Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

"Depuración"

2019-06-14 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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Ese es el término que utiliza el futbol mexicano para justificar los “tejes y manejes” que han sido parte de la última época. Una “depuración” que hacen los, aparentemente, “puros”, sobre los también, presumiblemente, “impuros”. Todo ello con una característica esencial propia de este futbol: la poca transparencia.

Vender una franquicia y mudarla de sede a poco más de 30 días del inicio de un nuevo campeonato, mantener al Veracruz en la Primera División con un pago de 6 millones de dólares son parte de las prácticas que siguen restándole credibilidad a la manera en la cual se administra este futbol. Los directivos siguen protegiendo el negocio, pero parecen lejos de ofrecer respuestas sobre el precario nivel futbolístico que tuvo la Liguilla del reciente torneo, del fracaso inobjetable de la Selección Juvenil en el Mundial Sub 20 -perdió sus tres partidos en Polonia-, a la eliminación de la Selección Sub 22 del torneo Esperanzas de Toulon y hasta de la ausencia que ha tenido el futbol mexicano del gran evento del año futbolístico, que es, sin duda, el Mundial Femenil de la FIFA, en Francia.

Las grandes noticias del receso futbolístico mexicano han corrido a cargo de clubes rezagados en la tabla general. Enrique Bonilla, presidente de la Liga MX, ha dicho que está cuidando que los clubes tengan capacidad financiera para responderle a los jugadores y empleados, y que estén jurídicamente bien establecidos, pero... ¿y quién cuida el nivel futbolístico? Nadie.

Del otro lado de la cancha, se quedaron esperando muchas cosas. Por ejemplo, una reducción en el límite de futbolistas extranjeros que actúan en la Liga, un aumento en los requisitos para poder jugar como foráneo en México y hasta una revisión clara y concienzuda sobre el trabajo y hasta la responsabilidad de los clubes para con sus fuerzas básicas. Todo ello, nuevamente, se ha quedado a la orilla.

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Y ahora lo único que parece existir en “el radar” del futbol mexicano es que la Selección mayor tenga una Copa Oro triunfante que sirva, a su vez, para alimentar aún más el negocio que significa. La parte deportiva de la Copa es decadente: Cuba, Martinica y Canadá, y lo que puedan ofrecer, más adelante, Estados Unidos, Costa Rica, Panamá y quizá Honduras. Yo no soy muy optimista sobre el nivel que pueda generar esta Copa.

“Es parte de una depuración”, dijo Bonilla el miércoles por la noche en el programa Futbol Picante de ESPN. ¿Una depuración? Sí, puedo imaginarme que se trata de “limpiar” al futbol mexicano de todas las impurezas que ha tenido al margen y también mezclado con un país severamente castigado por el crimen organizado y la grave degradación que la corrupción ha generado en la mayor parte de sus instituciones públicas y privadas. El futbol era o es una víctima propicia para mantener actividades al margen de la ley. En ese sentido, los esfuerzos podrían parecer bien orientados, pero hay, como siempre, una nube borrascosa que se interpone entre la transparencia y la ilegalidad del futbol mexicano. Ahí no sabemos si los pasos se dan de forma acertada para interponerse a lo ilícito o simplemente se defiende el feudo de un de un poder que significa intereses y un lucrativo negocio.

Nada nuevo en el futbol mexicano. Cuidar los dineros está por encima de cualquier interés deportivo. No existe un equilibrio, un contrapeso que nos conduzca a una armonía siempre necesaria en cualquier actividad. Ellos -los dirigentes- están “limpiando” o “depurando” la casa, pero lo hacen de manera tan sigilosa y obscura que, muchas veces, no sabemos de qué lado de la cancha juegan y hacía que portería tiran.

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