VAR o no VAR, esa es la cuestión

¿El cabezazo de Triverio fue gol o no? para mí sí, pero para los árbitros no. Al final, la historia está cantada: Chivas es líder del campeonato, pero no sólo por una pelota que sigue dejando miles de dudas para muchos que no saben a bien jugársela por un vaticinio, apegados a que ninguna toma deja en clara evidencia que es gol o que no los es, más allá de que el mismo Gudiño la metió aún más en su desesperación de sacarla pegada al palo.

Guadalajara es líder porque anoche contra un equipo serio, sin deslumbrar, fue mejor y trató de buscar más el arco rival a diferencia de un Toluca que quizá en jornadas futuras presente con sus refuerzos de lujo un rostro más agresivo.

El Rebaño sin ser un sol juega y toca la pelota sin cansarse, descansan siempre en Beltrán y saben que el desequilibrio lo pondrá Brizuela. Vega todavía no tiene protagonismo en el área, pero sacrifica su posición de goleador para que Pulido pueda lucir más y sea productivo.

La llegada de Molina hasta el momento es extraordinaria y tapa pelotas en su área con dirección venenosa de gol y también se da tiempo de distribuir en la mediacancha para que los que más saben con la bola luzcan.

El equipo de Cardozo es ligero y veloz con la pelota, distribuye bien los espacios y propone juego arriba. Va caminando el club rojiblanco y hoy mira a todos desde lo más alto.

Los Diablos por el momento son dependientes de un chispazo individual, porque generación que termine con balón en el área para el '9', no tuvo, salvo la que hicieron en la del polémico cabezazo de Triverio.

Toluca puede cambiar mucho cuando los refuerzos caigan en la cancha, ahí podría ser un equipo muy peligroso para cualquiera y Cristante estará obligado, sí o sí, a atacar en cualquier cancha.

Por el momento, Chivas intenta madurar su proyecto, mientras que los Rojos lo siguen construyendo en el pizarrón.

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La polémica del gol-no gol del VAR fue mal manejada porque el árbitro y asistente dieron la anotación, y si desde el 'cuchitril' no existe evidencia contundente, se deben de quedar con la decisión original del réferi que, ciegamente, creyó en lo que dijeron desde la cabina, donde le afirmaron que la jugada era concisa y sin objeción a la duda.

El procedimiento fue tedioso y terminó siendo una amarga anécdota que le quitó fluidez al ritmo de un partido que crecía y tergiversó el final de un encuentro que se fue diluyendo en patadas, discusiones y pérdida de tiempo.

Una pena total, porque estábamos observando un choque intenso con dos protagonistas jugando a su estilo y al final acabamos discutiendo un pelota que coqueteó con la línea de gol en donde el sistema de justicia no dejó contento a nadie.