Redención

Ricardo Peláez, en conferencia de prensa a horas de que Chivas debute contra Juárez, no dijo que el objetivo de Guadalajara sea salir campeón, pero sí pelear por ello.

Sutilezas mínimas utilizadas por un viejo lobo de mar que no quiere quemar muy rápido los hechos con palabras, hasta no ver al equipo verdaderamente desempeñarse en el campo de juego.

Sí advirtió que la Liguilla es una obligación, faltaba más; sin embargo, garantizar vuelta olímpica en un torneo de millonarios donde los cuadros del norte llevan mano y años de protagonismo continuo, pues es ligeramente arriesgado incluso para un equipo que invirtió un dineral como el conjunto tapatío, pero que nadie sabe a ciencia cierta si lo adquirido era lo necesario para el esquema táctico de Tena o fue un acto de poder y lucimiento ante la propia Liga para demostrar viabilidad y estabilidad dentro de las instalaciones de Verde Valle.

Raro también fue que Luis Fernando se diera un tiempo, a nada del inicio del campeonato, en hablar de la vigencia de su contrato y en la que aseguró que le gustaría no sólo cumplir con el año y medio firmado, sino de seguir ligado por más tiempo al club, pero...“ ya saben cómo es la vida de los técnicos”, lanzó el último entrenador capaz de sacar campeón de Liga al Cruz Azul y ganador de la medalla de oro olímpica del 2012.

Quizás era innecesario que tocara ese punto que ya es sabido por todos, el asunto es que lo hizo cuando ni siquiera la pelota rodó. Extraño.

Por lo pronto, Chivas y su nación se ilusionan otra vez, para adelante hay mucho a donde crecer y creer porque peor que lo que se hizo hasta hace poco tiempo es casi imposible de repetir.

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