Opinión

Christian Martinoli

Uno de los mejores cronistas deportivos en México, trabaja para TV Azteca y ha colaborado con RÉCORD desde 2010.

Ferrari rojo

2019-02-05 | Christian Martinoli
CHRISTIAN MARTINOLI
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La discreta dirigencia del Toluca se soltó el pelo como pocas veces lo ha hecho y desde la cartera intentó competir como lo obliga una Liga polarizada por el dinero. Es difícil recordar en los últimos años un esfuerzo de tal magnitud para regresar al Diablo a los primeros planos desde el escritorio y la caja fuerte.

Cierto es que los refuerzos apenas vienen llegando y se debe esperar a una natural adaptación al balompié local; sin embargo, el equipo viene bajando desde aquella polémica decisión del VAR frente a Chivas.

Cristante, una gloria eterna del Deportivo, sigue buscando su estilo como técnico y hasta ahora lo único que ha logrado afianzar con regularidad es la costumbre del reclamo constante que lo convierte ya en el entrenador más expulsado del futbol azteca.

Hernán defiende con estadísticas porcentuales su estadía en un club que le exige campeonatos, porque pocos como él saben las prioridades y necesidades del Toluca.

La llegada de las caras nuevas conforman un plantel vasto en ataque y muy redondo en términos generales, por ende, en el peor de los casos, para la fecha 10 del torneo este equipo debería estar caminando como reloj en busca del título.

Los hombres que vinieron son en su mayoría figuras que cualquier otro conjunto nacional querría en su plantilla; por tal motivo, Rolando Hernán es y será el único responsable de que esto camine o fracase.

Por el momento su obligación es que los nuevos jueguen más tiempo juntos y sobre todo, que solucione de tajo y sin miramientos un problema de índole interno entre dos de sus delanteros (elementos que ya estaban desde la temporada pasada). Toluca no se puede permitir con la nómina que tiene, poseer un conato de división de vestuario si busca ser protagonista de la Liga MX.

A Cristante le dieron un Ferrari y es normal que al inicio no sepa encontrarle los ritmos a semejante máquina. Le queda poco tiempo para serenarse como conductor y echar andar el vehículo de lujo que le trajeron, porque de lo contrario le pueden arrancar la licencia en cualquier momento antes de que siga chocando al 'Cavallino Rampante'. 

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