Pez gordo

No conozco mucho en lo personal a Ricardo Peláez, pero creo saber lo suficiente de él dentro de este negocio llamado futbol. Como cualquier otro personaje de esta tragicomedia en la que vivimos diariamente dentro del escenario de la Liga MX y la Femexfut, Peláez es un hombre complejo con un carácter bastante recio. No suele guardarse mucho sus pensamientos y aunque cada día busca ser más cuidadoso con ellos, sobre todo cuando enfrenta a la prensa, la sangre de vez en cuando lo traiciona y suelta sus ideas sin miramientos. Cosa que aplaudo.

Como cualquiera tiene una enorme cantidad de seguidores, bien ganados por su trabajo como dirigente (de futbolista basta decir que sus números en Necaxa lo avalan y su trayectoria en Selección lo consolidan) y algunos detractores bien marcados en el medio, a los cuales él conoce a la perfección y con quienes en su mayoría podría solventar diferencias si un día se sentara a tomar un café y charlara con autocrítica y exposición franca de ideas. Pero eso, en realidad, es un asunto más particular que general y se necesitan dos partes para arreglar civilizadamente puntos de vista encontrados.

Sobre lo estrictamente público Peláez se ha convertido para muchos presidentes de clubes en el bálsamo deseado para solventar a corto y en la medida de lo posible a mediano plazo, las necesidades primarias de equipos populares dentro de nuestro campeonato.

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Clubes con políticas internas dispares, pero con necesidad urgente y eterna de protagonismo se lo pelean cada vez que deja de trabajar y ahora fue Guadalajara quien le lanzó la caña al pez más gordo del mercado.

Su pasado americanista debería importar nada incluso para aquellos puristas que quizás olvidaron que fue el mismo símbolo del Necaxa quien llegó a sus filas como jugador cuando en sus incipientes inicios como futbolista anunciaba hamburguesas en la televisión con la camiseta de la Águilas.

Así que ese verso está desgastado, fuera de tono, porque al que contratan es a un profesional del juego y no a un porrista con tatuajes de equipo 'alma máter'.

Peláez peleará, seguro lo habrá hecho antes de firmar, para que en la medida de lo posible sólo reciba puntos de vista por parte del presidente del club como le pasó en Coapa y no instrucciones como ya empezaba a pasarle en La Noria.

Acostumbrado a manejar equipos con vestidores complejos y aficiones pesadas, Peláez es lo mejor que le podría pasar a Chivas, el único asunto acá es que necesita urgentemente que las inferiores del club poco a poco suelten más talento para nutrir al primer equipo porque de lo contrario tanto dinero como en otros clubes no tendrá para gastar plata en seleccionados nacionales.

La ventaja que tiene es que hoy Chivas vive en el hoyo y nadie en su sano juicio puede pedirle campeonatos cuando lo que necesitan es un resurgimiento incluso de identidad. Ahí Peláez ya va ganando, porque el asunto de pelear el descenso, ya sabemos bien que en México es puro verso y más para un club con la importancia que representa Chivas en las oficinas de la Femexfut y la Liga MX.