La 'Unión Azul' cobró efecto frente al Necaxa

El futbol es tan dinámico que no hace escalas en el pasado, que es inmutable. Si los triunfos son estabilizadores de emociones, Cruz Azul lo supo con una remontada, ante el Necaxa. La Unión Azul jugó su partido. Y lo ganó con los pies. No con la boca.

Al principio, Brian Fernández fue el rayo, como preludio del trueno del gol. Si la motivación es una fuente principal de energía, el ‘11’ la descargó en la red con su octava anotación del torneo. Pero sucede algo: Brian es muy Necaxa. Y Necaxa es muy Fernández. Y cuando uno se diluye, el otro se evapora.

Fue así como Cruz Azul hizo de un desborde de Roberto Alvarado, un centro al núcleo del área, donde Milton Caraglio se elevó, como el aviador que es. Piloteó en los aires y después remató con el impulso del viento.

A los Rayos les pasa eso: Se sienten tan gobernadores, por momentos, que se toman la fotografía antes de irse. La Máquina se dio cuenta que la unión tiene que chutar a portería y que el respaldo habla con los pies. 

Y así, en una carambola y una cascada de rebotes, Édgar Méndez desempañó la jugada con un disparo, por derecha, ante la salida de Hugo González. 

Sí Méndez y Pablo Aguilar se habían encerado y empujado, al final del primer tiempo, era momento, entonces de que con aquella anotación, el español se volteara la camiseta y enseñara el número del gol a la tribuna. 

Así se materializó la “Unión azul”. Con la inclusión de Rafael Vaca y Yoshimar Yotún, como despresurizadores del medio campo celeste; Necaxa era una sombra multiplicada en la opacidad. Si había sido electrizante, después se diluyó en agua tibia.

Los Rayos sufrieron el tercer descalabro consecutivo; Cruz Azul se reactiva. Jugó a la pelota. Y si la unión de un grupo cabe en un video de un minuto, la remontada cupo en 45, porque como oradores son mejores futbolistas.