Opinión

Ignacio Suárez

El Fantasma ha recorrido el mundo del deporte a través de 6 Mundiales, 10 Copas América y 5 JO. Aportará a RÉCORD su conocimiento y exclusivas.

¿Almeyda culpable del caso Alanís?

2018-01-03 | IGNACIO SUÁREZ
IGNACIO SUÁREZ
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Qué gusto de nuevo reencontrarnos en este 2018. Dicen que estos tiempos son de reflexión, de buenos propósitos e intenciones, aunque lamentablemente, muchos se quedan en eso simplemente, en buenas intenciones. Y es que es muy cierto que, si los dichos no van acompañados de los hechos, generalmente quedan reducidos en un bonito discurso.

Esto viene a colación porque este año la Asociación Mexicana de Futbolistas debe pasar de los discursos diplomáticos a los hechos. Hoy en día, esta incipiente organización ha tenido una destacada participación en redes sociales, pero hasta ahí.

Las redes sociales, con todo y su brutal prostitución, son por supuesto una gran arma mediática, que sirve de presión, pero no siempre de solución. Ayudan, son una herramienta increíble pero no infalible. La facilidad se convierte en comodidad, se escribe mucho y se actúa poco. 

En las redes se puede denostar, criticar sin recato y sin medida al gobierno en turno o al pasado, pero como ni el Twitter ni el Facebook se contabilizan como votos, de nada valdrá a la hora de poder intentar cambiar las cosas si no se va a las urnas. Es ahí donde sí cuenta, donde sí podemos lograr algo. En las redes, solo ganaremos likes.

Así en la vida y así en el deporte. Cuando se conoció el tema Alanís con Chivas, las redes se desgarraron las vestiduras.  El defensor que tenía (¿tiene?) muchas posibilidades de ir al Mundial de Rusia se quedaba sin contrato justamente en esas fechas. Es decir, se convertiría en jugador libre para el mundo entero, excepto México.  

El futbol es un negocio no altruismo. ¿Cómo entonces suponer que un equipo debe poner en la gran vitrina del Mundial a un jugador por el que NO recibirá un solo peso? Si usted se pone en los zapatos del club, seguro lo pensaría, ¿o no?

Alguien NO hizo su chamba a nivel administrativo en Chivas en los meses pasados y esas son las consecuencias. Los jugadores son los grandes activos de los equipos, es su materia prima, su chequera, su moneda de cambio. Cuidar, blindar esos activos es tarea fundamental de un director deportivo, figura de la que adolece desde hace algún tiempo Chivas, ya que TODO recae en el técnico Matías Almeyda.

Fueron dejando pasar el tiempo y se les olvidó 'blindar' a Alanís con una ampliación de contrato, que al menos incluyera una cláusula de rescisión en caso de haber un interés local o internacional. Eso, administrativamente fue imperdonable, más cuando el defensor era considerado con frecuencia a la Selección Nacional y el Mundial se acercaba. 

Cuando al fin se dieron cuenta, a Alanís sólo le quedaban 6 meses de contrato. ¿Renovar?, tendría que ser con un gran aumento de sueldo, cuando para efectos de reglamento de FIFA ya podría incluso firmar un precontrato con algún otro equipo, si así lo quisiera. Firmar una ampliación por el mismo sueldo, a sólo 6 meses de ser libre, NO es para nada un buen negocio para el defensor. 

Acorralado por sus propios errores administrativos, contra el tiempo, a Chivas sólo le quedó el camino de la presión, de la amenaza: “o me renuevas o te quedas sin Mundial porque NO te voy a utilizar en la cancha, y si no juegas no habrá Selección, no habrá Mundial. Prefiero perder 6 meses pagando tu sueldo aún sin que juegues, que ver como te vas a algún equipo europeo sin yo ver un peso. Si se trata de perder, perderemos los dos”, parece fue la filosofía de la directiva rojiblanca, algo que es cuestionable pero también entendible, ¿o en los negocios no se actúa así? 

Recordemos algunos casos donde en situaciones similares algunos equipos mexicanos perdieron fortunas por NO blindar a sus figuras. Valentín Diez dejó de ganar al menos 10 millones de dólares entre el 2008 y el 2009. Vicente Sánchez, en el 2007, era un referente del futbol mexicano. Recién había salido Rafael Lebrija de la institución, llegaron tipos como Roberto Salgado y una contadora que NI idea tenían del futbol.
 
América y Cruz Azul ofrecieron hasta 5 millones de dólares por Vicente Sánchez a quien se le vencía el contrato en junio del 2008. A Salgado y su pandilla se les olvidó renegociar su contrato. Faltando 6 meses para ser libre, en diciembre el 2007, el uruguayo firmó un precontrato con el Shalke 04. Para liberar el pase desde enero del 2008, el equipo alemán le dio sólo un millón de dólares al Toluca y tuvo que aceptar, era eso o nada. Los casi 5 millones se los llevó Vicente en bonos específicos de un contrato por tres años. Craso error directivo.

