Todo cambia, nada cambia

Cruz Azul es un polvorín dirigencial y la única forma de amainar ligeramente este presente ardiente en La Noria es sacando puntos en la cancha, pero para ello el equipo necesita juego y eso no se recupera tan fácil y menos 
cuando cambiaron la dirección técnica.

Siboldi toma las riendas de un club al que le conoce la entraña, de hecho, y por un acto de la 'casualidad', ahora nada ha cambiado como cuando un día llegó a ser contratado como futbolista de este club. Ahí están las mismas caras con las mismas mañas.

Robert Dante, quizá no se asuste más de torbellinos en el escritorio cuando viene de vivir de cerca la hecatombe que es el Veracruz. Coincidencia que sea ante ese cuadro con el que debute en su reto más grande como entrenador.

En el papel, el Azul, con todo y su desorden, debería obtener los tres puntos en el Puerto, el tema es que si  por cualquier motivo no llega a ganar,la brasa arderá como nunca antes en una institución que se empeña en seguir sorprendiéndonos, cuando se pensaba que nada podría estar peor con respecto a sus intenciones y obligaciones de protagonismo en una Liga donde invierte mucho dinero sin lograr el objetivo trazado hace rato.

El nuevo técnico, como se acostumbra, aplicó el trillado discurso de: “veo bien al grupo, todos están motivados y hoy se abre la posibilidad para que cualquiera se muestre y juegue”.

Sin Ricardo Peláez al mando, situación que convulsionó por demás a la grada cementera, las decisiones  futbolísticas recaerán nuevamente en la vieja y turbia guardia que tienehundida en la mediocridad a tan popular entidad futbolística, claro, maquillada por la incorporación de manera definitiva y abierta de un  heredero de los Álvarez como lo esRobin, quien buscará mantener el poder del equipo en perpetuidad.

En Cruz Azul parece que todo cambia, pero en realidad no cambia nada. Más vale que el equipo sume de a tres hoy en Veracruz, porque de no  lograrlo, “agárrate Catalina, porqueeste dolor no se cura ni con morfina”.