Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

En su ‘burbuja’

2018-04-13 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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Por años, debe ser por décadas, hemos vivido añorando el futbol que queremos y presumiendo el futbol que no tenemos. Vivimos en nuestra ‘burbuja’, de un futbol al que le sobra pasión, dinero, estructura e infraestructura, pero cuyo nivel es totalmente incierto. Sabemos de qué tamaño es nuestro futbol cuando lo medimos en la trascendencia de sus negocios e intereses, pero no sabemos cuál es su peso específico cuando se trata puramente del juego. La Selección, en los últimos 24 años, se ha quedado detenida en el mismo peldaño cuando ha ido a una Copa del Mundo y nuestra Liga se jacta de ser una de las mejores del continente y una -digamos- de las más “serias” del mundo y, sin embargo, no tenemos un parámetro competitivo que nos refleje con exactitud su verdadera dimensión.

El Campeón de la MLS, el Toronto FC, coleccionó ‘los huesos’ de dos de los equipos más poderosos del futbol mexicano en la Liga de Campeones de Concacaf que, ante la pérdida de la Copa Libertadores, es el único evento que mide el nivel futbolístico de la Liga MX. Tigres y América verán la Final por televisión, mientras que Chivas, tambaleante, jugará por el título frente al equipo canadiense. El verdadero valor de la Concacaf radica en el boleto al Mundial de Clubes que, por años, han monopolizado los equipos mexicanos, pero donde tampoco han alcanzado grandes éxitos.

“Nadie sabe nada de nuestra Liga aquí”, me dice el portero del Standard de Lieja y de la selección mexicana, Guillermo Ochoa. “Nuestros dirigentes creen que se habla mucho del futbol mexicano y es una mentira. La semana pasada, en cambio, todos comentaban el debut de Ibrahimovic y el emocionante juego entre los dos equipos de Los Angeles”.

El valor del futbol mexicano se refleja solamente en su volumen de negocio, tanto en un país grande y generoso como México como en una nación de la dimensión de Estados Unidos que es además la economía número uno del mundo. Pesos y dólares por detrás de un balón que no sabemos, a ciencia cierta, a qué velocidad corre comparado con las mejores Ligas del mundo. La necesidad de hacer dinero opaca o esconde cualquier tipo de duda deportiva.

“Vivimos en una burbuja”, me dice Marco Fabián de la Mora, futbolista del Eintracht de Frankfurt en la Bundesliga. “A mí me pasaba cuando estaba allá. Pensamos que no hay más mundo que el que tenemos nosotros”.

No es la primera vez en el que se acusa al futbol mexicano de una mentalidad doméstica. Los futbolistas y los entrenadores viven en una ‘zona de confort’ donde no tienen la necesidad de arriesgar demasiado como lo hacen sus colegas de otras naciones latinoamericanas. ¿Para qué tomar riesgos si, en apariencia, lo tienen todo en casa?

Los dueños de clubes tienen un papel fundamental en esta problemática. Ellos se dedican a hacer negocios, importándoles poco -y a veces nada- la parte futbolística. Llenan sus nóminas de jugadores extranjeros y lo que alcanzan a producir lo tratan de vender al extranjero en cantidades que no corresponden a la ‘fama’ o reputación que tiene el futbolista mexicano. Es decir, un equipo europeo puede pagar 10, 15, 20 millones de dólares por un jugador argentino o brasileño, pero por un mexicano porque proviene de un futbol que no tiene una gran historia de exportación y de productividad en las mejores Ligas del mundo. Esa es una realidad.

“Me piden que compita ante los mejores del mundo, pero no dispongo de jugadores en los mejores clubes del mundo”, me dijo en algún momento el entrenador de la Selección Mexicana, Juan Carlos Osorio.

El futbol mexicano vive atrapado en su mundo. Parece satisfecho
con lo que tiene en casa y no siente la necesidad de medirse ante el mundo.¿Para qué? Si con lo que tiene internamente parece alcanzarle y sobrarle. Y es un círculo vicioso, porque si no te pruebas, compites y te muestras en otro nivel jamás elevarás el tuyo...

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