Un futbol “exótico”...

Jürgen Klopp, quizá el entrenador más reconocido del futbol actual, lo dijo y también lo comprobó durante las últimas semanas del 2019: “Del futbol mexicano sé poco o nada...”. Un poco más tarde, tras la actuación de Rayados, parecía convencido de que es un futbol para tomar en cuenta.

Un futbol que no se conoce o que se conoce poco, un “futbol exótico”, cuya dimensión y alcances son, muchas veces, imposibles de comprobar. Ese es el futbol mexicano y sólo escenarios como el que enfrentó el campeón Monterrey en el Mundial de Clubes ante el Liverpool pueden darnos una muestra
de dónde estamos y hacia dónde vamos mientras el balón rueda a una velocidad vertiginosa.

Los Mundiales de Clubes anuales en el Lejano o Medio Oriente se han terminado. Ahora serán eventos mucho más complejos que se realizarán cada cuatro años. Así que los clubes mexicanos tendrán que continuar con su fogueo y exploración de los mejores niveles del juego en su propia área, ante rivales de la Concacaf y los enfrentamientos que ha formalizado y a la Liga MX con la MLS de los Estados Unidos. Y a nivel selección, el panorama todavía es más sombrío. Los posibles enfrentamientos ante Alemania y Holanda de la primera fecha FIFA del año se han disipado. La Selección debe jugar la ronda final de la Liga de las Naciones de la Concacaf, evento calificado, al menos en su primera ronda, por el entrenador Gerardo Martino como un torneo casi de carácter “amateur” y comenzar, a fines de año, el proceso eliminatorio rumbo a Qatar 2022. El calendario ofrece un evento interesante:
los Juegos Olímpicos de Tokio. El caso es que las limitaciones de FIFA no permiten que los participantes presenten a sus mejores selecciones posibles. Es un torneo con capacidad mediática, pero no con una entera capacidad futbolística. ¿Cómo medir al futbol mexicano? He ahí el reto que tienen por delante aquellos que administran y dirigen esta poderosa industria.

Yon de Luisa, el presidente de la FMF, tiene claro que el objetivo sigue siendo involucrar a las selecciones sudamericanas. El dirigente mexicano ha prometido realizar un gran esfuerzo para unir a las selecciones de Concacaf con las de Conmebol en una gran Copa Continental. Pero ello dependerá de una voluntad política y otra comercial. De Luisa sabe que ése será uno de los grandes retos de su administración. No sólo volverá Sudamérica, sino, dadas las nuevas condiciones políticas del área y de la FIFA, tratar de mezclar a ambas confederaciones en un evento que sea atractivo para las dos partes del continente. Y ésa parece ser la única “luz de esperanza” en medio de la oscuridad que la era  Martino presentará en cuanto a ocasiones de probar y foguearse con las mejores selecciones del mundo.

El futbol mexicano tuvo en el 2019 apenas dos ocasiones de mostrar avances ante rivales que con llevaban otro nivel de reflectores y de consecuencias. La Selección perdió 0-4 ante Argentina en San Antonio en lo que ha sido la noche más amarga de Martino desde el inicio de su era y el 1-2 del Monterrey en las Semifinales del Mundial de Clubes ante el super poderoso Liverpool que, aunque derrota, dejó un sabor de boca muy agradable por la forma futbolística y la personalidad que mostró el club mexicano.

Es evidente que el futbol mexicano ha mejorado y tal vez a una mayor escala en cuanto a los clubes, pero muchas veces no hay forma de saberlo o hay que esperar a que llegue el Mundial para darse cuenta de qué tanto se ha avanzado, estancado o retrocedido respecto a las grandes potencias de este deporte.
Sigue siendo imperativo que se puedan exportar más jugadores a las ligas europeas. No basta con lo que pueda sostenerse ahí y por momentos la repatriación (Layún, Ochoa, Salcedo) supera a la exportación. Necesitamos un equilibrio entre los requerimientos del consumo interno y lo que se vende. Para ello es necesaria una mayor producción del futbolista mexicano, responsabilidad única y absoluta de los clubes. Tampoco sería una mala idea -ya que andamos en buenos deseos del Año Nuevo- que los entrenadores mexicanos se interesen más por dirigir en el extranjero, sobre
todo entrenadores consagrados en México, que ya no tienen nada que demostrar y que puedan elevar su preparación y talento hacia otro tipo de ligas y otro desafío del juego.

El futbol mexicano no puede “darse el lujo” de vivir exclusivamente en la Concacaf o del negocio que significa enfrentar a los equipos de la MLS. El futbol mexicano necesita salir, arriesgar, probar, aprender y enriquecer sus métodos ante los niveles más desarrollados del mundo. El futbol mexicano tiene que abandonar cuanto antes la imagen de un futbol poco conocido o “exótico”...