Opinión

Christian Martinoli

Uno de los mejores cronistas deportivos en México, trabaja para TV Azteca y ha colaborado con RÉCORD desde 2010.

Fuerza, Pablo

2019-01-31 | Christian Martinoli
CHRISTIAN MARTINOLI
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En los últimos 40 años dentro del futbol mexicano, sólo Jorge Campos pudo superar en cualidades bajo los tres palos y el manejo del área al gran Pablo Larios.

El arquero nacido en Zacatepec, en la cancha fue un acróbata repleto de elasticidad y reflejos. Volador entrañable, de esos que hoy se extrañan, Larios, iba de palo en palo tapando cualquiera de los cuatro ángulos sin rubor alguno y enorme efectividad.

Dueño de una personalidad recia, hecho a la antigua y de códigos de vestidor duros, sobre todo cuando se trataba de establecer contacto con los jóvenes emergentes en la Primera División.

“Larios, el mejor”, es lo que siempre dice Campos sobre uno de sus ídolos del arco. El “Inmortal” reconoce que todo lo que sabía del juego aéreo y los tiempos en las salidas se lo aprendió al correoso morelense.

“Cuando llegué a la Selección ahí estaba Larios, quien me dijo: ‘Entonces tú eres el pinche chamaco que me va a quitar el puesto’”, recuerda el colorido portero del Plan de los Amates.

Mundialista en el 86, perdió la oportunidad de su vida, como tantos otros talentos de la época, de jugar en su máximo nivel para Italia 90 por aquel problema de los 'cachirules' que le quitó a México la opción de calificar a la Copa del Mundo.

Larios es recordado con cariño en Cruz Azul; es una deidad en Puebla y supo como veterano arañar el título de Liga también con el colorido Toros Neza de Enrique Meza, Mohamed y compañía.

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La vida ha sido dura con Pablo una vez que el futbol se terminó.

Problemas de salud lo han atormentado y hoy uno de éstos lo tiene luchando por su vida. El tesón, resistencia y temperamento que algún día lo hicieron un gigante del balompié azteca, hoy deben hacerlo resurgir de las cenizas.

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