La historia sin fin

El futbol mexicano, desde hace algunos lustros, adoptó, en la posibilidad de sus finanzas, el modelo de los gigantes europeos de comprar de manera compulsiva cada torneo a lo mejor disponible en el mercado, sin importar que se genere disparidad o la inflación en la competencia.

Allá no se trata mucho de generar jugadores desde inferiores, sino de adquirirlos hechos y explotarlos, buscando los máximos objetivos de manera inmediata.

No hay tiempo, pero sobra plata y el asunto es ganar ya. En México, existen varios equipos que se manejan de esa manera y son muy pocos los ejemplos, como es lógico, que terminan siendo exitosos.

Hoy, la Liga MX tiene específicamente a dos clubes que llevan este formato y han encontrado el protagonismo continuo que no tenían hace unas décadas atrás y, por ende, el triunfo. Los dos son de Nuevo León y se han colocado en la conversación constante del balompié azteca incomodando a varios, aunque muchos por ego se nieguen a aceptarlo.

Guste o no, el sistema que utilizan los millonarios del norte son los equipos que marcan tendencia y provocan escozor, sobre todo en los cuadros populares del país a los que en más de una oportunidad han dejado en la orilla en etapas definitorias.

Tigres y Monterrey son el parámetro del futbol nacional y no se ve quiénes y cuándo puedan cambiar esta tendencia porque moda dejaron de serlo hace mucho tiempo.