“Cuando el futbol les vale madre”

Me gustaría entender al futbol mexicano, pero mientras más lo conozco, menos lo entiendo. Tampoco soy un idiota -aunque a veces pongo esa cara- para darme una idea de que están cuidando el negocio y que el futbol, dicho como hay que decirlo, les “vale madre”.

En la última asamblea, se abolió el descenso. En la asamblea de mayo, se planea legalizar la multipropiedad. Se definió un presidente de Federación por “dedazo” y se persiguió de manera atroz a un dirigente -Jesús Martínez- que, con sus virtudes y defectos, ha impulsado una apertura en la industria. Todas las decisiones que se toman parecen apegadas a un sentido comercial y nunca futbolístico. Estamos retrocediendo en el futbol. Estamos volviendo al pasado, cuando el país y el mundo nos incitan a pensar y actuar diferente, el futbol mexicano permanece, atorado y acorralado, en su retrospectiva.

¿Abolir el descenso? Es sólo una forma de atraer la mediocridad a una Liga que siempre se mantiene en la disyuntiva de su competitividad o de su irregularidad. No hay ningún beneficio deportivo con la decisión. Algunos equipos -los que pueden hacerlo- se “tirarán sobre la hamaca” con la tranquilidad de que su inversión -el valor de su franquicia- no se depreciará por más malos que sean y se truncará, al mismo tiempo, el desarrollo de nuevas plazas, de dineros distintos y de una expansión hacia nuevos mercados que debe ser posible en cualquier empresa que busque la modernidad. Abolir el descenso es una manera de frenar la competitividad deportiva en el futbol mexicano.

¿Legalizar la multipropiedad? Increíble. El futbol mexicano es capaz de transformar las leyes y las reglamentaciones y adecuarlas a lo que mejor les conviene. ¿En qué clase de mercado claro, transparente, justo se permite que dos equipos del mismo dueño jueguen en la misma Liga? En México, donde la ilegalidad se transforma en legalidad después de una asamblea de propietarios. Ya hemos conocido de ejemplos puntuales de cómo la multipropiedad puede llegar a afectar la parte más sagrada del juego: su credibilidad. Parece que por hacer dinero y no ponerlo en riesgo, los dueños de equipos están dispuestos a vivir en un mundo de ilegalidad.

¿El dedazo? Así fue, ni más ni menos. Decio de María se había desgastado mucho tras “la tormenta” de octubre del año pasado, cuando se sugirió la posibilidad de licitar -una palabra (licitar) que el “régimen” que manda en el futbol mexicano no conoce- los contratos de derechos de televisión y comercialización de la Selección Mexicana. Está claro que Decio no salió bien parado de esa situación y que, ante la duda, el mismo grupo o empresa que ha mandado en el futbol mexicano en los últimos 50 años decidió no esperar más y nombrar a un sucesor. ¿Quién es el sucesor? Un hombre procedente de sus filas -para no variar, como lo fue el propio Decio y antes Justino Compeán-. Yon de Luisa, un ejecutivo de la televisión, nombrado a dedazo por ya sabe usted quién (no es un eslogan de campaña política).

¿La persecución a Jesús Martínez? Ha sido despiadada. Primero, los reportajes que se presentaban, a manera de campaña, en Canal 2 cada fin de semana. Y que quizá revelaban parte de la verdad -como ha ocurrido en otros muchos casos en el futbol mexicano donde esta involucrada la misma empresa que ahora intenta descubrir la relación entre gobiernos y futbol-. Pero era sin duda una “cacería” para destruir al hombre y al Grupo (Pachuca) que ha dado los pasos más importantes para abrir el mercado de futbol desde los días de Emilio Maurer -otro “perseguido”, que terminó en prisión gracias a ese acosamiento-. Lo de Martínez ha sido insultante. Hasta el hecho de amenazarle con quitarle -antes de la idea de legalizar la multipropiedad- al León (que legalmente pertenece a su hijo). Jesús ha sido satanizado y exhibido, por el hecho de que en su momento decidió llevarse a sus equipos de la TV abierta a otra televisora (FOX) y que alteraron el tabulador de pagos por derecho de televisión en el futbol mexicano. Jesús Martínez, nos guste o no, provocó los cambios más importantes en más de 50 años de futbol, profesional en nuestro país. Hoy, es, para “el régimen” y para aquellos que siguen al “régimen”, un “villano” al que hay que aplastar.

Los intereses comerciales, los negocios -que han escalado con el paso del tiempo- se han apoderado del panorama. Hoy, bajo el lema ”por el bien del futbol” están tomando decisiones que se significan en un retroceso dramático a los intereses futbolísticos. Ellos están cuidando el dinero, no el futbol… El futbol le “vales madre”.