Lo mismo pasó en Toluca un año después y con el mismo directivo. A Paulo Da Silva se le terminaba su contrato en el 2009, se les olvidó renegociar, quisieron hacerlo cuando faltaban 6 meses. Paulo se fue al Sunderland de la Liga Premier; Don Nemesio Diez había perdido al menos otros 5 millones de dólares por ese jugador que se fue libre.

El más reciente podemos endosarlo a Yon de Luisa y Santiago Baños, del América, que por NO renovar a Michael Arroyo se fue libre al Gremio de Brasil, y así, Emilio Azcárraga NO vio un peso de esa negociación cuando pudo obtener al menos 1.8 millones de euros, como estaba tasado el jugador en el portal especializado Transfermarket

Una de las labores fundamentales del director deportivo es precisamente esa: vigilar sus activos, buscar la manera de sacarles provecho evitando perder dinero. Por eso en ocasiones nos enteramos que algún equipo renueva contrato de algún jugador, independientemente de que sean o no del interés del técnico en turno. Simplemente protegen un activo que puede ser negociado en un futuro. Con Alanís eso NO sucedió.

Por eso, para presionarlo a renovar, lo mandaron a entrenar con la Sub 20 o en Segunda. Apareció ahí un comunicado de la Asociación de Futbolistas profesionales rechazando la medida. El comunicado tuvo miles y miles de RT, de likes de jugadores famosos y no tan famosos, agremiados y no agremiados. Impacto mediático se obtuvo, el real está por verse. Por ahora podremos decir que Alanís 'ganó' el derecho de volver a entrenar con el Primer Equipo. Saber si va a ser utilizado o bloqueado por su 'insurrección' se verá en las próximas semanas.

Y es que esa victoria es pírrica. Ha llegado el momento de negociar verdaderamente, si están unidos y si quieren trascender. NO veo ni imagino a Doña Fede lanzando un comunicado que diga: “Si el boletín de la Asociación de Futbolistas llega a un millón de likes, suspenderemos el Pacto de caballeros de inmediato”. ¿O ustedes sí?

Semanas después, aparece el tema de Emiliano Armenteros, ese jugador argentino que Alejandro Irarragorri le compró al Gobierno de Manuel Velasco de Chiapas, que era propietario de su pase a través de López Chargoy. El jugador tiene contrato de 2 años con Santos Laguna, con un salario superior al millón de pesos mensuales, una cantidad que ni remotamente le pagará el Atlante en el Circuito de Ascenso donde fue negociado en el pasado Draft.

Ahí se hizo la papeleta de la 'negociación', la directiva del Atlante habló por teléfono con el jugador y Armenteros les dijo que primero tenía que arreglar la situación económica con Santos Laguna ya que tenía contrato. Se hizo la papeleta, para que sirviera como 'depósito' del jugador en Atlante y se perdió el contacto. 

Posteriormente, el club lagunero emitió un comunicado, declarando que ni Armenteros ni Dávila interesaban a la institución en lo deportivo, pero NO hizo mención sobre la situación económica y contractual de ambos jugadores. 

Santos Laguna está obligado a pagar lo convenido en su contrato con Armenteros, o bien, acordar una rescisión anticipada del contrato; por ejemplo, pagarle un año y liberar su pase. Pero el jugador es duro en eso de los dineros. Nos cuentan que cuando jugaba en Chiapas les adeudaban algunos meses, los jugadores hicieron un paro, les pagaron los dos meses y volvieron a entrenar, con la excepción de Armenteros, quien se negó ya que a la hora de cobrar se dio cuenta que le faltaban algo así como 10 mil pesos, ya que la cotización del dólar se la tabularon 20 centavos más baja de lo que estaba estipulado en su contrato inicial.  Al enterarse de la situación, La Volpe que era el técnico le dijo: “Los 10 mil pesos que dices te hacen falta te los doy yo, pero hay que ponerse a entrenar”.

Los jugadores son muy dados a darse golpes de pecho, a victimizarse, a darle con todo a esos nefastos de la prensa que andan de metiches y a la cual después le piden apoyo. Y aunque han cambiado, NO es la mayoría la que ejerce una verdadera autocrítica a la hora de exigir. 

El Pacto de caballeros en México va a cumplir 20 años. Ese pacto se selló clandestinamente, en 1998, tres años después de la sentencia de la llamada Ley Bosman en diciembre de 1995. ¿Por qué se hizo el pacto? Los dueños argumentaban que por la idiosincrasia del futbolista mexicano y latino tenían la necesidad de proteger sus activos, ya sea por derechos de formación o compra.

“El jugador NO se cuida, NO es 100% profesional. Le ofreces un buen contrato multianual, juega un torneo bien y el resto se tira a la hamaca, sabiendo que de todos modos les tienes que pagar completo su salario. Tú bien sabes Fantasma, que los jugadores NO son unos angelitos”, me contó un día algún directivo al calor de unos tequilas y aunque NO se podía generalizar, tampoco podíamos negar la veracidad de sus dichos.

¿Habrá la voluntad en verdad de sentarse a negociar entre asociación y dueños o seguirá siendo una guerra mediática buscando solo likes? 

“Las personas nos influyen, las voces nos conmueven, los libros nos convencen, los hechos nos entusiasman” 
John H. Newman

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