dinero, cohecho y todo lo que le pongas; mi jefe lo publicó y no hicieron nada. ¡Nada! Para qué dañar la reputación de ese par de 'angelitos' , y los dos soltamos la carcajada.

Con el estadio de SU equipo tomado por el comando Ahumada, un centenar de jóvenes de Irapuato no mayores de 20 años y que formaban la porra llamada 'Los hijos de la mermelada', se convocaron a reunión. El motivo: rescatar a cualquier precio. ¿Qué armas tenían para combatir el comando armado?: máscaras de luchadores, palos, juventud, en ese entonces les sobraba pelo y huevos… muchos huevos…

“A los veinte años de una u otra manera todos fuimos guerrilleros”, dicen que dijo un día el 'Che' Guevara y esos centenares de chicos llamados 'Los hijos de la mermelada' por amor a su equipo y a sus colores, sin saberlo se iban a jugar la vida para rescatar su estadio y ver a su equipo ascender, ahí en su casa. Nadie les iba a arrebatar ser testigos de su hazaña ¡nadie!

Y sin saberlo, sin notarlo siquiera, se me volvió a acabar el espacio. En la quinta entrega, les contaré de los planes de los Carlos para provocar agresiones y el veto. Lo que llevaban en el helicóptero, el enojo de Rosario Robles y la increíble historia de 'Blue Demon', el enmascarado que defendió con su vida a su amada Trinca.

 

“La juventud es una locura, la madurez una lucha y la vejez un lamento”

Benjamín Disraeli

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