Opinión

Felipe Morales

Con un estilo fresco y una pluma original, Felipe Morales nos cuenta las mejores historias del futbol desde su perspectiva periodística.

#DosACero para Donovan

2018-03-11 | Felipe Morales
FELIPE MORALES
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“Este América ilusiona”, fue el aviso de Mario Carrillo hace algunas semanas, mientras veía en el retrovisor su marca azulcrema de 11 partidos invicto, en el Clausura 2015. Ayer, las Águilas le dieron la razón al ‘Capello’ e igualaron aquella racha de imbatibilidad, porque la realidad y las estadísticas a veces se tiran paredes y saben chutar.  

Mucho porque en Coapa han descubierto a un futbolista, que se asoma misterioso entre las sombras de un callejón con la mirada puesta en el gol, como Mateus Uribe: el táctico que viste de amarillo y que resuelve los partidos desde su condición de héroe inesperado, que pisa el área sin tocar el timbre. 

Entonces, cuando la programación ofensiva del América no abre las compuertas, emerge el colombiano, galopante, solidario, desde las profundidades del medio campo hasta la superficie de la frontal del área. Y más allá…

Fue Jéremy Ménez, quien con una bicicleta desbordó hasta a su sombra y disparó fuego cruzado; Willian Yarbrough se resbaló y rechazó el balón, hacia el centro, con la duda en los guantes y la invitación a Uribe, que llegó, presto a empujar la pelota. Fue una pared involuntaria. Un gol del arquero, aprovechado por un Mateus certero…

La Fiera fue consumida por sus ausencias. Sin Mauro Boselli, Elías Hernández y Fernando Navarro en el campo, se parecían mucho a cuando te regalan un juguete sin pilas. Estaban ahí, pero no funcionaban. Y se conformaban con ser adorno y comparsa.

Entonces, Mateus hizo el segundo de la noche, que durmió en la escuadra derecha del León. El colombiano festejó desde que hizo la recepción orientada del balón. Fue un gol anotado, antes de hacerlo. Ya con la pelota acomodada, solamente le soltó el pie, como se le suelta al acelerador en carretera. 

Y entro Landon Donovan al campo de los recuerdos, en medio de estruendosos abucheos.  El 2-0 (#dosacero) le fue dedicado en su regreso al Estadio Azteca, al Capitán América contra el América, porque a la vida y al futbol le gustan las simetrías.

“Lo más importante es quedar campeones; de nada te sirve estar invicto y no llegar a una Final. De eso no se acuerda nadie”, decía al final del partido Mateus Uribe con las pulsaciones propias de un maratonista. Los 11 juegos invicto en Liga son poca cosa para el hombre que reinventa la historia…

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