Opinión

Christian Martinoli

Uno de los mejores cronistas deportivos en México, trabaja para TV Azteca y ha colaborado con RÉCORD desde 2010.

La cabeza de José Saturnino

2018-08-14 | Christian Martinoli
CHRISTIAN MARTINOLI
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Clasificar a Querétaro a una Liguilla no es poca cosa en el futbol mexicano, tanto por los antecedentes macabros de varias escuadras que han pisado aquella plaza, como por los complejos proyectos que se han montado en La Corregidora.

Fue José Saturnino Cardozo quien le enseñó a la fiel afición queretana que también se podía gozar del juego y no sólo aspirar con mantener la franquicia en Primera División.

Dicho logro fue lo que terminó en su momento por convencer a la directiva del Toluca en llevar al hijo pródigo de regreso a casa.

Y es que aunque el nombre de José en la Bombonera es cosa sagrada, no le bastaron tres Semifinales en dos años para seguir al frente de los Diablos; y es que quizá su pecado, vaya paradoja, era también llamarse Cardozo, y por más que sus equipos eran regulares y competían nunca jugaron como lo hacía Saturnino y ahí el crédito increíblemente se le esfumó.

Sin embargo, su apellido y cartera como técnico claramente iban para arriba, pero quizá la necesidad de mantenerse en la palestra no le dieron la calma suficiente para esperar mejores cartas de trabajo y fue así que Cardozo se embarcó sin necesidad en clubes a la deriva con situaciones del alto riesgo y en donde el tiempo era lo menos que tendría.

Agarrar Jaguares, Puebla y Veracruz no fueron buenas apuestas y todo el prestigio como DT construido en Toluca lo desmoronó en menos de tres torneos.

José, rápidamente, se enlistó en la zona de entrenadores de bajo presupuesto. Su trayectoria vino automáticamente a la baja y puso el listón para cualquier oferta.

Sorpresiva fue su vuelta al balompié azteca. Claro, regresó con un grande, pero con una interna muy compleja y de difícil situación escapatoria a corto plazo.

Llegar después de los logros de Almeyda y ver cómo se fue el argentino de Chivas, era una alarma suficiente como para pensarla dos veces; no obstante, la importancia de la institución le ganaron a la razón de la actualidad y por eso hoy Cardozo está metido dentro de una escuadra que no levanta y vive horas difíciles en lo económico.

Los resultados se siguen alejando desde las últimas fechas dirigidas por Matías, y José todavía no le encuentra la vuelta a un equipo que arde por varios frentes.

Viejo lobo de mar es Cardozo en esto del futbol, él mejor que nadie sabe con quién se enfrenta a la hora de dialogar y negociar decisiones importantes en el equipo más popular del país; nadie mejor que él para reconocer que si Higuera sale a respaldarlo públicamente es que le queda muy poco tiempo para salvar su cabeza.

A la vieja usanza de Vergara, esos tiempos que parecían olvidados, da la impresión que están de vuelta.

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