Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

Futbolistas sin alma, pasión y compromiso

2019-01-11 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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Si alguna vez el futbol tuvo un paraje o un pasaje de romanticismo, hoy quedan muy pocos vestigios de ello.

Nico Castillo, que ha jugado un par de partidos -sin ningún gol- en toda la temporada del Benfica portugués, pretende ser el futbolista mejor pagado en la historia del futbol mexicano. Y a Iván Marcone, apenas le surgió la oportunidad de jugar en Boca Juniors, se le olvidó muy rápido el reto que había adquirido cuando llegaba a Cruz Azul. Y otro más: Mauro Boselli, ya jugador del Corinthians brasileño, apareció en la tribuna del Estadio de León a media semana en un juego de Copa como un aficionado más y luego culpó en Twitter a la dirigencia del club de no haberlo retenido.

El futbolista de hoy vive en un 'mundo de papel', de dinero y de poco compromiso. Le importa poco o nada la camiseta. Desconoce el pacto con el aficionado y se olvida pronto de su verdadera razón de existir: la pasión.

Extraño a aquellos futbolistas que venían a jugar a México no sólo con el cometido de ganar dinero y de triunfar, también de echar raíces, de abrazar una tradición y de colocarse en la historia misma del club y de la gradería que los acogió. No queda nadie como Carlos Reinoso, Miguel Marín o Cabinho. Hoy, el futbolista juega para alcanzar un cheque y cuando decide que ya no es suficiente lo que tiene, abre la puerta -la de atrás- y se marcha.

Antes que dinero, el futbol es una pasión y los futbolistas deben obedecer y entregarse a esa pasión. Todos se llaman 'profesionales' que responden a la disciplina del club que es su empleador, pero pregunto: ¿Acaso no hay algo más?

Es increíble que el chileno Castillo, quien tuvo un par de buenas temporadas con Pumas -cuando no estaba lesionado- antes de emigrar al futbol portugués, pretenda ahora regresar con un salario que ronda los cinco millones de dólares al año y que la transformarían en el futbolista mejor pagado en la historia del futbol mexicano. ¿Qué ha hecho Castillo para merecerlo? Su paso por el futbol portugués ha sido vacío, insulso, intrascendente.

Y lo de Marcone es una historia muy triste. Fue uno de los mejores futbolistas de la Liga MX en el último semestre. Su aportación en el mediocampo fue invaluable para que Cruz Azul abrazara el trofeo de Campeón de Copa, el liderato general del torneo regular y hasta una nueva aproximación al título de Liga que se le ha negado en los últimos 21 años. Y cuando está iniciando el nuevo desafío, el jugador recibe una oferta de Boca Juniors que lo 'marea', dejando a Cruz Azul visiblemente golpeado en las postrimerías del campeonato.

Lo de Boselli podría estar camuflajeado por una esencia de ese romanticismo y de esa pasión que reclamamos. El delantero que se ha cansado de meter goles en la camiseta verde-esmeralda decide poner fin a la relación con el equipo y firma con un prestigioso club brasileño. El día en que viene a recoger sus cosas a León decide presentarse en la tribunacomo un aficionado más. El club le envía un mensaje de aprecio y reconocimiento a través de las redes sociales y él responde de manera incriminatoria. Si Boselli quería o quiere tanto al León como presume, ¿por qué no hizo un esfuerzo para quedarse? ¿Por qué no presionó como debía hacerlo? ¿Por qué no sacrificó algunos pesos?

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Sólo Maradona dijo, alguna vez, "a Boca le juego gratis”. Y quizá nunca lo hizo y tampoco se trata de que los futbolistas -en efecto, profesionales de esta actividad- no ganen dinero. Tienen todo el derecho de hacerlo, pero un poco de entrega, romanticismo y compromiso no le harían daño a nadie.

El futbol se ha vuelto un negocio frío, competitivo, salvaje, rodeado de grandes marcas y de una industria floreciente, pero salvo algunas excepciones- lo de Messi sigue siendo una historia para remarcar- los actores estelares del juego, los futbolistas se han vuelto tipos mercenarios, desalmados e interesados. No hay ni un pizca de pasión en lo que hacen. ¡Qué pena!

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