Opinión

Felipe Morales

Con un estilo fresco y una pluma original, Felipe Morales nos cuenta las mejores historias del futbol desde su perspectiva periodística.

La Final es el regalo de navidad

2019-12-09 | Felipe Morales
FELIPE MORALES
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Cuenta la leyenda que el América ha forjado su grandeza desde la improbabilidad de la fe consumada en los milagros. No es coincidencia. Las Águilas han venido de atrás cuando escriben remontadas bíblicas, que se han retratado incluso en vitrinas. Lo de este domingo, ante Monarcas, fue otra vez la confirmación de que un equipo nace grande. No se hace. Y de que la Final, ante Monterrey, será una serie envuelta para regalo con el moño de la Navidad.

Después de que los de Coapa perdían la serie por dos tantos, lo igualaron desde el motor de su gente y desde la voz del Estadio Azteca, que ruge con el pecho del apoyo en momentos cumbre. 

Los de Pablo Guede, acostumbrados a cabalgatas ofensivas, fueron mansos cuando buscaron la portería. No es que no hayan tenido ocasiones, pero sí que no las resolvieron con las mejores decisiones. 

Aunado a esto, la retaguardia de la monarquía era una invitación permanente al desborde. Nunca sintieron la marca. Si es cierto que tuvieron un par para dar tranquilidad en ofensiva, no es menos cierto que fueron deplorables en defensiva.

Por ello, ante una pérdida del Quick Mendoza, se generó un desborde ciclónico de Andrés Ibargüen, que surcó el campo por izquierda; el colombiano surtió hacia el cierre de Renato Ibarra y sus pies de dinamita que estallaron el esférico en el balcón del área; el balón adquirió un relieve impensado cuando fue desviado. Así, superó el lance con capa de un Sebastián Sosa techado y aniquilado en el aire de la importancia.

Se sabe que al América puedes perdonarlo una. Pero nunca dos veces. Por eso, Federico Viñas se tiró de cabeza hacia lo eterno con un gol para la memoria de la clasificación. Cuando Roger Martínez centró, desde la derecha, Viñas ya había olido la sangre. Fue una anotación desde el instinto y la anticipación, porque cuando el uruguayo se tendió de palomita y conectó con la testa hacia la izquierda, ya iba festejando en el aire. 

Se confirmó así que Miguel Herrera es un depredador de Liguillas. Han sido nueve pases a la Fiesta Grande, mismo número de Semifinales disputadas, y cuatro Finales con el América, las que sitúan al Piojo como un entrenador de fuego que todo lo que toca lo enciende. 

Rayados ha viajado a Qatar; después de su travesía en el Mundial de Clubes, el futbol mexicano alistará esta Final, que, desde la expectativa, será el mejor presente de Navidad...

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