Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

El futbolista perfecto

2019-03-01 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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No existe, pero está Lionel Messi, para recordarnos semana a semana, juego a juego, de lo que es capaz de lograr un ser humano -si acaso es humano porque yo tengo mis dudas-.

Lo increíble es que a su alrededor se genera una efervescencia y un deseo de que no sea realidad lo que estamos viendo. Los guardianes del "Santo Grial futbolístico" están dispuestos a negarlo, a seguirlo ocultando para no declararle el mejor de la historia y que ello borre a varios mitos y "arcángeles" que la cancha vio pasar. El futbolista perfecto no existe. Está Lionel Messi.

Debe tener sus momentos "malos" o quizá como cuando de pronto no apareció con mucho protagonismo a media semana en el Clásico de la Semifinal de Copa, pero su grado de acercamiento a una perfección es tal que los esconde de forma magistral. Lo mejor de él es que se reinventa de una jornada a otra, partido a partido, de tal manera que hay un mejor Messi siempre que el Messi que vimos la semana pasada.

El futbolista perfecto no existe. Lo que existe es Lionel Messi, un hombre que sin el balón en los pies y sin la adrenalina corriendo por sus venas, parece un tipo común y corriente, aburrido de la vida, distraído, imperturbable, indolente. Quién iba a decir que el simple silbatazo del árbitro lo transforma en un ser todopoderoso de la cancha, al que los rivales, primero temen, luego respetan y más tarde admiran. En el orden que usted quiera, esos fenómenos ocurren; yo lo acabó de ver, estaba fijo, el sábado, en la mirada de cada uno de los jugadores del Sevilla, cuando habían hecho un enorme esfuerzo para ofrecer su mejor demostración de la temporada y se les apareció el '10' del Barcelona. El marcador en el Sánchez Pizjuán tenía los rastros típicos del paso de una tormenta llamada Lionel Messi.

Y hay otras muchas ocasiones donde confunde los síntomas del juego. No hace dudar sobre las viejas teorías del trabajo en equipo, del futbol asociado. No, parece que él puede hacerlo solo, que esta muy por encima de las condiciones de sus compañeros, de los rivales y que nada es capaz de detenerlo.

Otra faceta de su personalidad quedó ejemplificada el miércoles en el Bernabéu, cuando le cedió el balón a Luis Suárez para que cobrará el penalti que certificaba el pase a la Final de la Copa del Rey, dejando en claro que no existe en él ningún rasgo de envidia o codicia que siempre es parte del carácter de los grandes futbolistas. Sabe cuándo aparecer bajo los reflectores o cuándo ocultarse tras bambalinas.

Hace no mucho tiempo, Pelé, el semidiós con el que muchos de nosotros nacimos y crecimos, afirmaba que a Messi le faltaban argumentos como futbolista. "Sólo patea con una pierna, tiene un regate y no cabecea bien". Increíble, pero a Edson Arantes podemos y debemos perdonarle cualquier exageración o exabrupto, incluso un episodio de envidia es posible en el brasileño. Lo mismo cuando Maradona dijo que es un futbolista que necesita ir al baño muchas veces antes de un partido, como dando a entender que había cierta falta de personalidad o entereza mental en Messi. También podemos comprender qué pasa por la cabeza (las neuronas que se mantienen vivas a pesar de la alta ingesta de benzoilmetilecgonina) del superastro argentino. Ni Pelé ni Maradona están listos para entender y sobre todo para aceptar que hay un futbolista mejor que ellos, no sólo en lo que hace dentro de la cancha, también en lo que significa fuera de ella. Y a su alrededor prevalecen los defensores del "santo grial futbolístico" que lo niegan y cuidan la historia por no entregarse a lo que este jugador pregona.

Hemos buscado muchas explicaciones, quizá con el único fin de probar que lo que vemos no es un espejismo: que si es su velocidad, su fuerza, su reacción y hasta la rapidez con la que piensa y ejecuta. Hay muchos intentos por explicar las razones de su juego. La versión final sigue confusa. Hay quienes creemos que el futbol no estaba listo.

El futbolista perfecto no existe, pero está Messi, para recordarnos cada fin de semana o cada tercer día que la capacidad del futbolista es infinita y que el éxito, la gloria, la fama, el dinero no tiene por qué ser un sinónimo de
desorden o de escándalo. El futbolista perfecto no existe, está Messi, el hombre, el ser humano, aunque muchas veces me he preguntado (viéndole en la televisión) si no se trata de un extraterrestre que descendió de una nave de alguna parte del Área 51.

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